Esta tarde me estaba despidiendo de Duncan, con Flo aferrada a mi pierna, cuando Toby bajó estrepitosamente las escaleras. Apenas nos vio, se detuvo, con el dilema dibujado en la cara; hasta el momento, se las había ingeniado para evitar el encuentro con Duncan. Sin embargo, al final se encogió de hombros y siguió su camino. Es difícil para un hombre bajo mirar hacia arriba cuando tiende la mano para presentarse, pero Toby cumplió y procuró mirar a un hombre mucho más alto que él de igual a igual.
Al alejarse de la puerta, me lanzó una pregunta:
—¿Qué le sucede a nuestra Pappy? Tiene un aspecto terrible. —Y se marchó.
El problema es que no la veo casi nunca, pero mañana me despertaré temprano y la abordaré.