Cuando el niño se convierte en un adulto joven, usted definitivamente debe ceder el control que le permitió a su hijo salir adelante hasta este momento. Ahora él o ella debe encargarse de las pruebas de glucosa. Y ya puede abandonar el nivel pediátrico para comenzar a verse con médicos que atienden adultos. Esto significa que probablemente usted quede al margen de la situación. Su hijo debe estar en condiciones de elegir el tratamiento apropiado de insulina, de acuerdo con su nivel de glucosa en la sangre y las calorías presentes en los carbohidratos (vea el Capítulo 10).
Su hijo tiene ahora nuevos retos, entre ellos buscar trabajo, ir a la universidad, encontrar a su futura pareja y hallar un lugar donde vivir de forma independiente. A la vez, la resistencia a aceptar que es diabético y el deseo de tener un cuerpo delgado siguen complicando el cuidado de la enfermedad.
El cuidado de la diabetes debe ser intensivo en esta etapa (vea el Capítulo 10). Se administran múltiples inyecciones de insulina de acción intermedia y de acción rápida. Su hijo debe seguir una dieta para personas diabéticas (vea el Capítulo 8), y es esencial que practique ejercicios (vea el Capítulo 9). El resto de este libro realmente tiene que ver con las tareas que su adulto joven debe acometer.