Si su hijo que ya es un adulto joven tiene diabetes tipo 2, lo que explico en la sección anterior es oportuno porque el objetivo sigue siendo el mismo, independientemente de la edad: normalizar el peso del niño y lograr que haga más ejercicio para que su nivel de glucosa regrese a la normalidad. Por lo tanto, voy a concentrar toda mi atención en la diabetes tipo 1 tanto en esta sección como la siguiente.
Su adolescente con diabetes tipo 1 le proporcionará algunos de los retos más difíciles de su vida. Esta es la etapa en la que se presentan la mayoría de los casos de diabetes en la infancia. El Estudio sobre el Control y las Complicaciones de la Diabetes (vea el Capítulo 3) demostró que a partir de los 13 años se puede lograr un control estricto de la glucosa, y que ese control puede prevenir complicaciones. La mayor incidencia de episodios graves de hipoglucemia que acompaña al control más estricto de la diabetes no pareció tener efectos dañinos en el cerebro de un niño de esta edad. Sin embargo, en esta etapa de su vida los niños no piensan en el control a largo plazo de la glucosa ni en la prevención de complicaciones. Por lo tanto, no están dispuestos a hacer con regularidad muchas de las tareas necesarias para controlar su diabetes.
La meta en esta etapa es que la hemoglobina A1c se mantenga entre 7 y 9 por ciento (vea el Capítulo 7). Las cifras por encima del 11 por ciento indican un control deficiente. Esto no funciona así en el caso de los niños más pequeños, a los que se les permite tener un nivel más elevado de hemoglobina A1c.
En esta etapa su hijo está ansioso por volverse independiente. Y, por varios motivos, usted no puede darse el lujo de ceder todo el control:
✔ A su hijo en realidad le va mejor si tiene límites claramente establecidos y de cumplimiento obligatorio.
✔ La «pena» de padecer de diabetes tal vez haga que su hijo no se ponga las inyecciones ni ingiera los alimentos, especialmente cuando sus amigos están presentes.
✔ Los trastornos alimentarios (vea el Capítulo 8) pueden presentarse en este momento, especialmente entre las niñas que quieren mantener una figura delgada. Las niñas diabéticas saben que si no se inyectan, bajan de peso. Tal vez le hagan caso omiso al aumento del nivel de glucosa en la sangre que se produce como resultado.
✔ Los adolescentes con diabetes tal vez no estén listos para tomar las acciones adecuadas a partir de la información sobre su nivel de glucosa.
Los cambios hormonales que tienen lugar en la pubertad a menudo tienen impacto en la resistencia a la insulina. Esto, más que cualquier descuido de su hijo en el tratamiento, puede provocar que pierda el control de la enfermedad. Aumentar la dosis de insulina podría solucionar este problema.
Es posible que los ejercicios intensos desempeñen un papel aún más importante en esta etapa de la vida de su hijo. Después de una sesión de ejercicios, él o ella necesitará mucha menos insulina. Las mediciones de glucosa que usted tome serán el punto de partida para determinar cuánta insulina necesita. Si su hijo practica deportes, el instructor y los compañeros de equipo deben saber que su hijo padece de diabetes, y permitirle que coma, utilice el baño y se inyecte insulina, si fuese necesario. La diabetes tipo 1 no es razón para prohibir el ejercicio intenso.
Asegúrese de que su hijo coma meriendas regularmente, y tenga a mano algo de comer en cualquier lugar donde se encuentre.