NOTA HISTÓRICA

La campaña de Afganistán de Alejandro dio comienzo en el verano de 330 a. C., cuando su ejército entró en Artacoana (la Herat actual), y se prolongó hasta la primavera de 327, momento en que partió de Bactra (próxima a la Mazar-i-Sharif contemporánea) y cruzó por el Hindu Kush hasta llegar a la India.

Fue la campaña más larga en la carrera militar de Alejandro y la más difícil que libró. Sus adversarios no eran grandes ejércitos, sino hombres libres de tribus del territorio que en la actualidad comprende Afganistán y Turkmenistán, así como jinetes guerreros que habitaban las estepas y las montañas que llegarían a ser Uzbekistán y Tajikistán. En ambos bandos se cometieron atrocidades sin precedentes y se sobrepasaron los límites de la guerra. A pesar de las numerosas victorias, Alejandro no sometió la región hasta bien entrado el tercer año del conflicto, cuando pactó una alianza con el señor de la guerra Oxiartes al tomar por esposa a Roxana, su hija. De la porfiada oposición con la que topó da cuenta el hecho de que cuando Alejandro continuó su avance hacia la India, en 327, dejó en Afganistán no menos de diez mil soldados de infantería y tres mil quinientos de caballería —un quinto de su ejército— para evitar que el país volviera a la insurgencia.

«¿Acaso creéis que a tantas naciones acostumbradas al nombre y al dominio de otro y a las que no nos une ni religión ni costumbres ni idioma en común se las ha sometido con la misma batalla en la que fueron derrotadas? Únicamente las reprimen vuestras armas, no su predisposición, y aquellos que nos temen cuando estamos presentes, serán enemigos en nuestra ausencia. Tratamos con animales salvajes que sólo el transcurso del tiempo domará, pero están atrapados y enjaulados porque su propia naturaleza no permite amansarlos… En consecuencia, o renunciamos a lo que hemos tomado o nos apoderamos de lo que aún no tenemos».

Discurso de Alejandro a sus tropas en la aproximación a Afganistán.

QUINTO CURCIO, Historia de Alejandro