Controlar la glucosa

Para entender los síntomas de la diabetes, usted necesita saber un poco sobre la forma en que el organismo normalmente maneja la glucosa y qué pasa cuando las cosas fallan.

Una hormona llamada insulina controla con precisión los niveles de glucosa en la sangre. Una hormona es una sustancia química producida en una parte del cuerpo, que viaja (usualmente a través del torrente sanguíneo) hasta una parte distante del organismo donde realiza su función. En el caso de la insulina, esa función es actuar como una llave que abre el interior de una célula (tal como un músculo, grasa u otra célula) para que la glucosa pueda entrar. Si la glucosa no puede entrar en la célula, no puede suministrarle energía al organismo.

La insulina es esencial para el crecimiento. Además de proporcionar la llave para que la glucosa entre a las células, a la insulina se le considera como la hormona constructora, porque permite que la grasa y el músculo se formen, y promueve el almacenamiento de glucosa en una forma llamada glucógeno, para usarla cuando no está llegando «combustible». La insulina también bloquea la descomposición de las proteínas. Sin insulina, usted no sobreviviría durante mucho tiempo.

A pesar de este delicado balance, el cuerpo se las arregla para mantener el nivel de glucosa bastante estable, aproximadamente entre 60 y 100 mg/dl (entre 3,3 y 6,4 mmol/l), en todo momento.