Diagnosticar la diabetes en un niño pequeño puede ser tan complicado como en el caso de los bebés. Es posible que el niño aún no hable y todavía necesite pañales.
Los niños pequeños están iniciando el proceso de separarse de sus padres y comenzar a aprender a controlar su entorno (aprender a usar el inodoro, por ejemplo). Este proceso de separación hace que sea más complicado para usted, el padre, administrar las inyecciones de insulina y medir la glucosa. Tiene que mantenerse firme e insistir en que es preciso hacerlo. Y a usted le corresponde realizar esas tareas porque un niño pequeño no sabe cómo ni tampoco entiende qué hacer con la información que proporciona el medidor de glucosa.
Teniendo en cuenta que los hábitos alimentarios de un niño pequeño a veces no son muy constantes, una insulina de acción muy rápida, como la insulina lispro, podría resultar especialmente útil (vea el Capítulo 10). Es probable que dentro de muy poco exista una manera indolora de medir el nivel de glucosa en la sangre, lo cual sería excelente para el monitoreo de la glucosa de los niños.