1. Crónicas de la corte

Del «Reglamento para los Servicios de Honor y el Ceremonial de la Corte», Maximiliano I de México. Sección Tercera. Jueves Santo:

23.

Los manjares estarán listos en el comedor. Tan luego como los Emperadores se dirijan a la mesa, los secretarios de las Ceremonias pasarán al comedor y saldrán de él inmediatamente seguidos cada uno por doce hombres de la Guardia Palatina, que llevarán sobre azafates el primer servicio.

El Primer Secretario de las Ceremonias atenderá la mesa de los ancianos y el Segundo Secretario de las Ceremonias la de las ancianas.

Pasados ya los tristísimos Jueves y Viernes Santo, el luto, la Adoración de la Cruz y tantas misas y sermones mañana y tarde, pasados el Sábado de Gloria y el Domingo de Pascua la corte se preguntaba entre otras cosas si a la Emperatriz Carlota que de perfil se parecía cada vez más a su abuelo Luis Felipe no le había dado asco lavar los pies de las doce ancianas, y qué clase de huevo de Pascua le habría regalado Maximiliano ya que en Francia a un huevo de Pascua del tamaño del de una paloma podían caberle varias sortijas o hasta diecinueve luises, a uno del tamaño del de una gallina un collar de dos mil pesos, y si era cierto que como decía «El Diario del Imperio» la patata o papa gallega era más fecunda y vigorosa pero que la papa de La Mancha era sin lugar a dudas de mayor calidad, opinión que según se tenía entendido compartía Monsieur Bouleret uno de los cocineros de palacio, y qué tanto servía el Secreto de Cupido en esas mismas páginas anunciado para eliminar el vello superfluo como le interesaba saber a Madame L., y se corría la voz de que el General Escobedo se había apoderado de un convoy de doscientos carros que llevaba once millones de francos, y que se había publicado un calendario de duendes y aparecidos y, le decía alarmado al Señor Mangino y Larrea un general de división vestido con una levita de paño azul oscuro con charreteras de canelón grueso, en una misa celebrada en Nueva York treinta mil yankees se han declarado juaristas, en tanto que a un huevo de Pascua del tamaño de uno de avestruz podía caberle hasta un millón de pesos en diamantes.

24.

En este momento dará el Emperador su sombrero al Ayudante de Campo de servicio, y la Emperatriz su pañuelo y abanico a la Dama de Honor de servicio.

25.

El Chambelán de servicio tomará los platos de los azafates y los pondrá en manos del Gran Mariscal de la Corte que los pasará al Emperador y a los Príncipes, quienes le ayudarán a servir la mesa; asimismo se hará para quitar los platos.

A la Emperatriz definitivamente no le sentaba el negro de todas esas ceremonias, se veía más adusta que de costumbre, pero pasados ya esos días en que la ciudad estaba muerta y brillaban por su ausencia los landós, las berlinas y desde luego el faetón de los Emperadores, volverían sin duda las fiestas de palacio y los Lunes de la Emperatriz donde se podían escuchar poemas del Rey Netzahualcóyotl, y desde luego volverían las fiestas de Mariquita del Barrio, en la última Concha Aguayo estaba radiante y Rosa Obregón más fea y vieja que nunca, Madame Sánchez Navarro parecía una Virgen de Murillo, había faroles venecianos de colores y otros de luz muy suave iluminados con bujías de esperma, en palacio volveremos a disfrutar de la exquisita sopa de Quenelles, se cantarán las nuevas habaneras como «La Bella Elisa» y «La Tardanza» además de «La Paloma» que tanto le gusta a la Emperatriz Carlota, en la fiesta de Mariquita un encargado de negocios ad interim de alguna embajada desconocida declaró que en los Estados Unidos el King Cotton le había cedido el paso a le bonhomme petroleum, todos habían bebido del Sercial seco de Madeira que le encantaba al Emperador aunque era un poco amargo y las malas lenguas decían que la Emperatriz se dormía en el teatro y tenía que pellizcarse para estar despierta, pero de todos modos era muy bella, y cuando el supradicho chargé d’affaires agregó que tarde o temprano México tendría que someterse a los Estados Unidos, America must rule America, agregó, Don Pedro Elguero y su tocayo Don Pedro de Negrete lo calificaron de agent provocateur.

26.

El Gran Chambelán de la Emperatriz y el Chambelán de servicio, tomarán los platos de los azafates y se los presentará a la Dama Mayor y la Dama de Palacio de servicio, quienes a su vez los pondrán en manos de la Emperatriz y de las princesas que La ayudarán a servir la mesa; asimismo se hará para quitar los platos.

27.

El mismo orden se observará con los otros servicios debiendo siempre los secretarios de las Ceremonias ir en busca de los manjares. Los servicios serán tres, constando cada uno de cuatro platos.

28.

Concluida la comida entrarán los lacayos para quitar las mesas, bajo la dirección del mayordomo.

Bueno, no tanto bella como distinguida, dijo refiriéndose desde luego a la Emperatriz la Arruginaga que ella sí estaba hermosísima como siempre, recibió sin ruborizarse los piropos de Don Luis Robles Pezuela, y además de que el luto no la favorece tampoco los diamantes y sí las piedras que realzan el color de sus ojos que no son garzos como afirman los poetas sino cafés, pero de cualquier manera muy claros, ¿quisiera usted un poco de Chéri cordial?, los jabones de lechuga y los polvos de arrow-root hacen milagros con la piel delicada, le dijo al oído la Señora R. a su amiga y confidente la Marquesa de K., y eso la Emperatriz lo sabe, es decir lo del color negro, y fue por eso que hizo bien en ordenar la vuelta de los colores cuando acabó el luto de rigor, de rigueur decimos ahora, tras la muerte de su padre Leopoldo, aunque se afirma que fue por no entristecer al principito Iturbide a quien el Emperador monta en su barriga cuando se mece en su hamaca de los Jardines Borda, dijo Lupe Cervantes: las últimas novedades, llegadas de París, además de que la Emperatriz Eugenia le va a regalar a Colombia una estatua de Cristóbal Colón para la ciudad de Colón en Panamá, son que Gutiérrez Estrada desmintió que su hijo haya criticado a Maximiliano, y que Napoleón Tercero está, además de viejo y gotoso, muy preocupado por los fusiles de aguja desarrollados por los prusianos, puesto que disparan tres veces más rápido que las escopetas cargadas por la boca; ¿tres veces más rápido?, preguntó Concha Adalid, a su vez con la boca abierta.

29.

Quitadas las mesas, extenderán dos ujieres un lienzo por encima de los pies de los doce ancianos; otros dos ujieres extenderán otro lienzo por encima de los pies de las doce ancianas, y sus parientes descalzarán, por debajo del lienzo, el pie derecho a cada uno de ellos.

30.

Durante este acto, el Limosnero Mayor y el Capellán Maestro de Ceremonias entrarán en el Salón y se colocarán cerca del Emperador.

31.

Dos ujieres tendrán a la disposición del Limosnero Mayor y del Gran Chambelán de la Emperatriz, las dos palanganas y el agua para el lavatorio.

Y no se me olvidará nunca lo gracioso, lo ridículo diría yo que se veía el Ministro Lares la primera vez que bailó una cuadrilla, la Generala Almonte Die Frau Generalin como la llamaba la Condesa Kollonitz, no daba pie con nota, tan estúpida y como siempre tan servil, de todos modos darle de comer a doce ancianos y lavarles los pies aunque ya los tengan muy bien lavados desde antes, y enjuagados con agua de Florida el más delicado de todos los perfumes tropicales acotó Don Ignacio de la H., es una tarea que humilla a los soberanos y le hace bien a la Emperatriz tan pagada de sí misma y tan distinta, tan diferente del Emperador que ése sí es tan bello, qu’il est beau, notre Max!, ¿y qué sabemos aquí en México de las figuras de la Cuadrilla?, ¿qué sabemos de Pastourelle, Chassé-Croisé, Visites?, ah, si viniera a México Don Johann Strauss como Ballmusik Direktor, lo malo es que según me han contado, ahora la Emperatriz insiste en incorporar platillos de los que llaman típicos mexicanos en los menús de palacio, y me pregunto si llegará el día en que el mole de guajolote, hágame usted favor, sustituya los estómagos de aves a la Périgueux y la capirotada al Budín de Berlín, o el pulque a los vinos Johannisberg, yo no diría que la Emperatriz es arrogante, visitó el otro día el orfelinato y besó a las niñas expósitas, las sentó en sus piernas y le mostraron una casulla toda bordada con oro por ellas mismas, de todos modos los pavos trufados son menos importantes señaló el Doctor Carpena, limosnero mayor interino, que las últimas noticias procedentes de Veracruz, porque en el paquete de Saint Nazaire han llegado unos pliegos para el Mariscal Bazaine, y todo el mundo se pregunta qué dirán los famosos pliegos, pues era un secreto a voces que Napoleón quería ya retirar el ejército francés de México, se decía que Drouyn de Lhuys le había escrito a Montholon para que le dijera al gobierno americano que si los Estados Unidos reconocían o al menos respetaban el Imperio Mexicano los franceses se irían, y por otro lado los juaristas se burlaban de tal ejército y tenían algo de razón: no es tan fácil, como señaló el Comandante Don Rodolfo Günner, conquistar un territorio tan grande: de Sonora a Yucatán hay tres veces y media la distancia entre Marsella y Dunquerque,

32.

Entonces entrará en el Salón el Primer Capellán de la Corte, precedido de otros dos capellanes, todos revestidos de los ornamentos y acompañados de monacillos con velas e incensarios.

33.

El Primer Capellán se dirigirá hacia el Altar erigido al efecto y entonará el Evangelio que corresponde a esta ceremonia.

34.

El Emperador se quitará entonces la espada y la dará al Ayudante de Campo General.

para después de Semana Santa Lola Garmendia había planeado una nueva excursión a las Grutas de Cacahuamilpa que según afirman son más bellas que las de Antíparos y Fingal, a la Emperatriz Carlota le encantaron, e incluso que las Cavernas Mamouth del Kentucky; necesitamos que vengan los extranjeros a enseñarnos las bellezas de nuestra patria, dijo Lola Elguero a quienes todos le reconocían su talento musical, a la Emperatriz se le zafó un zapato en el Pasaje del Chicle, bautizó el perfil del Dante, impresionante el parecido, el dibujante de la corte Herr Hoffmann hizo unos croquis bellísimos de la Sala del Chivo y la Galería de la Fuente y el Monolito Chinesco, y un oficial de Órdenes también de levita azul pero sin adornos en el cuello pareció que iba a decir algo, pero se arrepintió: las mejores vestidas, como siempre, en la fiesta de la Mariquita, la Condesa del Valle, las Mier y Terán y la Lizardi que tan bella se veía con ese bando de perlas en la frente que le enmarcaba la cara, aunque si las tropas francesas evacuaron China y sólo dejaron allí a la marina, no veo por qué en México no se pueda hacer lo

35.

Al tiempo de pronunciar el Capellán las palabras «Cumm accepisset linteum praesumpsit se», dos ayudas de cámara presentarán en azafates de plata dos delantales a los gran chambelanes, quienes los entregarán a los Emperadores que se los pondrán ayudados por el Gran Mariscal de la Corte y la Dama Mayor.

36.

Después otros ayudas de cámara presentarán a las mismas personas dos toallas en azafates de plata, quienes las entregarán a los Emperadores.

37.

Los ayudas de cámara permanecerán con los azafates cerca de los Emperadores, para recibir las toallas y los delantales en cuanto concluya el lavatorio de los pies.

mismo, lo que sucede es que sí, ahora seguiremos yendo todos al teatro y a la ópera, a la zarzuela, ¿ya fueron a ver «La Isla de San Balandrán»? o a una corrida de toros de Ateneo en la Plaza del Paseo Nuevo, pero con divertirse no se arreglará nada en este país de desidiosos y corruptos, lo que es a mí no me parece tan guapo el Emperador como dicen y menos como me decían que era, dijo la Señora M., recién casada con un veterinario belga, nada se hará mientras en la Calle de Alconedo siga habiendo un solo farol y montones de basura en todas partes, canales abiertos de aguas negras, aunque se construyan algunas avenidas macadamizadas, es verdad, no han reparado la arquería de Belén que se dañó con el temblor de hace dos años y aunque exista el proyecto de circunvalar la ciudad de México con un foso que evite las inundaciones que padecemos desde el virreinato eso también es cierto, y es que el Emperador como está calvo tiene que hacerse la raya en la nuca para echarse el pelo sobre la frente, sí, pero es muy alto, dijo la Condesa de Courcy que a veces acompañaba a la Emperatriz al santuario de Notre Dame de Guadeloupe, tan alto como los guardias palatinos tan bien escogidos, ¿y por qué no le dicen a Carlota que tome agua del manantial cercano al santuario, que tiene tanto hierro, a muchas mujeres la Virgen les hizo el milagro de que se embarazaran?, preguntó si mal no recuerdo la Señora Rodríguez de Esparza, en tanto que en Viena el alumbrado público se inauguró hace más de veinte años en 1843, ¿pero no será de verdad estéril la Emperatriz?, y nada mientras los ladrones se roben hasta los zaguanes de las casas como ocurrió con uno de la Calle del Relox o mientras los propios invitados al palacio se roben los cubiertos que Maximiliano encargó a Christofle de París, ¿o no será, mejor dicho, que el Emperador y la Emperatriz ya no duermen juntos desde que llegaron a México?, y sobre todo nada se hará agregó el Señor Raygosa, mientras no nos unamos todos los mexicanos bajo la bandera del Imperio y se acaben los Juárez y sus comparsas y los que como el General Vidaurri ofrecieron su apoyo militar a los confederados para que los dejaran después ser presidentes de lo que quería llamar la República de la Sierra Madre, ¿pero no será que Maximiliano como dicen es impotente?, y nos pongamos a trabajar en vez de traer chinos y polacos al país, o negros de los estados sureños como sugirió Maury el oceanógrafo a quien el Emperador según me dicen le había autorizado a reproducir en México la atmósfera de Virginia, o sigamos importando pianos de madera de jacaranda habiendo aquí tantas jacarandas, nada se logrará tampoco, dijo un académico de la lengua purista par excellence, mientras no reafirmemos nuestra nacionalidad con el uso correcto del idioma castellano y rechacemos tantos galicismos como adieu, cachet, potpourri y parvenu para citar sólo unos cuantos, o donde habiendo tanta pobreza que sí, está bien que es la única mexicana que ha cantado jamás en La Scala de Milán pero no es justo que se gaste tanto dinero en recibir estrambóticamente a la Ángela Peralta con arcos de follajes y colgantes frutos forrados con hoja de oro,

38.

Al pronunciar el Primer Capellán las palabras «Coepit lavare pedes discipulorum», el Emperador, puesto de rodillas, lavará y enjuagará los pies de los ancianos.

39.

El Limosnero Mayor echará el agua, y el Capellán Maestro de Ceremonias sostendrá la palangana.

40.

La Emperatriz se pondrá también de rodillas al mismo tiempo que el Emperador, Su Gran Chambelán echará el agua, y un ayudante de cámara le tendrá la palangana mientras Ella lava y enjuaga los pies de las ancianas.

y la prueba también de que la Emperatriz no es arrogante es que visitó el Colegio de la Enseñanza y aceptó conmovida unas chinelas de canevá para ella y un gorro griego para el Emperador las dos cosas con bordados hechos por las propias niñas de la escuela, nada se hará en este país mientras el Mariscal Bazaine siga tanto tiempo encerrado en el Palacio de Buenavista como lo hace desde que se casó con la tal Pepita esa mariscala de pacotilla que nada más sueña con su presentación en las Tullerías y que si acaso sale, me refiero al mariscal, es en las mañanas que se le ve solo a caballo sin insignias con un simple dormán y cubrenuca blanca bajo el chacó, rememorando sin duda mejores tiempos en Kabylia allí tienen otro galicismo que en realidad viene del húngaro shakó, ¿por qué no decimos morrión, adiós, distinción, olla podrida?, y ningún progreso tampoco, me refiero a un progreso constante y sonante mientras que, pero eso lo digo aquí muy, muy entre nos, ¿por qué no usamos advenedizo en vez de parvenu?, mientras que, decía, el Embajador se interese más en subsidiar el cultivo de perlas, las más bellas para mi Carla querida, había dicho, o del gusano de seda, para que en los vestidos de seda la Emperatriz luzca las perlas, dijo la esposa de Don M. B., que en administrar el país, y cuando se le ocurre hacerlo o lanza edictos sanguinarios como el del 3 de octubre, muy necesario por otra parte, o edictos sobre la creación de viveros de sanguijuelas que es perder el tiempo, y el otro día, ¿supieron?, un hombre se tragó varias sanguijuelas y tuvo unas hemorragias pavorosas, aunque le diré que los franceses tienen unos españolicismos que dan escalofríos, por ejemplo de la palabra novio han formado el verbo novioter y después el Emperador se va a Cuernavaca a cazar mariposas, si bien yo tengo entendido que se trata de una sola mariposa ¿pero entonces el Emperador no es impotente?, con la que va a novioter, o sea a echar novio, y que es una linda mariposa de ojos negros, ¿cómo?, ¿vamos a tener en México una Pompadour? ¿Una Diana de Poitiers?, dijo una bella joven a quien, y a juzgar por el enorme escote que enseñaba casi en toda su turgencia el esplendor de sus pechos blancos, y a pesar de los dientes amarillos y huecos que no ella, sino el Emperador mostraba siempre porque siempre tenía los labios entreabiertos defecto por lo demás que denunciaba su azul sangre habsburga, le hubiera gustado, quizás, transformarse en otra Du Barry.

41.

Concluido el lavatorio, los Emperadores Se quitarán los delantales en la misma forma en que Se los pusieron, y devolverán las toallas y los delantales a las personas que Se las dieron, las cuales a su vez las entregarán a los respectivos ayudas de cámara.

42.

El Emperador Se lavará las manos al pie del estrado, el Chambelán de servicio Le echará el agua, un Ayuda de Cámara tendrá la palangana, y el Gran Mariscal de la Corte Le presentará la toalla, que otro Ayuda de Cámara Le llevará en un azafate de plata.

43.

La Emperatriz Se lavará también las manos al pie del estrado; Su Chambelán de servicio Le echará el agua, un Ayuda de Cámara tendrá la palangana, y la Dama Mayor Le presentará la toalla, que Le llevará otro Ayuda de Cámara en un azafate de plata.

De las virtudes del jarabe pectoral de anacahuite, del escándalo del Abate Alleau que conmovió a la alta sociedad mexicana al afirmar que el Emperador había contraído una enfermedad venérea en un Brazilian bagnio, para decirlo con las palabras de un flamante diplomático inglés, quien no se sintió aludido cuando alguien señaló que le disgustaban más los anglicismos como meeting, lunch y toast que los galicismos como homme du monde o rastaquouerisme; de los moldes y patrones de La Mode Elégante con los que se podía confeccionar desde cobartas de felpa con encaje de guipur negro hasta chalecos con ballenas flexibles y cintas elásticas para señoritas de veinte años: del Gran Baile del Casino Español en honor de Santa Isabel y del Te Deum por el santo de Eugenia de Montijo; de la nueva gramática francesa de Chastreau; del increíble insulto que nos hizo el Emperador Pedro de Brasil que no recibió a nuestro embajador el Señor Escandón sino hasta un mes después de llegado; de la también increíble relación que hizo Monsieur Doménech sobre el anatomista mexicano coleccionista de cráneos que cuando vio en Yucatán a un indio con una cabeza extraordinariamente grande lo mandó matar para agregarla a su colección; del vapor «Atalanta» que había llegado a Veracruz procedente del Havre con once enfermos de cólera a bordo; de la Academia de Esgrima de Don Joaquín de la Cantolla y Rico; de que estaba muy mal que los periodiqueros de la capital vocearan noticias falsas para vender más, y que las vendedoras de turrones cantaran versitos obscenos; de que el Emperador, consciente de los problemas económicos del país, había desaprobado la cantidad excesiva destinada a la banda de música de la policía municipal y ordenado cortes en el presupuesto de palacio, la propia Carlota redujo su número de damas de veinte a catorce, cosa que era nada si se pensaba que la Reina de España tenía sesenta, y el Emperador se había olvidado del proyecto de importar caballos finos, uno después de todo podía adquirir una buena bestia en la venta de caballos sobrantes del regimiento de húsares que se haría en la Plaza Principal aunque siempre hay que verles el colmillo hay algunos con esparavanes en los labios y cascos muy crecidos, y a los precios de hoy: una carreta Victoria cuesta mil cien pesos y ochocientos un tronco de caballos tordillos, un caballo retinto para niño cincuenta y un pasaje de Veracruz a Nueva York hasta ciento cincuenta pesos oro, y de que a propósito en Nueva York se remataron quince mil cueros de chivo mexicanos a noventa y noventa y cinco céntimos la pieza, y es más ridículo aún, acotó el académico, lo que hacen algunas personas que rodean a los Emperadores, y que para no apenarlos repiten los mismos errores que ellos cometen en español, y así, por ejemplo, desde una vez que Maximiliano dijo valso en lugar de vals, todo el mundo dice valso, desde que dijo dolce todo el mundo dice dolce, dicen: ¿ha escuchado usted «El Beso» que es un nuevo valso para piano y canto?, ¿ha probado usted el dolce de leche que tanto le gusta a la Emperatriz Carlota?, y de que desde luego, nadie, con tanto relleno y postizo para el pelo como hay ahora en México, castañas simples y dobles, trenzas y rizos y abultados para peinados a la amazona, nadie tenía pretexto para estar mal peinada los Lunes de la Emperatriz, aunque Carlota hablaba mejor el español que Maximiliano, pues desde muy niña tenía Sprachgefühl o en otras palabras intuición lingüística y además, y eso era otra prueba de su bondad de alma, Carlota sufría con la vista de esos pobres presidiarios encadenados uno a otro con grilletes en los pies que todos los días en la madrugada barrían y regaban las calles de la ciudad de México, San Francisco, Capuchinas, La Perpetua, el Paseo de la Emperatriz, y por si fuera poco algunos franceses eran tan ignorantes que decían y escribían pulgue en lugar de pulque, cancrejos en vez de cangrejos, tchintches en lugar de chinches para no pronunciarlas shinshes, o usaban las dobles consonantes que en español nunca hay como en Coffre de Perote, Barranca Secca o Passo del Norte, y lo que es peor, también Carlotta cuando que la Emperatriz había castellanizado su nombre, Carlota, así, con una sola te desde antes de salir de Miramar, pero qué bien de todos modos que se le compensaran al Emperador sus malos ratos con alegrías como la que le dieron el otro día cuando le presentaron el proyecto para la fuente de la Plaza de Armas cuyos hilos de agua, entrecruzados, formarán la figura de la corona imperial, o cuando le obsequiaron una memoria sobre el maguey mexicano y le dijeron que habían clasificado el más fino de todos los magueyes con el nombre de Agave maximilanea,

44.

Los Emperadores, después de haberse secado las manos, devolverán las toallas a las personas que Se las dieron, las cuales a su vez las entregarán a los respectivos ayudas de cámara.

45.

El Ayudante de Campo General volverá a ceñir la espada al Emperador.

46.

Mientras que los Emperadores Se lavan las manos, los ancianos serán calzados por sus parientes y después los ujieres quitarán el lienzo.

de todo eso hablaron, murmuraron, criticaron, aludieron y despotricaron, y ya en ausencia del chargé d’affaires a quien se había calificado de agente provocador alguien dijo que daba igual que Lincoln estuviera vivo o muerto, ¿podría suceder en México algo semejante, se atrevería alguien a dispararle a Maximiliano por la espalda en el Teatro Nacional, a la mitad de La Traviata?, si se ausentaran los franceses y se terminara la dinastía imperial, nos invadirían los yankees: tienen a sus Butler para Veracruz, a sus Sheridan para el Valle de México, a sus Milroys para las ciudades del interior, y mientras tanto se gastan ciento un mil pesos en la decoración del Palacio Imperial, en las bodegas hay dos mil botellas de vinos finos desde Roederer hasta Príncipe Metternich, habría que seguir el ejemplo de la corte de Viena, a los bailes las muchachas asisten con vestidos de percal floreado y tarlatana, nunca se hacen la raya a la mitad del pelo, dijo Lola Garmendia, sus madres conservan en alcanfor de un año a otro sus ropajes de brocado, no descansarán los Estados Unidos hasta que el suelo mexicano no produzca nueces de Connecticut, el General Leonardo Márquez hospedado en Alejandría en el Palacio de Cast-El-Woska se había retratado junto al árbol que cobijó a la Sagrada Familia en su huida a Egipto, ya que he vivido tantos años en Viena le diré, mi querida marquesa, que si nosotros somos perezosos nadie tan desidioso como los vieneses por culpa del Föhn que es un vientecillo cálido que baja de los Alpes, y se contradice con lo que afirma y se queja Bazaine de que los guerrilleros mexicanos son como avispas porque acuden, pican, se alejan al menor gesto y vuelven otra vez, y se habló asimismo de los pararrayos de Alberto Adler pararrayista, de los nuevos papeles albuminizados para fotógrafos, de que los mexicanos ricos como Barrón el presidente del Banco Forbes y Béistegui y Escandón también debían hacer economías y de que sus mujeres no debían ir a Europa a comprarse sus joyas y vestidos, y ahora menos que ya había llegado la moda de los Campos Elíseos a México y no había razón alguna por la cual las costureras mexicanas no pudieran reproducir las crinolinas estilo Eugenia y los grandes escotes y brazos desnudos que al principio habían causado escándalo en la capital azteca, y tampoco razón, le dijo a sotto voce un industrial francés al ayudante de campo del Emperador, Aid-de-Camp Bruno Aguilar, para que no se reproduzca en México la haute bicherie de la corte de las Tullerías, ¿la qué?, preguntó Luisita Vértiz y el industrial no se atrevió a traducir así fuera casi literalmente la alta putería, todo esto a cuenta de que, si bien la recién línea de telégrafo de la capital a Cuernavaca que se inauguraría en unos meses más no podría, desde luego, compararse a la línea de Siberia que llegaría hasta Nicolaiewski, al menos le serviría al Emperador para enviarle telegramas de amor a su Luisa de Lavallière de la Quinta Borda, ¿y la Emperatriz qué?, ah, criticar a la Emperatriz Carlota era más delicado y hablar de sus posibles affaires con el apuesto Coronel Feliciano Rodríguez o con el comandante de los voluntarios belgas el Coronel Van Der Smissen, dijo Antonio Suárez Peredo, gran chambelán de palacio con cuatro mil quinientos pesos de sueldo, era no sólo delicado sino quizás calumnioso pues a nadie le constaba nada ¿y qué me dice usted de los apache raids de Sonora? ¿y qué de que Delano afirma que esas tierras son inaccesibles y que no hay agua y que toda la plata es pura fábula, a pesar de que los americanos tienen invertidos en el territorio sonorense millones de dólares? y de que también no todos los franceses desde luego eran paradigma de finura, allí tiene usted al borracho de Saligny, y al Vizconde de Gabriac que en los terrenos de la legación francesa en México sembraba cebollas y nabos pero no nada más para consumo de la embajada sino también para venderlos en el mercado, y Bazaine, bueno, el mariscal, y como él mismo lo había dicho como alusión, sin duda, a su indolencia tan conocida, tenía tanto de francés como de árabe, sacó a su primera mujer de una zahúrda de Argelia, dijo, creo, Madame Magnan, quien junto con otras de las francesas como Madame de Rancy y Madame Blanchot y la yankee Sara York, esas sí, todas hacían gala de gran finura, y para colmo se afirmaba que el Mariscal Bazaine, qué corrupción, recibía comisiones de «Los Precios de Francia» la tienda de más postín, más chic, de tout Mexique.

47.

En seguida el Emperador colgará del cuello de los ancianos los bolsillos de dinero que Le entregará el Gran Mariscal de la Corte, a quien se los presentará el Tesorero en un plato de plata.

48.

Al mismo tiempo el Secretario de la Intendencia presentará a la Dama Mayor un azafate de plata también con bolsas de dinero, cuyos cordones arreglará a fin de que presentándoselas de una en una a la Emperatriz, las ponga en el cuello a las ancianas.

49.

El Ayuda de Campo de servicio entregará al Emperador su sombrero y la Dama de Honor de servicio a la Emperatriz el abanico y el pañuelo.

Y por último alguien afirmó, y varios estuvieron de acuerdo, que aun cuando se hablara en México de la justicia «a la francesa» lo que equivalía a un poco de injusticia con represión, Francia era la única esperanza de civilizar al país con o sin la ayuda de la Iglesia, el Vaticano debería hacer un esfuerzo para entender mejor la realidad mexicana, y los Emperadores son muy piadosos y prueba de ello entre otras muchas cosas fue la ceremonia del lavado de pies del pasado Jueves Santo, dijo en la fiesta de Mariquita del Barrio la guapa Lola Osio, algo entrada en carnes pero todavía guapa, decíamos, y muy elegante en su traje de gro blanco y enaguas de gasa Chamberí del mismo color y botines microscópicos, de manera que lo único que ahora hace falta es, insisto, la unidad nacional y que Maximiliano se aboque de lleno a su tarea, agarre al toro por los cuernos, dijo el Oficial de Órdenes Ciro Uraga a quien le gustaba usar metáforas taurinas, a fin de acallar a esos calumniadores que comparan su reino con el de José Bonaparte en España, diciendo no sólo que ahora como entonces se trata de dar a un pueblo, enemigo de todo yugo extranjero, un rey de otra nacionalidad que no puede apoyarse sino en las bayonetas francesas, esa comparación es infame, porque nuestro Emperador ha adoptado a México como su nueva Patria y fue llamado por el pueblo mexicano y por él será sostenido, aunque es verdad que José Bonaparte no siguió los consejos de Napoleón, quien le advirtió que debería gobernar con mano de hierro, y por desgracia de suavidad sí peca nuestro Emperador, porque la ley del 3 de octubre por draconiana que parezca sólo sirvió para fusilar a dos de los generales chinacos, después de eso se ha perdonado la vida a demasiados rojillos, y bueno, el Emperador, Dios guarde, no es otro Pepe Botella, pero haría bien en beber menos, porque en mi humilde opinión abusa un poco del pulque y del oporto y del vino del Rhin sobre todo cuando está en Cuernavaca y por cierto: no, no vamos a tener aquí otra Pompadour, porque según dicen se trata de la hija ¿o esposa?, sí, la esposa de un jardinero de los Borda, ¿un jardinero?, dijo asombrada y con su bella voz de mezzo-contralto la joven de los redondos y blancos pechos que lucía una soguilla de brillantes en el cuello.

50.

Concluidas estas ceremonias los Emperadores bajarán del estrado, y acompañados del Gran Séquito regresarán a sus habitaciones, observándose en esta circunstancia el mismo ceremonial.

«Eran unos caballos franceses que comenzaron a sufrir fatigas y miserias en cuanto llegaron a las alturas, Su Majestad. Medimos la frecuencia de su respiración según el número de palpitaciones en los flancos, y el pulso por medio de la arteria glosofacial, en el contorno del maxilar. Saque la lengua, Su Majestad. Sáquela más. Así. Sin duda para un médico como yo que sólo había trabajado en Argelia y en Indochina, es una gran oportunidad la de estudiar los efectos de las alturas de Anáhuac en los organismos humanos y animal. Diga: ¡ah!, Su Majestad. ¿Ya no tiene Su Majestad la campanilla entumecida? ¿No? Otra vez: ¡ah! Inspire, Su Majestad. Expire, Su Majestad. Así. Ya puede Su Majestad meter la lengua, pero sírvase mantener la boca abierta. Hay todavía ciertas arborizaciones en la faringe y la bóveda del paladar está un poco irritada. Por eso las bestias originarias de las mesetas altas son tan resistentes. Ya puede Su Majestad cerrar la boca. Malo, muy malo el polvo de Anáhuac para la faringe. ¿Ha observado Su Majestad el Emperador esas columnas rotatorias de polvo amarillo, verdaderas trombas diría yo, que se levantan en el camino de Chalco a Texcoco? Un colega veterinario me asegura que si hay mulos mejores que los franceses son los árabes, y si los hay mejores que los árabes son los mexicanos. Vamos ahora a examinar el pecho de Su Majestad. No, eso que Su Majestad llama pasta blanca no tiene nada que ver con el polvo: se trata del estado saburral de la lengua. Sírvase Su Majestad descubrirse. Entre otras cosas, las papilas gustatorias no están bien lubricadas. Pero sí le recomendaría que, cuando cabalgue, evite Su Majestad los llanos de tierra seca, de tequesquite. ¿Cuántas veces me dijo Su Majestad que ha evacuado el día de hoy? ¿Seis? No está segura Su Majestad. ¿Ocho tal vez? Pongamos siete. A ver: inspire Su Majestad. Expire Su Majestad. Aja. Además, la reverberación de las inflorescencias salinas del Lago de Texcoco fatiga la vista, inspire Su Majestad, expire. Pero la misma naturaleza provee el remedio. ¿Le receté alguna vez jugo de hojas de mezquite para las oftalmias? ¿Sí? Inspire. Expire. Los bronquios están un poco congestionados. Los enfermos de los bronquios sufren más en las alturas porque oxidan menos de lo que comen: de allí una probable desnutrición. Vamos a ver ahora el corazón de Su Majestad. Profundo. Para las flemas le voy a recetar ipecacuana, pero sólo en dosis fraccionarias, a fin de facilitar la expectoración. Inspire. Expire. Y una vez expectoradas, le recomendaré a Su Majestad inspirar y expirar con fuerza repetidas veces para eliminar la náusea. Sírvase Su Majestad cubrirse el pecho y descubrirse la espalda. De cualquier manera, todo estado organopático que obstaculice el ejercicio regular de las funciones vitales adquiere mayor gravedad en la ciudad de México que al nivel del mar. Inspire Su Majestad. Expire Su Majestad. En todo caso, si Su Majestad se ve precisada a devolver el estómago, no debe preocuparse. Inspire. Expire. La ipecacuana, que estimula el centro bulbar del vómito, ha rendido buenos servicios en casos de diarreas crónicas empleada como emético. Inspire Su Majestad. Expire Su Majestad. Otro ejemplo es que en las alturas como la de Anáhuac, Su Majestad, son frecuentes los decesos debidos a pulmonías y pleuresías. Aja, muy bien. Pero Su Majestad parece gozar de magníficos pulmones. Sírvase Su Majestad cubrirse la espalda y sentarse a la orilla de la mesa: quiero contar las inspiraciones de Su Majestad. ¿Fiebre? ¿No ha sufrido nuevos accesos de fiebre Su Majestad el Emperador? ¿No? En África observé numerosas variedades de fiebres larvadas de diagnóstico más difícil que las que se presentan en el Valle de México. Cada región tiene sus peculiaridades. Descanse un momento Su Majestad, y dígame: ¿moco? ¿Ha observado Su Majestad algo de moco en sus disenterías anteriores? ¿En Cuernavaca? No. ¿Y en Orizaba? Tampoco. Por lo pronto creo que debemos descartar la diarrea lientérica: no encontré alimentos sin digerir en la última deposición de Su Majestad. Respire con calma, normalmente. Todo es distinto en las alturas: digamos, si tenemos en cuenta que la superficie promedio del cuerpo de un adulto es de diecisiete mil coma quinientos centímetros cuadrados, resulta que en la meseta de Anáhuac, a dos mil doscientos cuarenta metros de altitud, la presión exterior será de unos trece coma quinientos ochenta kilogramos. Retenga Su Majestad unos instantes la respiración y comience de nuevo cuando le indique. Y en París de diecisiete coma novecientos kilogramos. Ahora: inspire Su Majestad. Expire Su Majestad. Una. Algunos médicos ingleses pretenden que la diarrea de las montañas, inspire Su Majestad, o hill’s diarrhoea como la llaman, expire Su Majestad, dos, es una transformación de la malaria. Inspire Su Majestad. Expire. Tres. Lo más curioso es que los indios reaccionan mejor a la quinina, inspire Su Majestad, que los blancos, y en todo caso la corteza del chicozapote, expire Su Majestad, cuatro, según Jacquin, puede sustituir en todo a la quinina, expire. Al nivel del mar es de esperar dieciséis inspiraciones por minuto. Inspire Su Majestad. Expire Su Majestad. Cinco. A la altura de Anáhuac, veinte. Inspire Su Majestad. Expire Su Majestad, seis. Y es que en las alturas el aire no penetra en las vesículas pulmonares en la cantidad suficiente, siete, como para cumplir con los requerimientos de la hematosis, ocho, o sea la transformación de sangre venosa en arterial. Inspire Su Majestad. Expire. Nueve. De aquí que la sangre en las alturas es un poco serosa, menos plástica, diez. Inspire Su Majestad. Por eso también el enfisema es frecuente en Anáhuac, expire, once, debido a la ruptura del equilibrio entre las fuerzas inspiratrices, inspire Su Majestad, y las fuerzas expiratrices, expire Su Majestad, doce. A cambio de eso son raras las hemorragias, trece, pulmonares, lo que no sucede con las embolias pulmonares, catorce. Increíble la capacidad de esos indios mexicanos, Su Majestad, quince, que varias veces al día, dieciséis, suben al Iztaccíhuatl y al Popocatépetl, y bajan cargados de nieve y azufre, diecisiete, a esas alturas, como nos cuentan Sonneschmidt y los hermanos Glennie, dieciocho, se presentan dolores agudos en las rodillas, inspire Su Majestad, los párpados se hinchan, expire Su Majestad, diecinueve, una vez más: inspire… expire, veinte. Perfecto: el promedio en el Valle de Anáhuac, como le dije. Sírvase Su Majestad recostarse. Los labios se azulean y palidece el rostro, vamos ahora a examinar la región gástrica de Su Majestad, aparece espuma en la boca, sírvase Su Majestad descubrirse el vientre, y la piel se seca y se hace pulverulenta. A un capitán del 95 de línea le dio una hemiplejía al llegar al Pico del Fraile. ¿Sangre, Su Majestad? ¿Ha encontrado usted sangre en ataques de disentería anteriores? ¿En Guanajuato? ¿No? Me perdonará Su Majestad si mis manos están frías. ¿Sangre fresca? Respire naturalmente, Su Majestad. ¿Sangre digerida? También podemos descartar las diarreas de estación que se producen en épocas de mucho calor, y que se caracterizan por flujos biliosos y son coloreadas y abundantes. Inspire Su Majestad. Expire Su Majestad. Pero debe Su Majestad evitar la deshidratación ingiriendo grandes cantidades de agua. Inspire Su Majestad. Expire. No durante las comidas, porque se diluye el jugo gástrico. Inspire. ¿Duele aquí? ¿No? Expire. De todos modos, mejor que el agua de Santa Fe, que es gorda, ¿y aquí?, le recomiendo la de Chapultepec que es delgada, ¿aquí sí?, ¿un poco?, inspire, y que tiene menos sulfato de cal, expire, y casi la mitad de sílice. También quería decirle que cuando cabalgue no se acerque a las aguas del Lago de Texcoco, donde van a parar todas las aguas negras del Canal de la Viga. Aja. Texcoco me recuerda las Pontinas de la campiña romana. Inspire Su Majestad. Las antiguas Paludes pontinas. Expire Su Majestad. Es verdad que en Anáhuac no se da el paludismo, ¿escucha Su Majestad la percusión?, pero lo traen a veces los arrieros que vienen de las tierras calientes, ¿escucha Su Majestad? Es lo que llamamos timpanismo: el vientre está distendido y doloroso por exceso de gases. Nada de frijoles, Su Majestad. Inspire. Expire. ¿Expulsión de aire por la boca? ¿Eructa Su Majestad con frecuencia? ¿Sí? Del pulque hablaremos después, pero deberá tomarlo sin champaña. Voy a permitirme doblar la pierna derecha de Su Majestad. ¿Duele allí? ¿No? A veces en las alturas las diarreas se vuelven hemorrágicas y en ese caso se aconsejan las sales de plomo. Tosa Su Majestad. Un poco más. Relájese ahora. ¿Cólico? ¿Dijo Su Majestad cólico? En efecto, puedo escuchar el camino del cólico hipogástrico que padece Su Majestad en estos momentos y que sube a lo largo del colon acompañado por borborigmos y meteorismo. ¿Gases, Su Majestad?, ¿gases por la vía rectal? ¿Muy abundantes? ¿Sí? Y nada de agua de tamarindo o de sandía, so pena de nuevas diarreas, Su Majestad, o alimentos irritantes como el mole. ¿Algún trastorno urogenital, Su Majestad?, del que decía la Marquesa Calderón de la Barca que para comerlo había que tener la garganta blindada con hojalata. En caso de dificultad para orinar, los baños fríos en el perineo. Las alturas deben tener otros efectos extraños: nunca he encontrado, como en Anáhuac, ¿duele aquí?, tantos casos de leucorrea, dismenorrea y amenorrea, ¿y aquí?, entre las mujeres. ¿Algunas molestias en las ingles, Su Majestad? En las alturas, el orgasmo violento de las mujeres puede congestionar el cuello del útero, ahora Su Majestad deberá darme la espalda, y provocar un hábito, así acostado como está, fluxionario. Y nada de cacahuátl, Su Majestad. Ahora me permitiré levantar el camisón de Su Majestad hasta la cintura. Por eso también, sírvase Su Majestad doblar las rodillas hasta que toquen su pecho, los desperdicios espermáticos en Anáhuac producen más debilidad que al nivel del mar. ¿Me decía Su Majestad que en Taxco le recetaron subnitrato de bismuto para la diarrea? A veces da resultado. Ahora me permitiré examinar el pasaje rectal de Su Majestad. Inspire. Inspire profundo Su Majestad, y así el examen será más tolerable. Lo que sucede es que en Anáhuac las damas son perezosas. Inspire Su Majestad. Así. Expire Su Majestad. Esclavas, diría yo, del dolce far niente. Inspire más aire. Más. Como las mujeres del Levante. La ventaja de las diarreas en las alturas es que surten menos efecto sobre el hígado, inspire, expire, ¿duele aquí, Su Majestad?, que las diarreas de tierras templadas o calientes, ¿y aquí?, ¿no? Aquí sí. Inspire profundamente Su Majestad, y junte más las rodillas al pecho. En cuanto al pulque, le decía, tomado en cantidades moderadas, ¿aquí?, puede considerarse como tónico. El recto de Su Majestad no presenta ninguna tumoración. Inspire Su Majestad. Expire. Tampoco encuentro indicios de hemorroides internas. Sólo tiene siete litros de alcohol por hectolitro. Inspire. Expire. La próstata de Su Majestad parece estar bien. Aunque algunos pulques curados, como el de fresa, son particularmente embriagantes. Inspire. Expire. ¿Duele aquí? La utilidad del pulque consiste en que congestiona los intestinos y aumenta sus secreciones. Voy a retirar el dedo del recto de Su Majestad. Inspire profundamente. Así. Aaaasí. Ahora vamos a aplicar una pomada para asear la región. Tiene, además, un contenido interesante de glucosa: casi veintiocho gramos por litro, y también goma y albúmina. Ya puede Su Majestad estirar las piernas y bajarse el camisón. Cuando estuve en San Luis Potosí, tenía que organizar caminatas matinales con las jóvenes cloróticas de la ciudad, para combatir la pereza. Me voy a lavar las manos y mientras tanto Su Majestad me hará favor de sentarse a la orilla de la cama. Decía de San Luis porque allí hay un buen pulque, pero el mejor sin duda es el del llamado maguey manso fino de los llanos de Apam. No, no es necesario que Su Majestad se descubra. Ah, y de los reumatismos articulares no se preocupe Su Majestad: son causados por los grandes aguaceros, y casi siempre se trata de dolencias temporales. Su Majestad recordará este aparato, ¿verdad? Es el neumatómetro. Hace diez meses, me permití medir con él la capacidad pulmonar de Su Majestad. Pero como le decía, algunas ventajas tienen las mesetas altas. Su Majestad me permitirá ajustarle a la boca el extremo del neumatómetro y se servirá retener unos instantes la respiración. Y una de esas ventajas son los cielos tan claros y limpios, tan brillantes como son los de Anáhuac, cuyo azul alcanza con frecuencia el grado veinticuatro del cianómetro de De Saussure. Ahora Su Majestad inspirará por la nariz: inspire. Y expirará por la boca: expire. Así, así. Por la nariz. Por la boca. Y nada demuestra que en las grandes altitudes disminuya la cantidad de oxígeno combinado con los glóbulos de la sangre. Por la nariz. Por la boca. ¿Quién puede decir, por ejemplo, que los habitantes del Himalaya, de La Paz, del Tíbet, sean naciones de anémicos? Inspire Su Majestad por la nariz. Expire por la boca. Pero cuando un europeo no está adaptado a las alturas como las del Tíbet, por la nariz, por la boca, se pueden presentar fenómenos muy particulares. La autopsia de un cazador a pie del primer batallón de mi división reveló pulmones crepitantes, serosidad en el pericardio, inspire Su Majestad, expire Su Majestad, intestino grueso de color rojo oscuro, por la nariz, y bazo color lila, por la boca. Medio minuto: casi tres litros, muy bien. Pero los enfermos de tisis pulmonar, que en México llaman mal gálico y en Francia mal americano, mejoran notablemente, incluso sanan en las alturas. Inspire Su Majestad, y otra curiosidad observada en las mesetas altas, expire, es que las lágrimas se evaporan con mayor rapidez, y lo mismo el aroma de las flores, que aquí parecen estar menos perfumadas. Pero además de esas ventajas que señalé, Anáhuac y con él todo México, proporcionan una maravillosa variedad de plantas curativas. La pingüica como diurético, Su Majestad, y el tejocote para la desobstrucción en las hidropesías, son muy recomendables. Inspire. Expire. Incluso animales, como el ajolote o salamandra mexicana, del que tenemos ya ejemplares en el jardín de aclimatación del Bosque de Boulogne, y que se recomienda en algunas inflamaciones del hígado. Por la nariz. Por la boca. Conversé el otro día con el Doctor Bilimek, por la nariz, cómo sabe ese hombre de plantas mexicanas, por la boca, me dijo que las brácteas de la buganvilla en infusión sirven para la tos, respire así, naturalmente, Su Majestad, sin agitarse, ya llevamos cuatro litros coma nueve, y que el cocimiento de las hojas del girasol mexicano facilita las contracciones uterinas, por la nariz, durante el parto, por la boca. Inspire, expire. Bien, le retiraré a Su Majestad el neumatómetro. Cinco litros coma noventa y cuatro, comparados a cinco coma sesenta y siete de hace diez meses, para una persona que como Su Majestad llevaba varios años viviendo en Trieste, o sea al nivel del mar, la adaptación ha sido notable y es que siempre lo he dicho: la equitación amplía el tórax y propicia una hematosis completa, y no, no le voy a pedir a Su Majestad que suspenda sus inmersiones diarias en el Lago de Chapultepec: los baños fríos sólo perjudican a los enfermos del pecho, y que sólo deberá interrumpir Su Majestad cuando sufra de laringitis, y a los que padecen del corazón y a los viejos, y la natación también es muy sana. Como bien he observado yo en México y en África, y M. Dutrouleau en Guadalupe, Guayana y Senegal, la mortalidad disminuye con el desarrollo y la prosperidad de las reglas de higiene, y entre ellas, la mejor de todas es un ejercicio regular. En cuanto al baile, parecería mentira, Su Majestad, pero he llegado a la conclusión que las habaneras, a pesar de su ritmo lento, resultan enervantes cuando menos para las damas.

¿Está seguro Su Majestad el Emperador? Si Su Majestad considera que no ha terminado, volveré a retirarme y se servirá llamarme cuando así lo desee. ¿No? Bien. Examinaremos entonces la deposición de Su Majestad. Aja. Creo que podríamos descartar también una diarrea catarral, que trataríamos con dosis de sulfato de magnesio. ¿Lombrices? ¿Ha tenido alguna vez lombrices Su Majestad? No, si llegáramos a encontrar ascárides lumbricoides, no necesito acudir al Japón, es decir a las flores del kuso, teniendo en México como remedio semillas de papaya pulverizadas. Y ahora sírvase Su Majestad acostarse, dándome la espalda. Si estas lavativas han surtido buenos resultados tras cada evacuación, no hay razón para suspenderlas. Sí, Su Majestad, como siempre: algunas yemas de huevo disueltas en leche no muy caliente, para que no se cuezan. Sírvase Su Majestad levantarse el camisón y doblar las piernas, un poco de almidón, y unas gotas de láudano. Claro que habría que corroborar todos esos supuestos resultados terapéuticos, sí, así, Su Majestad, que se le atribuyen a las plantas mexicanas. No hace falta ahora doblar tanto las piernas. Voy a introducir la cánula. Inspire Su Majestad. Profundo. Así, aaaasí. Saber si es verdad por ejemplo que la flor del corazón que llaman yoloxóchitl es un remedio contra la esterilidad, ahora va a comenzar a pasar el líquido, inspire Su Majestad, o si el conocimiento de las flores del manto de la Virgen, expire, aplicado como cataplasma, es útil en la erisipela. ¿Ha seguido Su Majestad tomando vino de canela, como le aconsejé? Chocolate de ninguna manera: Hernán Cortés le escribía al ilustre antecesor de Su Majestad, Carlos V, que una sola taza tomada en la mañana mantenía las fuerzas de un soldado todo el día, inspire profundamente Su Majestad: es sólo un litro y llevamos ya la tercera parte, pero no por eso deja de ser un alimento muy pesado para el estómago. Tranquilícese Su Majestad. Inspire profundamente. Más, más aún. No cabe duda de que cada país tiene sus peculiaridades. En México, por ejemplo, no hay pelagra, a pesar de que algunos autores la han atribuido al maíz. Quizás se deba a la tortilla. Muy bien, muy bien, controle sus intestinos Su Majestad: es natural el deseo imperativo de evacuar. Inspire. Expire. Y me aprovecho ahora para recomendarle a Su Majestad los lavados de boca con tintura de mirra para fortalecer las encías, y las fumigaciones para combatir, inspire, expire, ya estamos acabando, la resequedad de garganta provocada por los polvos de Anáhuac. Y, vuelvo a insistir, tomar mucha agua. Ya, ya casi. Si pueden traerle a Su Majestad aguas de Río Prieto que provienen de las nieves del Iztaccíhuatl, inspire Su Majestad, y que tienen pocas sales, mejor. Y ahora, Su Majestad, voy a retirar la cánula: inspire Su Majestad, así, aaasí. Y ahora le voy a pedir a Su Majestad que contraiga los músculos glúteos y domine el deseo de evacuar para dar tiempo a que el intestino absorba las yemas de huevo y el láudano surta efecto. Y si en sus viajes, Su Majestad, se ve usted precisado a beber aguas con un alto contenido de carbonato de calcio, y que se reconocen entre otras cosas porque no cuecen bien las verduras ni disuelven bien el jabón, le recomiendo agregarles un poco de tierra de soda. ¿Se siente bien Su Majestad? Y otro efecto de la altura que hemos tenido oportunidad de observar, es que afecta la estatura de los individuos. ¿Sabía Su Majestad que los araucanos son más altos que los peruanos? A cambio de ello, en los puntos más elevados del Perú, las propiedades secativas del aire conservan y momifican a los cadáveres…».