4. CAMPESINOS[22]

1° de mayo[23]: llegaron dos a una braña de esta guisa:

“Un prado repleto de margaritas”, dijeron a la vez,

Como si fueran uno; así que buscaron dónde tumbarse,

Saltando la cerca de púas, cruzando entre un rebaño de vacas marrones.

“Ojalá no haya ningún campesino beldando”, dijo ella;

“Y que el alba nos proteja”, añadió él.

Junto a un matorral de endrinos, un puñado de flores,

Tiraron sus abrigos, se acostaron en el verde.

Abajo: un estanque de agua quieta;

A través: la colina de punzantes ortigas;

Luego, a la fuerza, el ganado pastando mudo;

Encima: nube blanca, aire blanco con hojas espectrales.

Durante toda la tarde, estos amantes yacieron juntos

Hasta que el sol pasó de cálido a pálido,

Y el dulce viento cambió de aire, sopló dañino:

Las crueles ortigas le picaron a ella en los tobillos desnudos.

Triste, y aún más enfadado, porque la tierna piel

Hubiese aceptado una herida tan vil,

El pisoteó y aplastó los tallos contra la tierra

Que había lastimado a su querida moza.

Y ahí va ahora, por su recto y justo camino,

Decidido, por su honor, a marcharse,

Mientras ella se queda ardiendo, rodeada de veneno,

Aguardando a que se le pase ese otro escozor más intenso.