Tantas cosas han cambiado en los cinco años que transcurrieron desde que la primera edición de Diabetes Para Dummies fue escrita, que claramente se hacía necesaria una segunda edición. Quiero contarles sobre las nuevas medicinas (vea el Capítulo 10), los nuevos equipos para medir la glucosa (Capítulo 7) y las nuevas ideas acerca de la dieta y el ejercicio físico (Capítulos 8 y 9). También deseo compartir con ustedes información nueva sobre la diabetes en ciertos grupos étnicos (Capítulo 2), la diabetes en los niños (Capítulo 13), y los problemas que enfrentan las personas con diabetes en cuanto al trabajo y los seguros (Capítulo 15). En casi todos los capítulos hay algo nuevo, y en especial (obviamente) en el Capítulo 16, «Qué hay de nuevo en el cuidado de la diabetes».
Una nueva edición también me da la posibilidad de agradecer a las miles de personas que me comunicaron su gratitud por Diabetes Para Dummies. Ustedes me han hecho sentir gran satisfacción por haber escrito este libro. Compartieron sus historias conmigo y, al hacerlo, me permitieron reír y llorar con ustedes. Una de las mejores anécdotas es la de Andrea, de Canadá:
A mi hija de 3 años le diagnosticaron recientemente diabetes tipo uno. Han sido tiempos difíciles. Para ayudarnos, mi hermano y su esposa nos compraron su libro, Diabetes Para Dummies. Un día mi hija vio este libro de color amarillo brillante, y me preguntó qué estaba leyendo. Le respondí Diabetes Para Dummies. Tan pronto las palabras salieron de mis labios, lo lamenté. No quería que pensara que las personas tontas (dummies) padecían de diabetes, así que añadí: «Yo soy la tonta». Y sin perder un segundo me preguntó: «¿Y yo soy la diabetes?».
La historia no termina ahí. Hace unos días estaba descansando en el sofá. Ella me miró y me dijo: «Ya no quiero tener diabetes». Sintiéndome muy mal, le respondí: «Lo sé, mi amor. Yo tampoco quiero que tengas diabetes». Entonces le expliqué que ella padecería de diabetes durante toda su vida. Entonces, con una mirada de profunda preocupación, me preguntó: «¿Y tú vas a ser tonta durante toda tu vida?».
Aunque sea triste, creo que usted tiene la razón, debemos encontrar el humor en todo, de lo contrario, a estas alturas ya nos hubiéramos rendido.