Los investigadores estudian dos métodos para evitar la destrucción de las células productoras de insulina inyectadas en el organismo. El primer método consiste en inyectar células productoras de insulina cubiertas por una capa protectora. El segundo consiste en inyectar simultáneamente fármacos que previenen la destrucción autoinmune de las células que se inyectaron.
Células encapsuladas
Los científicos están investigando el uso de islotes pancreáticos microencapsulados —células productoras de insulina contenidas dentro de una cápsula protectora— en personas que necesitan insulina. La cápsula protectora evita que las células de los islotes sean destruidas por otras células del organismo.
Hasta ahora este enfoque no ha tenido mucho éxito. Aunque las células inyectadas producen insulina, terminan cubiertas por una capa de otras células, en un proceso que se conoce como fibrosis. Por consiguiente, la glucosa no puede entrar a la célula para desencadenar la producción y secreción de insulina y, al mismo tiempo, la insulina no puede salir.
Algunos estudios de microencapsulación practicados en animales han tenido éxito. En estos animales no se requiere de inmunosupresión, y la glucosa en la sangre permanece normal. No obstante, raras veces las células microencapsuladas funcionan por más de un año.
Células no encapsuladas, con inmunosupresión
Los resultados más prometedores en cuanto al trasplante de células productoras de insulina se han logrado en la Universidad de Alberta, en Edmonton, Canadá. Los investigadores de esa institución están usando nuevos fármacos para bloquear la destrucción autoinmune de las células de los islotes trasplantadas del páncreas de un donante. Los resultados de estos estudios no son perfectos: algunos pacientes siguen necesitando insulina después del trasplante, aunque en dosis más bajas. Aun así, las noticias son tan alentadoras que el National Institutes of Health de los Estados Unidos está financiando un estudio, para determinar si los resultados de la Universidad de Alberta se pueden duplicar en otros programas sobre la diabetes.
Los investigadores de Edmonton ya han realizado más de 91 trasplantes de células de los islotes en 48 pacientes con diabetes tipo 1. Ellos descubrieron que cuando las células se inyectan en el hígado, este deja de secretar glucagón, una sustancia que ayuda a evitar la hipoglucemia. Por lo tanto, están evaluando otros posibles sitios para administrar la inyección, entre ellos la cavidad abdominal. De los 48 pacientes, el 84 por ciento ya no necesita insulina, pero tiene que tomar inmunosupresores. Ninguno de los pacientes ha fallecido, aunque han presentado algunas complicaciones como hemorragias hepáticas que requirieron transfusiones de sangre (en el 11 por ciento de los pacientes), coágulos en las venas del hígado (2 por ciento), y aumento temporal de anomalías de la función hepática (49 por ciento).
Aún no se sabe si los demás centros de investigación lograrán repetir estos resultados, pero hasta el momento los trasplantes de las células de los islotes han requerido de más de una administración de células provenientes de más de un páncreas. Sin embargo, como el páncreas del donante se puede dividir en varios pedazos cuando se hace un trasplante de órgano, por el momento esta opción permite aprovechar mejor un páncreas disponible que el trasplante de las células de los islotes.
Cuando las células de los islotes funcionan bien, pueden ayudar a revertir complicaciones diabéticas como la enfermedad de los ojos y la enfermedad de la arteria coronaria. Al mismo tiempo, se reducen los altibajos en los niveles de glucosa. (Algunos especialistas consideran que incluso cuando la hemoglobina A1c se encuentra por debajo del 7 por ciento, las grandes fluctuaciones de los niveles de glucosa pueden provocar complicaciones).
Otro enfoque en cuanto a la obtención de células para trasplantes es el uso de células madre. Estas son células que aún no se han convertido en un tipo de célula con funciones específicas, como una célula del hígado, del corazón o del cerebro. Tal vez sea posible «entrenar» células madre para que produzcan insulina, y luego multiplicarlas y utilizarlas en lugar de las células de los islotes pancreáticos.