La pesquisa tuvo lugar esta mañana. Nada. Todos fuimos llamados a declarar. Trabajé de seis a nueve, tomé un taxi a toda prisa para llegar a tiempo y luego otro taxi para volver a Queens lo más pronto posible. La historia que inventé para la Hermana Agatha fue sobre un interrogatorio policial relacionado con las cartas anónimas, que aceptó sin averiguar nada más.
No, no advertimos ninguna tensión particular entre el señor Warner y su amante, la señora (?) Delvecchio Schwartz. Ni siquiera Pappy pudo aportar un nombre de pila. No, ninguno de nosotros había oído nada. La ausencia de Chikker y Marge fue señalada como correspondía, pero de todos modos la policía no creía que estuvieran involucradas. El veredicto fue: homicidio y suicidio. Caso cerrado. Podíamos disponer del cadáver de la señora (?) Delvecchio Schwartz para enterrarla. ¡Nada de incinerarla! De ese modo podrían exhumarla si aparecían nuevas pruebas; o si quisieran hacerle algún test para investigar algo. Todos estuvimos de acuerdo.
Alguien, posiblemente a través de la «señora», se había enterado del amorío entre Duncan y yo, porque la Hermana de Urgencias me hizo algunas pequeñas y pérfidas insinuaciones. Yo me hice la tonta. Que digan lo que quieran, no tienen suficientes pruebas.
Mi credibilidad ante la Hermana Agatha sufrió otro golpe cuando tuve que anunciarle que no iría a trabajar el viernes. Una muerte en la familia, inventé. Supongo que no me creyó.