Esa misma tarde, de vuelta en mi habitación, llamé a Leon.
—¿Abusaron de tu tío cuando era niño? —le pregunté.
—¿Qué? —exclamó Leon—. ¿Abusos? No. Bueno, su padre y él no estaban demasiado unidos, pero no creo que eso sea abusivo. Y su madre era más bien fría, aunque…
—No, quiero decir sexualmente. Abusos sexuales.
—¡Dios mío, no! Quiero decir, que yo sepa. Por Dios, no.
Colgamos y llamé a Mick para contarle lo que había descubierto. Mientras hablaba, tiré el I Ching.
—Jesús —dijo Mick—, Jesús bendito. Tendría que haberlo adivinado.
Sumé las monedas y busqué en el libro. Hexagrama 55: Humo Solitario.
—Lo sé, es lo que pasa con la verdad. Es como las llaves de tu coche: siempre en el último sitio en que miras. ¿Procesó Vic alguna vez a Andray? —le pregunté—. ¿O lo intentó?
—No, nunca. Ya lo comprobé.
«El humo sin el fuego pierde a su hermana. El hombre prudente sigue al humo hasta su chispa. Un rey solitario no puede regir a su pueblo. El amor estropea el arroz y enrarece las nubes.»
—¿Estás ahí? —preguntó Mick.
—Aquí estoy.
—¿Y ahora qué hacemos? Es decir, ¿tú crees que lo mataron por eso? He estado repasando todas sus finanzas y creo que…
—Olvídate de sus finanzas —le dije—. Va a ser esto.
—¿Qué quieres decir? ¿Crees que Lawrence…?
—Lawrence no, pero se trata de esto. Éste es el misterio, tiene que serlo.
—¿Cómo puedes estar tan segura? —me preguntó Mick, siempre con suspicacias.
—Nunca estoy segura de nada —le respondí—, pero tengo bastante claro que esta, bueno, propensión suya tiene bastante que ver con por qué Vic fue asesinado.
—Bueno, sigo pensando que debería seguir rastreando los archivos —sugirió él—. Nunca se sabe…
—Haz lo que quieras. Yo voy a intentar hacer algún amigo entre los alcohólicos de Congo Square.
Estaba saliendo por la puerta cuando me llamó Leon.
—Hola, Claire.
—Hola, Leon.
—Es que… Estaba pensando que mi madre nunca me dejó solo con Vic.
—¿Nunca? Pero ¿nunca, nunca?
—Nunca jamás —insistió él, un pelín trastornado—. Bueno, eso no significa…, pero recuerdo que una vez ella hizo un comentario, algo así como que, bueno, Vic no sabía nada sobre niños. Ya ves, algo totalmente inocente.
—¿Ni una sola vez? —insistí—. ¿Ni siquiera para ir a comprar cigarrillos?
—No —concluyó Leon—. Si tenía que ir a algún lado me llevaba con ella, siempre. Ni una sola vez.
La mayor parte de la gente que ha sufrido abusos de niños no ha matado nunca una mosca. Pero, de toda la gente que mata moscas, a casi toda le han roto las alas.
Ella lo sabía. La madre de Leon lo sabía.