NOTAS SOBRE UNA EPIDEMIA 3

En 1827, Thomas Smith, licenciado de la célebre facultad de medicina de la Universidad de Edimburgo, se hizo cargo de la botica de su hermano William. Empezaron a manufacturar productos químicos y medicinas elaboradas con productos de origen vegetal. Diez años después, se orientaron hacia los alcaloides, la morfina en particular, que empezaron a extraer del opio.

John Fletcher Macfarlan, un cirujano de Edimburgo, se había hecho cargo de una farmacia en 1815 y había consolidado un importante comercio de láudano. Más tarde fabricó morfina, cuya demanda se había incrementado gracias a la aparición de la aguja hipodérmica, que aumentaba la eficacia de la droga permitiendo inyectarla directamente en el torrente sanguíneo. El negocio de Macfarlan prosperó y, además de vendajes quirúrgicos, fabricaba también anestésicos (éter y cloroformo). En 1840 abrió una fábrica y, hacia la primera década del nuevo siglo, J. F. Macfarlan & Co. se había convertido en uno de los mayores proveedores de alcaloides del país.

Ambas empresas siguieron creciendo por medio de absorciones y adquisiciones y, en 1960, se fusionaron para formar Macfarlan Smith Ltd. En 1963 la compañía fue adquirida por el grupo Glaxo, y hoy en día sigue dando empleo a más de doscientos trabajadores en su planta de Wheatfield, en el distrito de Gorgie (Edimburgo).

La creencia de que la heroína que inundó las calles de Edimburgo a comienzos de la década de 1980 tenía sus orígenes en productos de base opiácea fabricados en dicha planta, debido a una serie de infracciones de las medidas de seguridad, gozó de amplia difusión. Cuando dichos problemas de seguridad se resolvieron, se atendió la enorme demanda local de heroína con mercancía barata de procedencia pakistaní, que a la sazón ya había inundado el resto del Reino Unido. Los teóricos de la conspiración señalan que esta saturación de heroína de importación se produjo poco después de los disturbios generalizados que tuvieron lugar en 1981 en muchas de las áreas más pobres de Gran Bretaña, y que, en los casos de Brixton y Toxteth, recibieron la máxima atención mediática.