Si usted ya padecía de diabetes o si desarrolla diabetes gestacional, debe tener en cuenta muchos factores relacionados con su salud y la de su bebé.
Cuando el nivel de glucosa se mantiene constantemente alto y no se atiende, las consecuencias son graves tanto para la madre como para el feto. Si la glucosa se mantiene alta en las primeras etapas del embarazo, el feto podría presentar malformaciones congénitas (anormalidades físicas que pueden poner en peligro la vida). En el tercer trimestre del embarazo es posible que el feto muestre macrosomía (feto anormalmente grande), lo que puede dar lugar a un parto prematuro o a lesiones en el bebé o la madre durante el alumbramiento.
Por qué ocurre la macrosomía
La macrosomía, o tamaño anormal del feto, tiene que ver con el nivel elevado de glucosa, grasas y aminoácidos presentes en la madre diabética en la segunda mitad del embarazo. Cuando estos niveles no disminuyen, el feto queda expuesto a altos niveles de dichas sustancias. Por consiguiente, el páncreas del feto comienza a producir insulina en etapas tempranas y a almacenar estos nutrientes extras.
El tamaño del feto aumenta en los lugares donde se almacena la grasa, como los hombros, el pecho, el abdomen, los brazos y las piernas. Los médicos tratan de adelantar el nacimiento de los bebés macrosómicos para facilitar el parto y evitar lesiones durante el alumbramiento. Sin embargo, aunque son grandes, estos bebés no han madurado completamente.
Cuando el padre tiene diabetes y la madre no, el bebé se desarrolla normalmente. El ambiente que rodea al feto determina el potencial de presentar anormalidades. Un alto nivel de glucosa en la sangre, alteraciones en las proteínas y las grasas causadas por el nivel elevado de glucosa, así como la pérdida de la sensibilidad a la insulina, explican los problemas.
Problemas en las primeras etapas del embarazo
La mayor preocupación de una mujer con diabetes pregestacional debe ser tener un buen control de la glucosa en el momento de la concepción. Los abortos espontáneos y las malformaciones congénitas son el resultado del control deficiente de la glucosa en el momento de la concepción y poco después. Tanto la glucosa alta como la glucosa baja pueden provocar malformaciones. (Para obtener más información sobre cómo controlar la diabetes, vea la Parte III).
Una mujer que tiene un control deficiente de la diabetes presenta más problemas para quedar embarazada que una mujer con un buen control de la glucosa, lo que probablemente sea la razón principal de que el número de bebés con malformaciones congénitas no sea más alto.
La mujer que presenta diabetes mellitus gestacional no tiene que preocuparse de que su bebé tenga más probabilidades de nacer con malformaciones congénitas que el de una mujer no diabética. Esto se debe a que su nivel de glucosa en la sangre no comenzó a elevarse hasta después de la mitad del embarazo, mucho después de que los órganos importantes del bebé ya estaban formados.
Problemas en las etapas finales del embarazo
Tanto las mujeres con diabetes pregestacional como las que padecen de diabetes gestacional deben preocuparse por la posibilidad de tener un bebé demasiado grande. El tamaño del bebé no es proporcional. Las áreas que responden mejor a la insulina —donde se almacena la grasa del bebé— crecen más. (Para obtener más información, vea el recuadro «Por qué ocurre la macrosomía»).
Se considera que un bebé es grande cuando pesa más de 4 kilogramos u 8,8 libras al nacer. Recuerde que la mayoría de los bebés grandes son hijos de mujeres que no tienen diabetes. Su crecimiento es proporcional durante todo el embarazo, de manera que los hombros no están desproporcionados en comparación con la cabeza, y el parto no es complicado.