Amo odiarte.

Nuestra forma de entender la popularidad no puede ser más tergiversada. La imaginamos como un reducido y exclusivo círculo de personas a las que idolatramos o envidiamos. Pero casi todas las personas populares son odiadas por la mayoría. Así, si eres objeto del desprecio de cuantos quedan fuera de tu camarilla, y sólo gustas a los que pertenecen a ella, entonces es evidente que gozas de una impopularidad pasmosa, se mire por donde se mire. La clave para alcanzar la popularidad plena no reside en ser amado o envidiado por el mayor número posible de personas, sino más bien en ser amado o envidiado por las personas adecuadas. Petula sabía esto por instinto.