G…, 13 de julio de 2004

Querida Julia:

Ya comprendo que estés tan interesada en el caso porque se está poniendo al rojo. Ayer noche me fui a cenar con el periodista del que te hablé. Pensaba interrogarlo, pero se puso audaz y me invitó a cenar, así que lo interrogué, pero en el restaurante del puerto deportivo. Luego Quintero casi me echa una bronca porque la verdad es que estuve confiada y es cierto que un periodista mata por una noticia; no sé, me confié y hablamos de tú a tú. Bueno, el caso es que de pronto nos dimos cuenta de un detalle que se nos había escapado a todos y la investigación va a pegar un giro de ciento ochenta grados; de hecho, lo ha pegado ya porque tengo a mis hombres batiendo los dominios de las tres familias implicadas. Entiéndeme: no digo que estén implicadas en el asunto sino que empiezo a tener indicios de que ha habido algo semejante a una conspiración. Indicios que tú llamarías intuiciones, o sea, que voy por buen camino. El periodista se llama Javier Goitia y no está mal, un tío flaco de mediana edad con buena pinta, que parece más leído que la mayoría de los que he conocido; también más listo, de manera que voy a hacer caso a Quintero y soltar sólo lo imprescindible para seguir contando con él porque se ha estado moviendo y parece bueno en lo suyo. En fin, ya veremos. Lo que se me está metiendo dentro es la historia de Concepción Ares. Es una mujer intrigante: guapa, pero modosa; sufrida, pero también resistente; dicen que fría y, sin embargo, por detalles que vi en la casa, me pareció capaz de afecto; tiene (perdón, tenía) una relación rara con la familia, como un verso suelto, yo creo que desamparada; frustrada por su imposible maternidad y, con todo, yo siento en ella, en su figura, ahora que voy sabiendo algo de lo poco que se trasluce por un lado y por otro, una necesidad de ternura que me conmueve. No me preguntes por qué, esto sí que es intuición pura, pero como no puede ser sólo pura ha de provenir de algo que yo he captado y me parece que, en cuanto sepa lo que es, el caso se va a iluminar y mucho.

Te sigo echando de menos. ¡Lo bien que podríamos estar pasándolo con todo este lío! Así es la vida, milonguita, flor de noche y de placer, flor de lujo y cabaret. (Es broma).

Mil besos,

MARIANA