Diagnóstico de la neuropatía

La velocidad con que un impulso nervioso viaja por una fibra nerviosa se llama velocidad de conducción nerviosa. En la neuropatía diabética, la velocidad de conducción nerviosa (VCN) se hace más lenta. Es posible que al principio esta reducción de la velocidad no esté acompañada por síntomas, por lo que una prueba de VCN permite diagnosticar neuropatía en personas que no presentan síntomas. Si un paciente que tiene síntomas muy benignos está tomando medicamentos para controlar la neuropatía, puede ser difícil detectar el mejoramiento que sigue a la administración de medicamentos, excepto si se realiza un estudio de velocidad de conducción nerviosa. Los medicamentos para controlar la neuropatía deben acelerar la VCN.

Además de la persistencia de un nivel elevado de glucosa en la sangre, también hay otras condiciones que empeoran la neuropatía:

Edad: La neuropatía es más común después de los 40.

Estatura: La neuropatía es más común en las personas más altas, con fibras nerviosas más largas que pueden sufrir daños.

Consumo de alcohol: Incluso cantidades pequeñas de alcohol pueden empeorar la neuropatía.

Los médicos pueden probar la función nerviosa de diversas maneras, porque diferentes fibras nerviosas parecen ser responsables de tipos distintos de sensaciones, como roce leve, vibración y temperatura. La conexión entre la clase de prueba y la fibra es como sigue:

Prueba de vibración, usando un diapasón, por ejemplo, se puede detectar anomalías de grandes fibras nerviosas.

Prueba de temperatura, usando un objeto caliente o frío, se prueba si hay daño en fibras pequeñas, que son muy importantes en la diabetes. Cuando las fibras pequeñas se dañan, el paciente puede perder la capacidad de sentir que el agua con la que se está bañando está demasiado caliente.

Prueba de toque leve, esta es quizás la prueba más importante de todas. Permite detectar el estado de las fibras grandes, que sienten cualquier cosa que toca la piel. Esta prueba se realiza con un filamento que parece un cabello. El grosor del filamento determina cuánta fuerza hace falta para doblar el filamento y que se sienta. Por ejemplo, un pie normal puede sentir un filamento que se dobla con una fuerza de 1 gramo. Si un paciente puede sentir un filamento que se dobla con 10 gramos de fuerza, es improbable que se lastime un pie sin sentirlo. Si el paciente no puede sentir ninguna sensación con un filamento que requiere 75 gramos de fuerza para doblarse, se considera que esa área ha perdido toda sensibilidad.

Usted o su médico pueden usar el filamento de 10 gramos para saber si corre el riesgo de sufrir daños en los pies como consecuencia de que no puede sentir el dolor. Esta prueba sólo toma un minuto y puede evitar amputaciones. (Vea la sección sobre el pie diabético, más adelante en este mismo capítulo).