Agradecimientos

La primera persona a quien debo dar las gracias es a Seth Goldman, de Honest Tea. Seth tuvo la amabilidad de recibirme en su oficina —¡dos veces!—, ofrecerme sus deliciosas bebidas y responder a mis preguntas sobre cómo empezar una empresa de bebidas de éxito empezando desde cero. Como es lógico, mi personaje no se parece en nada a Seth, y DrinkUp no se basa ni remotamente en Honest Tea, que, por cierto, es uno de los negocios más honorables del lugar. Recuerda, querido lector: ¡este libro es pura ficción! Y, ya que estoy, Honest Tea es adictivo.

Aún hoy sigo pellizcándome por mi buena suerte: no solo me dedico a escribir novelas —un trabajo ya fabuloso de por sí—, sino que estoy rodeada de la gente más inteligente y encantadora del sector. Mi editora, Greer Hendricks, es la clase de mujer a la que escogería de entre una multitud para que fuera mi amiga; nunca deja de maravillarme con su visión editorial, su creatividad y su energía, siempre contagiosa. Mi agente, Victoria Sanders, es una de las personas más divertidas que conozco (sus correos electrónicos son legendarios), además de increíblemente inteligente. V, gracias por hacer que mis sueños se conviertan en realidad.

No creo que jamás sea capaz de expresar adecuadamente mi gratitud hacia Jennifer Weiner, escritora de éxito, por el apoyo incondicional que a día de hoy sigue dejándome sin aliento, por mucho que ella insista en que no tengo por qué darle las gracias. Lo único que me pide es que pase su misma amabilidad a otros autores. Sí, así de increíble es.

La superpublicista Marcy Engelman se interesó por mi primer libro y decidió hacer correr la voz a lo grande, a pesar de que una vez le envié un regalo que se rompió por el camino. Afortunadamente, tiene mucho sentido del humor, además de un corazón enorme, y estoy orgullosa de que seamos amigas. Mi más sincero agradecimiento también para Dana Gidney Fetaya.

Mi padre, John Pekkanen, sigue siendo mi primer lector, un editor de primera y un padre aún mejor. Mi madre, Lynn, vende mis libros entre los vecinos y a cualquier desconocido que se cruce en su camino en Barnes & Noble. Y mi hermano Robert y su esposa, Saadia, que me ayudaron con sus consejos a darle forma al primer borrador. Mi hermano Ben y su esposa, Tammi Hogan, crearon un tráiler espectacular para mi primer libro (mmm, chicos, no sé si es el mejor momento para pedíroslo, pero puede que en breve necesite otro igual de genial). Y mi cuñada, Carolyn Reynolds Mandell, que criticó el primer borrador con inteligencia, al igual que la escritora Amy Yurk Hatvany y mis amigas Rachel Baker, Anita Cheng y Janet Mednick.

La directora literaria de mi agente, Benee Knauer, como siempre, hizo de este un libro mucho mejor con sus sugerencias editoriales y algunas notas profundas y alentadoras. Y gracias también a Chris Kepner de la oficina de Victoria Sanders.

Algunos libros me fueron imprescindibles mientras investigaba sobre la ópera, incluida la maravillosa autobiografía de Renée Fleming, The Inner Voice; Opera Anecdotes, de Ethan Mordden; Maria Callas: The Woman Behind the Legend, de Arianna Huffington; y Ópera para dummies, de David Pogue y Scott Speck. El Kennedy Center, muy amablemente, me permitió asistir a un taller de reflexión sobre la ópera. Y Mark Hillman respondió con una paciencia infinita a todas mis preguntas sobre las finanzas de los ricos.

Mi agradecimiento a Chandler Crawford, extraordinario agente internacional, y a mis editores extranjeros. Mil gracias a la gente de Atria Books/Washington Square Press, incluidos Judith Curr, Chris Lloreda, Rachel Bostic, Lisa Keim, Natalie White, Carole Schwindeller, Anna Dorfman, Yona Deshommes, Paul Olsewski y el maravilloso equipo de ventas. Y a Sarah Cantin, con quien es un verdadero placer trabajar.

Mis publicistas, Jessica Purcell y Crystal Patriarche, hicieron maravillas con Un mundo entre tú y yo; me siento afortunada por tenerlas a las dos de mi lado y listas para el segundo asalto. Gracias también a Susan Coll y Steve Hull de Bethesda Magazine por su apoyo incondicional (¡chicos, vosotros sí que sabéis organizar una fiesta!). Y a Lindsay Maines, que empezó una moda con su brillante idea del «Spike Day».

Gracias de nuevo a los blogueros, que nunca dejan de contagiar su amor por los libros, y a los lectores que me han añadido a su Facebook, me han encontrado en Twitter o me han escrito a través de mi página web. Me encanta hablar con todos vosotros.

Todo mi amor, como siempre, a mis cuatro chicos: mi marido, Glenn, y nuestros hijos, Jackson, Will y Dylan.