LA ARMADURA DE LORD VILE

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Billy-Ray Sanguine no le gustaban los Infectados.

Los miró al pasar por su lado, miró sus caras inexpresivas y sus ojos apagados. Con un pie en la tumba y el otro vivito y coleando, nunca se tomaban un descanso. El dominio de Dusk sobre ellos era absoluto.

Sanguine los dejó atrás. Mientras caminaba, sentía el cuchillo en su cinturón. Era grande, pesado e incómodo. Prefería con mucho su puñal, pero esa niña se lo había quitado. Estaba deseando encontrarse con ella otra vez.

Las cuevas eran grandes y las luces que habían colocado apenas iluminaban en la oscuridad a través de la cual caminaba ahora el barón Vengeus agrandes zancadas.

—Los Infectados han registrado las cámaras que están hacia el este —le dijo Sanguine—. La armadura no está ahí. Yo he rebuscado en las cuevas de la parte oeste, y tampoco he encontrado nada. También me he abierto paso en dirección norte a través de unos cuantos pasadizos derruidos, y nada. Parece que la armadura, si es que está aquí, se halla en una de las cámaras que hay hacia el sur.

—Está aquí —dijo Vengeus seguro de sí mismo—. Lord Vile murió en estas cuevas, lo sé. ¿Qué hay de mi ropa?

Para ponerse la armadura, Vengeus iba a necesitar unas ropas especiales que le protegiesen del Poder Nigromante. Y le había encargado a Sanguine que las consiguiera.

—Estarán preparadas al anochecer —dijo Sanguine—. Se lo prometo.

—Más vale que sea así.

Sanguine lo miró, pero no dijo nada. El barón no era un hombre con el que bromear, especialmente en un momento como este.

Otro que no le gustaba nada a Sanguine era Dusk. Por regla general, no le gustaban los vampiros, pero sobre todo no le gustaba Dusk, especialmente por el modo en que se acercaba sigilosamente, sin hacer el mínimo ruido. Vengeus era la única persona que Sanguine había conocido que podía oír a Dusk aproximándose. Esa era la razón por la que, cuando Dusk hablaba justo al lado de Sanguine, este pegaba un brinco y Vengeus ni se inmutaba.

—Barón —dijo Dusk—, la hemos encontrado.

Los ojos de Vengeus brillaron a la luz de la lámpara. Siguieron a Dusk más adentro del sistema de cuevas. El agua goteaba por las paredes, lo que hacía que el suelo estuviera resbaladizo. Caminaron hacia donde se encontraban los Infectados, que se echaron hacia atrás para permitir al barón Vengeus, entrar en la cámara recién descubierta. Sanguine caminó hacia delante y se detuvo junto a Dusk.

Las lámparas creaban unas largas sombras en las paredes de la cueva. En el centro de la cámara había una gran mesa redonda de piedra, y sobre esa mesa estaba tendida la armadura. Era de un color negro mate, sin arañazos ni ningún tipo de huellas. Para el barón Vengeus, debía de ser lo más bonito que jamás había visto.

La armadura de Lord Vile.