Las observaciones que aparecen en esta sección se refieren fundamentalmente a los niños con diabetes tipo 1, pues los niños con diabetes tipo 2 no pierden el control de la diabetes a tal grado.
Cualquier niño puede contraer las enfermedades propias de la infancia, pero la diabetes complica el cuidado de su hijo. Las enfermedades afectan la diabetes de formas diametralmente opuestas. Por ejemplo, las infecciones pueden incrementar la resistencia a la insulina y, en ese caso, la dosis normal de insulina no será adecuada. O pueden provocar náuseas y vómitos, por lo que la insulina podría desencadenar hipoglucemia. Por ese motivo, cuando su hijo está enfermo, debe medirle la glucosa cada dos a cuatro horas. Si el nivel de glucosa es superior a 250 mg/dl (13,9 mmol/l), debe inyectarle más cantidad de insulina de acción rápida (vea el Capítulo 10). Si es inferior a 250, debe proporcionarle más nutrientes que contengan carbohidratos.
También es importante que verifique la presencia de cetonas en la orina de su hijo una o dos veces al día (vea el Capítulo 7), especialmente si el nivel de glucosa es superior a 300 mg/dl. Si las cetonas están elevadas, debe informárselo al médico.
Mientras permanece enfermo, el niño debe tomar líquidos claros como té y refrescos. No le ofrezca leche, porque indispone el estómago. Si su hijo no vomita esos líquidos, usted puede seguir a cargo de su cuidado. Pero si los vomita, debe llamar al médico y llevar a su hijo al hospital.
Si el nivel de glucosa en la sangre permanece por encima de 250 mg/dl, solamente ofrézcale té, agua y refrescos de dieta, para no añadir calorías provenientes de carbohidratos. Si el nivel de glucosa es inferior a 250 mg/dl, puede darle refrescos regulares o bebidas de glucosa.