Enfermedad vascular periférica

La enfermedad vascular periférica (EVP) ocurre mucho antes en los diabéticos que en las personas que no tienen diabetes, y también avanza más rápidamente. La obstrucción de las arterias produce la ausencia de pulsos en los pies, de manera que al cabo de diez años con diabetes, un tercio de los hombres y de las mujeres no sentirán pulsos en los pies. El síntoma más común de la EVP es dolor intermitente en las pantorrillas, los muslos o los glúteos, que comienza después de caminar por un rato y desaparece con el descanso. Las personas con EVP tienen menos expectativas de vida. La EVP —al igual que la EAC— es mucho más intensa en los diabéticos debido a que estos tienen una afectación mucho mayor en las arterias.

Además de la diabetes, hay muchos factores de riesgo que agravan la EVP. Los siguientes factores de riesgo no se pueden evitar:

Factores genéticos: La EVP es más común en ciertas familias y grupos étnicos, especialmente afroamericanos.

Edad: El riesgo de EVP aumenta con la edad.

Los siguientes factores de riesgo sí están al alcance de su control:

Fumar, que claramente puede provocar una amputación prematura

Hipercolesterolemia (colesterol alto)

Alto nivel de glucosa

Hipertensión

Obesidad

Además de controlar los factores anteriores tanto como sea posible, ciertos fármacos previenen el cierre de las arterias y la pérdida de riego sanguíneo. La aspirina, que impide la formación de coágulos, está entre los más útiles. El Trental mejora la circulación de las células en la sangre. Además, el ejercicio mejora el flujo sanguíneo y fomenta el desarrollo de vasos sanguíneos alrededor de una obstrucción. Si ninguna de estas medidas elimina los síntomas, es probable que se necesite algún tipo de cirugía para abrir o desviar las arterias bloqueadas.