¿Paco? Viste anoche la tele. ¿Qué viste? Ah, no. Yo estuve viendo una película buenísima: El asesino siempre mata dos veces. Buenísima. Empieza con una mujer que está en la cama durmiendo. De pronto, se ve una sombra en el pasillo que avanza despacito. La cámara va subiendo y enfoca a la sombra, que lleva un cuchillo en la mano, sigue avanzando despacito para que la mujer no se despierte. La mujer abre los ojos, escucha con atención, el hombre del cuchillo se queda quieto y la mujer se vuelve a dormir.
Se levanta, pone una maleta encima de la cama y la va llenando de ropa, cuando la tiene llena escribe una nota en un papel, la deja sobre una mesa y sale de la casa. Al poco rato llega un hombre, entra y mientras se va quitando el abrigo, dice: «Margaret, Margaret». Y no contesta nadie. Va de un lado a otro de la casa sin dejar de decir: «Margaret, Margaret». Se asoma al cuarto de baño y nada, luego llega al dormitorio y nada, y de pronto descubre el papel sobre la mesa, lo lee en voz alta: «Me voy, es inútil que trates de buscarme, Margaret».
El hombre va hasta el teléfono, marca un número y dice: «Leonor. Todo resuelto. Se ha ido».
Entonces se ve a una mujer que no es la que estaba llenando la maleta, es otra, se acerca a cámara y dice: «Yo pesaba ochenta kilos, pero gracias a Delgacín ahora peso sesenta», en esto, aparece un hombre y dice: «¿Busca piso? ¿Busca un buen empleo? Nosotros tenemos lo que usted necesita, venga a vernos o llame al 90 03 22 43 43». Y aparece una mujer que dice: «Se acabaron las arrugas. Ahora con Lisapiel usted volverá a tener el cutis de sus quince años», luego una mujer saca un montón de ropa de una lavadora, toma una camisa y dice: «No hay nada que hacer, estoy desesperada», entonces entra una amiga y le dice: «Tienes que usar Blanquilín. Yo tenía el mismo problema hasta que empecé a usar Blanquilín». El hombre sigue al teléfono, marca otro número y dice: «¿Ferguson? Soy Johnny. Margaret se ha ido. Pues no lo sé. Me ha dejado una nota sobre la mesa. ¿Tienes idea de adónde puede haber ido?». Mientras está hablando por teléfono, se ve a la mujer que va en un coche y llora desconsoladamente. Llega a una gasolinera, se baja y entra en la cafetería. En una mesa hay dos individuos con pinta de gánsteres. La mujer pide un refresco y en ese momento aparecen dos niños que comen un yogur y entra su papá y dice: «Me gusta compartir la vida con mis hijos», y luego sale un coche que va por un desierto, no el de la mujer que va llorando, otro rojo, y una voz en off, dice: «¡Por fin el coche que usted estaba esperando. Catorce válvulas, freno en las cuatro ruedas, aire acondicionado gratis! Viaje seguro con el último modelo del coche del año». Y aparece otra vez la mujer con la camisa sucia y dice: «Estoy desesperada…», entonces entra la amiga, la de antes, y le dice que use el Blanquilín.
A todo esto, el hombre que estaba hablando por teléfono va hasta una cómoda, abre un cajón, saca un revólver, lo carga con balas, se lo mete en el pantalón y va hacia la puerta, sale, se mete en el coche, en ese momento entra un niño con la camisa manchada de tinta, aparece su madre y dice: «¡No doy más, estoy ya harta de las manchas!», y entra una señora mayor y dice: «Hija, todo tiene solución, te traigo de regalo una lata de Blancol. Unas gotas en tu lavadora y se acabaron las manchas». Y otra vez el hombre hablando por teléfono con su amigo. Tal vez haya ido a casa de su madre en Minnesota, y sale de la casa, se mete en un coche y cuando va por la carretera se ve un cartel con una flecha que dice: «A Minnesota». El hombre enciende la radio del coche y se oye una noticia: «En el kilómetro veinte de la carretera 42 ha habido un accidente. Una mujer que conducía un Cadillac blanco ha chocado de frente con un camión cisterna. La mujer está ingresada en el Hospital General de Chicago. El hombre da la vuelta con el coche y se ve un cartel que tiene una flecha que dice: “A Chicago”». Entonces aparece una mano con un spray y dice una voz en off: «Se acabaron las cucarachas, con Cucarachol, asunto resuelto». En esto que aparecen un niño y su papá y se comen un yogur. Luego aparecen una mujer con una botella en la mano y dice: «En mi piso ni una huella, porque uso lejía Lipiolín». Y… qué pena que me dormí, porque era una película muy bonita, un poco complicada de entender, pero era una película preciosa.