10. ODA A TED[31]

Bajo el crujido de la bota de mi hombre

brotan verdes retoños de avena;

él pone nombre a un avefría, hace que los conejos salgan

huyendo en estampida, a todo correr

hacia un seto decorado con zarzamoras;

él acecha al zorro rojo y a la astuta comadreja.

Esos montículos de marga los dejan los topos

cuando hurgan en busca de gusanos —afirma—,

los topos, que tienen la piel azul; tras coger un sílex

protuberante, laminado de yeso, él lo parte

con una piedra; los colores desollados maduran

abundantes, marrones, insólitos bajo el resplandor del sol.

Con sólo mirarlas, él fecunda las tierras liegas:

los campos roturados como con los dedos

echan tallos, hojas, frutos con corazón de esmeralda;

los granos resplandecientes, que tan raramente brotan,

él los fuerza a abrirse a su antojo temprano;

A petición de su fuerte y leal mano, los pájaros construyen.

Las palomas torcaces se posan a gusto en su soto,

incuban canciones que se acoplan al modo

en que él camina; ¡cómo no va a estar contenta

la mujer de este Adán

cuando toda la tierra, respondiendo a su llamada,

brinca de alegría, ensalzando la sangre de semejante hombre!

12 de abril de 1956