Los oftalmólogos dividen la retinopatía en dos grandes tipos, según su potencial para causar pérdida visual:
✔ Retinopatía de fondo: Este tipo es generalmente benigno, pero puede ser un aviso de problemas peores. Los primeros cambios que nota el oftalmólogo son aneurismas retinales, que se deben al debilitamiento de los capilares del ojo, con una dilatación de los mismos. Estos aneurismas se ven como pequeños puntos rojos en la parte posterior del ojo. Son benignos y desaparecen con el tiempo. Los capilares debilitados a veces se rompen y liberan sangre para formar hemorragias retinales y exudados duros. Los exudados duros, que son de un color amarillento y tienen un aspecto redondo y definido, son cicatrices de la hemorragia. Si se extienden al área macular, reducen la visión. Si los capilares en la retina permiten que los fluidos y otros elementos caigan en la mácula, se forma un edema macular y pérdida de visión. Estos exudados y hemorragias pueden durar años. Al cerrarse los capilares, disminuye el riego de sangre a la retina, y aparecen exudados algodonosos o exudados suaves, que representan la destrucción de la capa de fibra nerviosa debido a la falta de sangre.
Estos cambios generalmente no causan pérdida de visión, pero en un 50 por ciento de los casos, se convierten en una retinopatía proliferativa, que es mucho más grave.
✔ Retinopatía proliferativa: La retinopatía proliferativa conduce a la pérdida de visión si no se trata. Al igual que ocurre en otras partes del cuerpo, cuando se reduce el riego de sangre al ojo, se forman nuevos vasos sanguíneos para llevar más sangre a la retina. Cuando esto sucede, el paciente está entrando en la fase de retinopatía proliferativa, en la que es más probable que se produzca cierta pérdida visual. El crecimiento de vasos sanguíneos tiene lugar en el humor vítreo. La hemorragia en el humor vítreo bloquea la visión. Cuando la hemorragia forma un coágulo y se contrae, puede tirar de la retina y producir desprendimiento de la retina. Como el cristalino ya no puede dirigir la luz hacia la mácula, ocurre una pérdida total de la visión.
La retinopatía, como la nefropatía diabética, tiene diversas asociaciones importantes:
✔ Ciertos grupos étnicos presentan un riesgo muy elevado de padecer de retinopatía, entre ellos están algunos grupos de indios norteamericanos como los indios Pima, así como los norteamericanos de origen mexicano. No se sabe con certeza si los afroamericanos tienen un riesgo mayor.
✔ Determinado material genético, si se halla en una persona con diabetes, aumenta la incidencia de retinopatía. Este material se puede detectar mediante un análisis químico de los cromosomas, el material en cada célula que contiene los genes. Si este material genético específico está presente, la persona tiene más probabilidades de padecer de retinopatía.
✔ Los hombres y las mujeres tienen las mismas probabilidades de padecer de retinopatía.
✔ Una duración mayor de la diabetes da lugar a más enfermedad de los ojos.
✔ La presión arterial alta empeora la enfermedad de los ojos.
✔ Junto con la enfermedad de los ojos ocurre la nefropatía. (Vea la sección «Cambios progresivos», en este capítulo).
✔ Fumar y tomar bebidas alcohólicas probablemente empeoran la retinopatía (pero sobre esto todavía no se ha arribado a una conclusión definitiva).
✔ Los pacientes con retinopatía diabética grave tienen más riesgo de sufrir ataques cardiacos.
Actualmente no hay fármacos para tratar la retinopatía, pero la cirugía con láser es una excelente opción. Y se ha demostrado que el uso de la cirugía con láser ha salvado muchos ojos. Sólo el 5 por ciento de las personas diabéticas que padecen de retinopatía progresiva y reciben tratamiento con láser desarrollan pérdida severa de la visión. Como el láser produce una quemadura en la retina, usted experimenta cierta pérdida de visión, aunque leve. También hay una pequeña disminución de la visión nocturna y una reducción en el campo que el ojo puede abarcar. La intervención no se realiza en el hospital. Este procedimiento también se usa con éxito para tratar el edema macular.
La cirugía con láser no puede remediar un desprendimiento de retina que ya haya ocurrido. Para tratarlo, se utiliza un procedimiento quirúrgico llamado vitrectomía. En esta operación, que se realiza con anestesia general, se remueve el humor vítreo y se reemplaza con una solución estéril. Se cortan los restos adheridos a la retina, y se coloca la retina en su lugar. Al mismo tiempo se remueve cualquier hemorragia en el humor vítreo. Entre el 80 y el 90 por ciento de los casos, la vitrectomía restaura cierta visión. Si además de la hemorragia también hay un desprendimiento de la retina, en ese caso la restauración de la visión ocurre entre el 50 y el 60 por ciento de los casos.