Uno de los tratamientos para la insuficiencia renal consiste en practicar un trasplante de riñón (vea el Capítulo 5). Si una persona que padece de diabetes necesita un trasplante de riñón, sería conveniente hacer al mismo tiempo un trasplante de páncreas, porque de todos modos este paciente va a necesitar inmunosupresores (sustancias químicas que previenen que el tejido extraño sea rechazado por el organismo).
Realizar ambos trasplantes simultáneamente ofrece muchas ventajas:
✔ El nuevo riñón se expone a niveles normales de glucosa.
✔ Cualquier complicación de la diabetes que ya esté presente, progresará más lentamente o incluso se detendrá.
✔ Mejora la calidad de vida de los pacientes que sufren de hipoglucemia, hiperglucemia o trastornos autonómicos (vea el Capítulo 5).
Para elegir al beneficiario de un trasplante es importante tener en cuenta algunos factores que pueden determinar el éxito o el fracaso del procedimiento. Los siguientes factores conspiran contra el éxito de un trasplante:
✔ Paciente de más de 45 años
✔ Endurecimiento de las arterias
✔ Insuficiencia cardiaca congestiva
✔ Obesidad
✔ Hepatitis C
Por lo tanto, un trasplante simultáneo de riñón y páncreas es una opción posible para una persona más joven que no tenga los factores de riesgo antes mencionados, o para un individuo que corre peligro de muerte por su incapacidad de detectar a tiempo la hipoglucemia, o cuya calidad de vida es precaria debido a que no puede controlar la diabetes. Los médicos realizan trasplantes de páncreas desde hace casi 40 años.