Entre los tejados color naranja
y los cañones de las chimeneas
se desliza la niebla de los pantanos,
gris como las ratas,
mientras en la rama alunarada
del sicómoro
dos grajos se encorvan negros,
brillan oscuramente,
aguardando la noche,
con su mirada de absenta
apuntada a la solitaria, rezagada
figura que pasea.