La llamada «presa de Cleopatra» es una técnica sexual consistente en comprimir y liberar alternativamente el pene con los músculos de la vagina en el transcurso del coito[601]. La experta Valérie Tasso opina que esta acción equivale a masturbarlo o «vagiturbarlo»[602].
Hemos de suponer que, en su origen, este mecanismo permitía a la monilla retener al mono más atractivo (y genéticamente idóneo para padre de sus hijos) hasta extraerle todo el jugo.
La presa de Cleopatra es una habilidad bastante frecuente en las mujeres orientales (muchas de las cuales, especialmente las prostitutas, se ejercitan con bolas chinas[603]), pero al parecer escasea entre las mujeres occidentales, que suelen tener ese músculo inactivo o vago.
Prostituta abisinia (hacia 1920).
Cuando el rey Eduardo VIII abdicó de la corona inglesa en 1937 para unirse a la señora Simpson, los ingleses atribuyeron el encalabrinamiento de su rey a la presa de Cleopatra o Cleopatra’s grip[604] que le practicaba la americana. Parecía la única explicación plausible, ya que la dama en cuestión les parecía desasistida de encantos: mayor que él, huesuda, fea y divorciada[605].
También se atribuyó a Evita Perón cierta maestría en la ejecución de la presa de Cleopatra. Aseguran que después de experimentar sus efectos, en las espesas siestas australes, el general no sabía negarle nada.
Eduardo y la señora Simpson.