Historias y sucesos durante el dominio oscuro y después

Víctimas del dominio oscuro

La Gran Eliminación de Marcia llegó justo a tiempo: tres días y tres noches es lo máximo que la gente común puede sobrevivir en un trance oscuro. Muchos de los niños del Castillo despertaron sin molestias, pero la mayoría de los adultos no pudieron decir lo mismo. Se despertaron con dolor de cabeza, una sed espantosa y doloridos de pies a cabeza. Muchos creyeron que la de la noche anterior había sido una fiesta muy animada y no se acordaban de nada. Sin embargo, hubo quien no despertó nunca de la peor fiesta que se hubo celebrado jamás en el Castillo.

Aquellos que cayeron en el trance oscuro mientras estaban al aire libre se llevaron la peor parte. Muchos sucumbieron al frío y se temía, por las manchas de sangre encontradas en las áreas más expuestas del Castillo, que el dragón oscuro hubiera acabado con los desaparecidos. Algunos se vieron sorprendidos por el dominio oscuro en un momento peligroso; una persona murió mientras subía por una escalera, dos mientras trataban de escapar por una ventana elevada; y otras cinco cayeron en el fuego que estaban atendiendo. Tres personas no pudieron ser despertadas y fueron trasladadas a la Torre del Mago para ser sometidas a desencantamiento.

Dos nombres en las placas conmemorativas colocadas alrededor del Castillo nos resultarán familiares:

Bertie Bott. Mago ordinario. Desaparecido, presuntamente devorado.

Una Brakket. Ama de casa. Encontrada helada en el Pasaje del Granujilla.

Maizie Smalls y Bínkíe

Maizie Smalls fue alcanzada por el dominio oscuro en la casa de su madre, al lado de la Vía del Mago. Se disponían a celebrar la cena de la noche más larga, antes de salir a ver las luces, cuando la puerta se abrió de par en par dando paso a los remolinos de la niebla oscura. Ambas sobrevivieron, aunque la madre de Maizie estuvo enferma un tiempo.

Lo primero que hizo Maizie al despertar —una vez supo que su madre había sobrevivido— fue correr a Palacio en busca de su gato, Binkie. Aunque Bínkíe parecía estar bien, Maizie no tardó en darse cuenta de que al gato le pasaba algo raro.

A Binkie, como a todos los gatos del Castillo, la oscuridad le había afectado mucho. Los gatos habían actuado como esponjas, absorbiendo las bolsas de oscuridad más resistentes que se habían quedado en los rincones oscuros y en los lugares escondidos a los que les gusta ir a los gatos. Binkie dejó de ser un gato doméstico. Cuando Maizie trató de acariciarlo, gruñó, rebufó y la arañó. Ya no quería la comida para gatos que Maizie le ponía con todo cariño; Binkie quería sangre: pájaros, crías de rata y ratones. Y lo que Binkie quería, Binkie lo conseguía.

Cinco días después de la Gran Eliminación, Binkie abandonó el Palacio cuando Maizie salió a encender las antorchas de la Vía del Mago. Maizie estaba mucho más animada por el repentino deseo de compañía de su gato, que la acompañaba por el camino… pero nunca más volvió a verlo.

Binkie se quedó al acecho en la Vía del Mago, cruzó a hurtadillas el puente levadizo del Castillo justo antes de que lo izaran por la noche y se fue al Bosque, a unirse al grupo, cada vez mayor, de gatos oscuros del Castillo. Pocas semanas después, y para alivio de Stanley, no quedaba ni un gato en el Castillo.

Stanley y sus retoños

Stanley y sus pequeños pasaron el resto del dominio oscuro en el sendero Exterior. Mientras Stanley se ocupaba de los asuntos de Jenna, Fio, Mo, Bo y Jo se lo habían pasado bomba correteando arriba y abajo por el sendero, jugando a una versión de «un, dos tres, pica pared». Cuando rugía el dragón oscuro, el que se quedaba en la postura más ridícula —y la conservaba mientras duraba el rugido— ganaba.

Una vez finalizado el dominio oscuro, Stanley y sus pequeños limpiaron la Oficina de Raticorreos… o, más bien, Stanley la limpió mientras sus crías libraban una pelea de escobas y luego salían fuera a pasar el rato con sus amigos. A Stanley no le importaba: estaba encantado de que todo hubiera vuelto a la normalidad y de que sus pequeños estuvieran a salvo.

Stanley no tardó en darse cuenta de que sus preocupaciones por el Servicio de Raticorreos eran infundadas. En cuanto corrió la voz entre la comunidad de ratas de que el Castillo estaba libre de gatos, Stanley no tuvo dificultad en realizar la selección de «personal cualificado», como le gustaba llamarlo. Una vez más, el Servicio de Raticorreos volvió a prosperar. .. e incluso consiguió desagües nuevos.

Ephaniah Grebe

Ephaniah Grebe, escriba de conservación, preservación y protección del Manuscriptorium, por poco no consigue sobrevivir al dominio oscuro. Se había encerrado en su vitrina, pero la niebla oscura se había filtrado y lo había aturdido. Ephaniah estaba débil por sus dos encuentros previos con la oscuridad: por el maleficio permanente de rata, a los catorce años, y, más recientemente, por haber sido poseído por una cosa.

El nuevo Jefe de los Escribas Herméticos encontró a su desaparecido escriba de conservación tirado en el interior de la vitrina, con su pequeña boca de rata abierta y la lengua colgando. Beetle pensó que estaba muerto, pero un repentino estertor de la cola de rata de Ephaniah le indicó lo contrario. Ephaniah se unió a Syrah y a otras tres víctimas del dominio oscuro en la Cámara de Desencantamiento.

Marcia esperaba que una meticulosa lectura de El Indice Oscuro pudiera revelar un modo de acelerar el proceso de desencantamiento… La Cámara de Desencantamiento empezaba a estar atestada.

Syrah Syara

Syrah sobrevivió, pero por muy poco. La Cámara de Desencantamiento era un entorno cerrado y, como una nevera que se quedara sin suministro eléctrico, podía aguantar unas cuantas horas, siempre que nadie abriera la puerta. Fue por los pelos. Cuando Marcia pronunciaba las últimas palabras de la Gran Eliminación, una cosa acababa de abrir la primera puerta de la antecámara. Al mismo tiempo que la magia se reafirmaba, la cosa salió despedida por la enfermería y se estrelló contra la pared. La maga de guardia de la enfermería tuvo que rascar la pared para despegarla de allí y sacarla en una carretilla. Rose fue excusada de tener que ayudar en las tareas de recuperación.

Aquel día, más tarde, Septimus fue a visitar a Syrah, después de haber ofrecido a Marcia su evaluación de semana oscura. La enfermería bullía de actividad, pues se estaba preparando a los nuevos ocupantes de la Cámara de Desencantamiento. Septimus se apartó para dejar pasar al primer compañero de cuarto de Syrah —un joven que todavía no había salido del trance— y, al recordar la última vez que la había visitado, tuvo una repentina sensación de asombrosa alegría y alivio por haber superado su semana oscura y porque todo estaba como debía estar. Cuando le contaba que estaba sano y salvo —y había rescatado a Alther— le pareció ver un parpadeo, durante una fracción de segundo. Rose y los magos de guardia, que ya traían a otro ocupante, no tardaron en hacer salir a Septimus, pero no le importó; todo estaba bien. Salió de la Cámara de Desencantamiento con paso animado, y fue a ver si alguien quería participar en una batalla de bolas de nieve.

Sophie Barley

El día de la inauguración de la feria de los mercaderes, Sophie Barley terminaba de montar su tenderete cuando se vio rodeada por cinco extrañas dientas vestidas de negro. Una de ellas cogió un bonito colgante —un corazón alado del que pendía un caballito de mar—, y empezó a balancearlo ante los ojos de Sophie, adelante y atrás… adelante y atrás… adelante y atrás. Aquello era lo último que Sophie recordaba.

Sophie despertó en la buhardilla del Vertedero del Destino, atada de pies y manos, y allí languidecía mientras las brujas se hacían cargo de su tenderete, a la espera de que llegara la princesa como un cazador espera junto a su reclamo. Dorinda, que cada noche le llevaba su cena de ratón guisado o de cucarachas cocidas, le cogió cariño a su prisionera y empezó a visitarla para charlar. Sophie había conseguido convencer a Dorinda de que la desatara cuando llegó el dominio oscuro. A diferencia de las brujas, que disfrutaban con la oscuridad, Sophie cayó en un trance oscuro. Sobrevivió y, al despertar, se encontró con que el Vertedero del Destino estaba vacío. Aprovechó la ocasión y huyó. Después de una revitalizante cerveza especial de Springo y un buen pedazo de pastel de cebada de Sally Mullin, Sophie tomó la primera barcaza del Puerto y juró no volver nunca al Castillo.

Jenna estaba preocupada por lo que pudiera haberle pasado a Sophie. En cuanto pudo, fue al Puerto y encontró a Sophie sana y salva en su taller junto al Muelle de los Pescadores. Jenna compró un bonito par de pendientes para el cumpleaños de Sarah… y un colgante con un caballito de mar para ella.

Marissa Lañe

Marissa —junto con Igor, Matt y Marcus— quedó atrapada por el dominio oscuro en la Gruta Gótica. Retrocedieron hasta la muy secreta y embarazosamente pequeña cámara segura de Igor. Fueron unos momentos terribles para todos ellos, pero Marissa tuvo ocasión de reflexionar sobre su vida. Hablando con Igor, se dio cuenta de lo peligrosa y desagradable que era la senda que había emprendido con el Aquelarre de las Brujas del Puerto, y decidió deshacer sus votos de bruja en cuanto pudiera. Tras tomar aquella decisión, Igor le ofreció un puesto de trabajo como ayudante en la Gruta Gótica, para gran deleite de Matt y Marcus. A ambos les gustaba mucho Marissa, de hecho. Igor, sin embargo, no sabía los problemas que se estaba buscando…

Registros del ejército joven

Como Septimus ya había encontrado a su familia, no se le permitió el acceso a los registros del ejército joven. Sin embargo, Beetle intervino en su ayuda. Haciendo uso de su privilegio de Acceso a Todas las Areas (ATA) del Castillo, Beetle fue a la oficina de registros del ejército joven, que se encontraba en un pequeño edificio junto a la zapatería de Terry Tarsal. La mayoría de registros estaban a disposición del público, pero todos los relacionados con las familias se consideraban privados y solo podían ser consultados por aquellas personas que seguían buscando a sus familiares… o por quien tuviera privilegios ATA.

Beetle solicitó el Registro de Jóvenes Soldados Prescindibles. Bajo la atenta mirada de la secretaria de registros (que lo consideraba demasiado joven para ser Jefe de los Escribas Herméticos), Beetle fue a la página titulada «Números del 400 al 499, ambos incluidos». Recorrió la página con el dedo hasta llegar a las siguientes entradas:

409 Mandy Marwick. Estado: reclutamiento forzoso.

Familia traidora.

410 Marcus Marwick. Estado reclutamiento forzoso.

Familia traidora.

411 Matthew Marwick. Estado reclutamiento forzoso.

Familia traidora.

412 Merrin Meredith. Estado: niño expósito. Madre adoptiva rechaza al niño.

Las tres primeras entradas eran lo que Beetle y Septimus sospechaban: Chico Lobo era un trillizo. Sonrió. Jamás se le habría ocurrido que se llamara Mandy.

Sin embargo, la entrada 412 había consternado a Beetle; aquel había sido el número de Septimus en el ejército joven. Sep no podía ser Merrin Meredith. Y entonces recordó lo que Septimus le había explicado una lluviosa tarde en la cocina trasera del Manuscriptorium delante de una jarra de FízzFroot…

«Yo lo vi, Beetle. tía Zelda estaba consultando en su charca y vimos imágenes en movimiento de lo que sucedió. Fue muy raro… y también muy triste… La comadrona me apartó de Sarah… o sea, de mamá… a las pocas horas de nacer. Le dijo a mamá que yo estaba muerto, pero era una confabulación. DomDaniel me quería para que fuera su aprendiz… porque soy el séptimo hijo de un séptimo hijo. La comadrona me llevó a la guardería del ejército joven, donde debía ir la asistenta de DomDaniel a recogerme. Pero cuando llegó, con las prisas y los nervios, cogió al primer niño que vio: el niño de la comadrona. Creo que lo hizo porque era el niño que la comadrona sostenía en brazos cuando llegó la asistenta. La comadrona se volvió loca, pero loca de atar, cuando los guardias le impidieron ir tras su propio bebé.»

—Lo tiene merecido, recordó haber dicho Beetle.

»Sí, supongo que sí. Pero qué cosa tan horrible… para su bebé, me refiero. Y, claro, la comadrona le diría a todo el mundo que yo no era su hijo, pero nadie le haría ni caso. Allí no le hacían caso a nadie. Para ellos, yo era el hijo de la comadrona, al que había abandonado. Y así fue como me reclutaron en el ejército joven. Supongo que consto en el registro del ejército joven bajo el nombre del hijo de la comadrona, cosa rara, por otra parte. Pero lo más extraño es que ahora me he vuelto a encontrar con la comadrona: es la dueña de aquella horrible pensión en el Puerto a la que fui con Jen. Tía Zelda se enteró y me lo dijo.

Beetle cerró el registro y se lo devolvió al secretario, junto al par de guantes blancos que le había hecho ponerse. Así que era cierto: Merrin Meredith era hijo de la nodriza Meredith, o sea, de Nursie.

Beede volvió caminando despacio al Manuscriptorium, pensando en aquellos breves instantes de hace catorce años que habían afectado a la vida de tanta gente. Ahora entendía la respuesta de Marcia cuando le había cuestionado la conveniencia de dejar libre a Merrin. «Todo el mundo merece la oportunidad de estar con su madre, Beetle», había dicho Marcia. En aquel momento, a Beetle le había costado tanto reunir el coraje para cuestionar a Marcia —y le sorprendió tanto que ella le respondiera con educación—, que prefirió no preguntar qué significaba aquello. Ahora lo entendía.

Snorri y Alfrún

Snorri y su madre, Alfrún, estuvieron fuera durante la noche más larga y se perdieron el dominio oscuro. Regresaron la mañana de la Gran Eliminación.

El año anterior, Snorri había rescatado su barcaza de mercancías —que en realidad era propiedad de su madre-de unos ladrones de embarcaciones que la habían robado del Muelle de la Cuarentena. Había llevado el Alfrún de vuelta al Castillo, donde había sido reparado en el astillero de Jannit Maarten.

Snorri no era feliz viviendo en el Palacio con los Heap. Añoraba su casa y se sorprendió al darse cuenta de que también echaba de menos a su madre. A Snorri le parecía que ella y Nicko habían pasado suficiente tiempo juntos. Quinientos años, le había dicho a Nicko, era suficiente para cualquiera. Ya iba siendo hora de que hicieran algo distinto con sus vidas. Nicko no había respondido, lo cual había molestado a Snorri. La llegada de Alfrún Snorrelssen le ayudó a tomar la decisión. Era el momento de volver a casa.

Y así, Snorri y su madre botaron el Alfrún para ponerlo a prueba. La barcaza respondió a las mil maravillas, y tomaron la decisión: regresarían a casa, a los Territorios de las Largas Noches. Snorri temía decírselo a Nicko; estaba segura de que no lo entendería, pero, para su sorpresa, lo entendió.

Snorri, Ullr y Alfrún partieron el día después de la fiesta del solsticio de invierno. Mientras se despedían del pequeño grupo que se había reunido en el embarcadero de Palacio, a Snorri se sorprendió por tener ganas de llorar al ver a Nicko decirle adiós con la mano mientras se alejaban del Palacio y se internaban en las aguas rápidas que fluían en medio del río. Snorri no dejó de saludar hasta que el Alfrún desapareció tras la Roca del Cuervo y ya no pudo ver a Nicko; luego bajó al bonito camarote de cerezo que había construido su padre, Olaf. Snorri se sentó en el camarote y, mientras miraba a través de la escotilla a su madre en el timón, sintió una inesperada sensación de felicidad. Volvía a casa. Todo iría bien. Fue entonces cuando vio al fantasma de Olaf Snorrelssen, que le sonreía sentado en el banco entre las sombras que tenía delante.

—¿Papá? —susurró Snorri.

Olaf asintió felizmente.

—Snorri —respondió él. Sonrió. Volvían a ser una familia.

En el embarcadero de Palacio, Nicko se quedó contemplando a través de la densa nieve la partida del Alfrún. Y cuando, por fin, la barcaza de mercancías desapareció de la vista, Nicko sintió como si se hubiera quitado un peso de encima. Era libre.

La estancia tras la Gran Puerta Roja

Sarah y Silas volvieron a instalarse en la estancia tras la Gran Puerta Roja. Sarah iba todos los días a Palacio a ver a Jenna, pero ahora el Palacio era el hogar de Jenna… no el suyo. La estancia tras la Gran Puerta Roja pronto recuperó su anterior aspecto de lugar habitado y, a veces, a Sarah le costaba creer que se hubieran marchado alguna vez.

Trueno sobrevivió al dominio oscuro y fue acomodado en los establos de la parte trasera de la pequeña casa en la Grada de la Serpiente. Sarah limpió la estancia de arriba abajo hasta que no quedó rastro de que un caballo hubiera pasado allí una semana, aunque, cuando el clima era húmedo, a Sarah le seguía pareciendo oler a caca de caballo.

Ethel nunca se recuperó del todo después del dominio oscuro. La pata había tenido un inicio de vida complicado y ahora se ponía tan nerviosa que no perdía de vista a Sarah. Sarah hizo una bolsa para patos —con dos agujeros para que Ethel pudiera meter las patas— y llevaba consigo a Ethel allá donde fuera. Silas refunfuñó mucho acerca de lo que llamaba «esa absurda bolsa para patos», pero Sarah y Silas estaban demasiado contentos de haber vuelto a casa para dejar que un simple pato metido en una bolsa se interpusiera entre ambos.

El rastro del dragón

La sangre de dragón es indeleble, y las gotas de sangre de la herida de la cabeza de Escupefuego dejaron un rastro por todo el Castillo, desde la Puerta Sur hasta la Torre del Mago. Aunque algunas gotas cayeron sobre los tejados, la mayoría dejaron un sinuoso rastro a lo largo de las pequeñas callejuelas. El rastro de sangre de dragón pronto se convirtió en el re corrido favorito tanto de los niños del Castillo como de los visitantes.

Escupefuego se recuperó bien de sus heridas y, ahora que era un dragón adulto hecho y derecho, empezó a serenarse un poco… pero solo un poco.

Simón y Lucy Heap

Simón y Lucy se casaron. El Castillo estaba sumido en la Gran Helada para cuando la señora Gringe encontró un sombrero apropiado para la ocasión. El día del enlace, fuera de la capilla había un manto de nieve de más de medio metro de grosor y la escarcha lo cubría todo, emitiendo destellos gélidos. Era hermoso, y Lucy finalmente consiguió su soñada boda.

Simón y Lucy se mudaron a una pequeña casa situada casi enfrente de la de Marcellus, en la Grada de la Serpiente. La anterior inquilina, Una Brakket, había sido víctima del Dominio Oscuro. Una había utilizado la casa para espiar las idas y venidas de Septimus, que visitaba con frecuencia a Marcellus. Simón encontró en la casa gran cantidad de documentos acerca de un grupo de Baile Folclórico que parecía estar conspirando contra el Castillo. Los quemó: no estaba dispuesto a permitir que nadie sembrase cizaña el Castillo mientras él estuviera allí.

Marcellus disfrutó de la compañía de su nuevo vecino, Simón Heap. Tenían mucho en común, y el aprendiz —o ex aprendiz, en función de si uno estaba con Marcia o no— de Marcellus estaba un pelín celoso.

Semana oscura:

RESULTADOS Septimus superó su semana oscura.

A continuación, para vuestro interés, se relaciona un fragmento de un papel que se encontró hecho añicos en la papelera de Marcia. Seguidamente, se muestra la hoja del expediente de Septimus con anotaciones de Marcia.

CONSEJO DE SEGURIDAD DE LA TORRE DEL MAGO Informe básico de salud y seguridad para proyectos de aprendiz. Debe rellenarlo el mago tutor.

PROYECTO DE APRENDIZ: semana oscura NOMBRE DEL APRENDIZ: Septimus Heap MAGO TUTOR: Marcia Overstrand ÁREA DE OPERACIONES: los Salones Oscuros

Análisis de riesgos-beneficios puntuado de 0 a 49 (donde 49 es el valor mayor y 0 el menor). riesgos: 49 ++ ¿Qué esperabas?

BENEFICIOS: 49 +++

• ¿Se considera que la relación riesgo-beneficio es aceptable? Por supuesto.

• ¿Volvería a realizar esta evaluación del mismo modo? No, nunca más, gracias.

• ¿De qué instalaciones sanitarias dispusieron? ¡Por todos los dioses…!

EVALUACIÓN DE LA SEMANA OSCURA DEL APRENDIZ EXTRAORDINARIO tutor: Marcia Overstrand, maga extraordinaria. aprendiz: Septimus Heap. Aprendiz extraordinario superior.

Evaluación de aprendiz puntuada de 0 a 7 (donde 7 es el valor mayor y 0 el menor).

RELEVANCIA DE LA TAREA OSCURA ELEGIDA: 7 Muy relevante.

MÉTODO DE ACCESO A LA OSCURIDAD: 6 Septimus, te bajo un punto por usar sin permiso el disfraz oscuro. Comprendo que sin su ayuda podrías no haber sobrevivido, pero, aun así, creo que en este caso hay que observar cierto respeto por las reglas.

HABILIDAD MÁGICA: 7 Tu anulación del destierro fue perfectamente ejecutada. Utilizaste tu pasada conexión con el amuleto de volar con gran eficacia (ven a verme después para hablar de la autorización que tienes para utilizarlo de ahora en adelante). También conseguiste la sincronía con un dragón. ¿Qué más puedo decir?

TOMA DE DECISIONES E INICIATIVA: 7 Utilizaste tu iniciativa para decidir por dónde acceder a la oscuridad y por qué. Utilizaste la lógica para determinar tu recorrido a través de los salones oscuros. Excelente.

CONDUCTA general: 7 Fuiste educado con la joven fantasma y mostraste gran presencia de ánimo ante Tertius Fume. Muy bien hecho.

PROCEDIMIENTO DE SALIDA DE LA OSCURIDAD: 7 Muy bien.

RESULTADO DE LA TAREA OSCURA: 7 Un éxito rotundo.

EVALUACIÓN DEL TUTOR SOBRE LA IDONEIDAD DEL CANDIDATO O CANDIDATA PARA INCORPORAR UN USO EQUILIBRADO Y RESPONSABLE DE LA OSCURIDAD EN SUS FUTUROS ESTUDIOS: 8.

Considero a este candidato sumamente adecuado. También me reservo el derecho a poner la nota que yo estime oportuna.

PUNTUACIÓN TOTAL (SOBRE 49) 49.

resultado de la semana oscura(táchese lo que no proceda):

SUSPENSO: Sin posibilidad de recuperación

SUSPENSO: puede recuperar

APRODADO justo; recuperar solo la teoría APROBADO

APROBADO CON MÉRITO

APROBADO CON DISTINCIÓN

Firmado: Marcia Overstrand y en nombre de Alther Mella: Gracias, Septimus.