Cuando los expertos escribieron sus recomendaciones sobre el cuidado apropiado de la diabetes, hacía muy poco que la insulina se había comenzado a aislar y administrar, y ellos se concentraron específicamente en cómo controlar la diabetes tipo 1. Desde entonces, innumerables estudios han demostrado que el ejercicio no normaliza el nivel de glucosa en la sangre ni reduce la hemoglobina A1c (vea el Capítulo 7) en la diabetes tipo 1. Y muchos otros estudios han demostrado que los ejercicios sí normalizan el nivel de glucosa en la sangre y reducen la hemoglobina A1c en la diabetes tipo 2.
Pero aunque los ejercicios no pueden sustituir a las medicinas en el tratamiento de los pacientes con diabetes tipo 1, sus beneficios son cruciales para las personas que padecen ambos tipos de diabetes.