Quédese con el cambio.

Aferrarte a alguien a sabiendas de que debes dejarle ir es una forma de aplazar lo inevitable para ellos y, también, para ti. Te permite posponer el llevar a cabo esa transición que estás a punto de imponer hasta que estás preparado. Al igual que cuando cancelas la visita de un huésped a quien hace tiempo deseabas ver, pero para la cual nunca tuviste ocasión de disponer lo necesario, se trata de la salida más conveniente y fácil… para ti.