Enfermedad de los ojos

Los ojos son el segundo órgano importante del cuerpo afectado por las complicaciones a largo plazo de la diabetes. Algunas enfermedades de los ojos, como el glaucoma y las cataratas, también ocurren en la población no diabética, aunque en los diabéticos se presentan en una proporción mayor y más temprano. El glaucoma y las cataratas responden muy bien al tratamiento. Sin embargo, la retinopatía diabética se limita a la población diabética y puede ocasionar ceguera. En el pasado, la ceguera era inevitable, pero hoy está lejos de ser así.

Con el fin de ayudarlo a entender cómo la diabetes afecta la vista, la Figura 5-2 muestra las distintas partes del ojo.

La luz entra en el ojo a través del cristalino, donde se desvía y se concentra en la retina. El lugar de la retina donde el cristalino se enfoca se llama mácula. La retina recoge una imagen y la transfiere al nervio óptico, que la lleva al cerebro, donde se interpreta la imagen. Entre el cristalino y la retina hay un material transparente llamado humor vítreo. El ojo tiene muchas más estructuras, pero no son tan importantes para el propósito de este capítulo. Los músculos oculares rodean al ojo por todas partes y están adheridos al mismo. Estos músculos permiten mirar hacia arriba, hacia abajo y hacia los lados sin mover la cabeza. Estos músculos oculares son importantes para entender el daño que la diabetes provoca en el nervio, llamado neuropatía. (Para más detalles de esta condición, vea la sección «Enfermedad del Sistema Nervioso o Neuropatía», en este capítulo).

A continuación, una lista de las enfermedades oculares comunes en las personas diabéticas.

Cataratas: Áreas opacas del cristalino que pueden bloquear la visión si son lo suficientemente grandes. Las cataratas suelen ser más comunes en los diabéticos, incluso en la juventud, debido a los productos finales de la glicosilación avanzada (PFGA), que se forman en el cristalino, y también como resultado de un incremento de la concentración de sorbitol en el cristalino. (En el recuadro «Cómo el alto nivel de glucosa provoca complicaciones», en este capítulo, me refiero a los PFGA y al sorbitol). Las cataratas se pueden remover quirúrgicamente en una operación relativamente sencilla. Se remueve todo el cristalino, y en su lugar se coloca un cristalino artificial. Esta operación tiene excelentes probabilidades de restaurar su visión.

Glaucoma: Se trata de presión elevada dentro del ojo que puede dañar el nervio óptico. El glaucoma ocurre más a menudo en diabéticos que en la población no diabética. Si no se controla, la presión alta puede destruir el nervio óptico y la vista. Afortunadamente, el tratamiento médico puede bajar la presión del ojo y salvarlo. Los oculistas hacen exámenes rutinarios para ver si hay glaucoma.

Retinopatía: La retinopatía diabética abarca varios cambios que se ven en la retina. Estos cambios indican que el paciente desde hace tiempo sufre los efectos de los niveles altos de glucosa en la sangre. Si no se atiende oportunamente, la retinopatía puede causar ceguera. Los primeros cambios se aprecian después de diez años con diabetes, tanto tipo 1 como 2. Como la retinopatía es mucho más complicada y menos tratable que las otras dos condiciones, ofreceré más detalles en la próxima sección.

Si padece de diabetes, debe hacerse un examen anual de la vista con un oftalmólogo o un optometrista, para que pueda conservar la visión. En este caso la ayuda de un experto es ineludible. Los médicos que no son oftalmólogos u optometristas diagnostican correctamente la retinopatía sólo en el 50 por ciento de los casos, mientras que los oftalmólogos y los optometristas aciertan más del 90 por ciento de las veces. Si no lo ha hecho ya, debe hacerse un examen de la vista cuando le diagnostiquen diabetes tipo 2, o cinco años después del diagnóstico de diabetes tipo 1. A partir de ese momento el examen debe hacerse anualmente.

Figura 5-2: Estructura del ojo.