En el pasado reciente, los fisiólogos de los ejercicios decían que era importante monitorear la intensidad del ejercicio verificando periódicamente la frecuencia cardiaca. Se suponía que la frecuencia cardiaca durante los ejercicios se debía basar en la edad de la persona. La fórmula común para calcular la frecuencia cardiaca recomendada para los ejercicios aeróbicos consiste en tomar el número 220, restarle la edad y multiplicar el número resultante por un número entre el 60 y el 75 por ciento. (Si no sabe qué son los ejercicios aeróbicos, vea el recuadro «¿Qué son los ejercicios aeróbicos y anaeróbicos?»).
Ahora los estudios han demostrado que se puede hacer ejercicios aeróbicos manteniendo una frecuencia cardiaca más alta. Tal vez la mejor manera de saber si está cumpliendo con sus metas en los ejercicios es utilizar la «Escala de Esfuerzo Percibido», que se explica en el recuadro «Conozca el valor de los ejercicios».
Cuanto más joven es la persona, la frecuencia cardiaca durante los ejercicios puede ser más alta. Al igual que ocurre con todo lo que abordo en este libro, la frecuencia cardiaca es un número individual. Si usted es un atleta famoso que está preparándose para su noveno maratón, su frecuencia cardiaca durante los ejercicios probablemente sea más alta. Si padece de alguna enfermedad del corazón, su frecuencia cardiaca es posiblemente mucho más baja.