Su médico de cabecera tiene un nuevo papel en la diabetes, el de facilitador. En los Estados Unidos, donde hay numerosos especialistas, sólo el 8 por ciento de los diabéticos ven periódicamente a un especialista. El otro 92 por ciento está en manos de médicos que tienen que lidiar con muchas otras enfermedades, además de la diabetes. Esto se debe al gran tamaño de la población diabética y a las exigencias de un sistema de atención sanitaria con recursos limitados.
Aunque acudir a un médico de cabecera en lugar de a un especialista no parezca ser la vía hacia un buen cuidado de la diabetes, puedo decir muchas cosas buenas al respecto. Recuerde que usted es una persona que tiene diabetes. Por lo tanto, otras cosas pueden salir mal, y el médico de cabecera también está preparado para atenderlas. Su enfermedad cardiaca benigna quizás no requiera un cardiólogo, y su médico de cabecera también puede atender muy bien su bronquitis.
Su médico debe tener una experiencia aceptable en el trabajo con personas diabéticas. En el Capítulo 7 me refiero a la forma apropiada de atender a un paciente diabético. Las pruebas que menciono son esenciales para su salud, y el médico de cabecera debe saber cuáles ordenar y cuándo resulta preciso que usted vea a un especialista.