G…, 7 de julio de 2004
Mi querida y añorada Julia:
Ahora sí que te echo de menos. No te puedes imaginar el caso que me ha caído encima. ¿Recuerdas que te comenté de una mujer violada que se había tirado por el balcón de su casa? ¿Y de una hipotética violación en un pasaje donde un tipo se enfrentó al presunto violador mientras la mujer desaparecía del escenario del delito? Pues no te lo vas a creer: la mujer agredida es la misma. Dos asuntos que no tenían nada que ver y lo que es el azar. Ya te puedes imaginar cómo lamento no poder comentarlo contigo.
Esto me hace pensar que el periodista va a tener razón en su denuncia. Lo malo es que, al no haber cuerpo del delito, la acusación contra el otro se apoya sólo en su palabra porque a nadie se le ocurrió, en medio de la confusión de la pelea y la no menos confusa denuncia, buscar indicios en el cuerpo o la ropa del presunto agresor. Ahora dice que mandó su traje al tinte por el estado en que quedó tras la pelea con el periodista, mira qué oportuno. La mujer, al huir, recogió toda su ropa y luego se deshizo de ella en su casa; un desastre. Ella, no sé si te lo dije en mi correo anterior, se encerró en el baño y se lavó a fondo, pobre, imagínate, una mujer de moral católica a machamartillo con ese trauma.
Al tal Goitia tengo que imputarlo por una falta y al otro por un delito de violación. Goitia es periodista, de investigación, dice él; aunque, bueno, ya sabemos la clase de investigaciones que hace la mayor parte de los periódicos: limitarse a recoger denuncias anónimas de ciudadanos cabreados o vendedores de información, a menudo sin contrastar debidamente. De todas maneras, éste tiene otro aire y a lo mejor acaba siendo útil. Estoy segura de que va a investigar por su cuenta.
¿Te imaginas si estuvieras aquí y pudiéramos comentarlo a gusto? Con el conocimiento que tú tienes de la gente de esta ciudad seguro que le daríamos al caso una emoción extra. Al fin y al cabo, ya que mi oficio suele atraer tanta negrura y tan poca alegría sana, por lo menos tendríamos la ocasión de compartir una especie de novela policíaca.
Te tendré al tanto.
Todo mi cariño,
MARIANA