Agradecimientos

Por encima de todo lo demás, para lograr sobrevivir, lo más importantes es conservar la fe y los amigos. He tenido la suerte de tener muchos amigos, y ellos me han ayudado a que mi fe en Dios todopoderoso se fortaleciese.

Esta novela está dedicada a un grupo no del todo ficticio: Conor, Dave, Hugh, Jeff, Ken, Linda, Mary, Meg, P. K., Roland y Scott. ¡Mantened la pólvora seca!

Quiero dar las gracias a los lectores del SurvivalBlog.com y a mucha otra gente que me ha dado ánimos, han contribuido con gran variedad de detalles de tipo técnico, han servido para trazar algunos de los personajes y me han ayudado durante el proceso de edición: Arne, Barbara, el Hombre Abeja, Bill L. (que formó parte en los años 1943 y 1944 de la resistencia francesa), Bob el Jabonero, el agudo doctor Boris K., R. F. Burns o el Mago de la Radio, Carolyn, el Gnomo Cartista, Cheryl la Economatrix, Chris el buzo de las Montañas Rocosas, el Comandante Cero y su nueva esposa, el doctor Craig de Nueva Zelanda, el coronel CRM Discriminator, David de Israel, el difunto Jonathan Davis, Debbie, el pastor Dennis, ½ M. O. A. Dick de Orofino, Donny el Tranquilo, el doctor Eric, Fred el Valmet-Meister, Frank de Nueva Orleans, Gayle, el Profesional de la Glock de Connecticut, el pastor Hale, el anacrónico Hombre-H, Huff el Dinamitero, Joe Embrague, John Jones del desierto, Kirk y Karen de Montana, Kris de Oregón, Lance de Moscow, LVZ de Ohio, Ranita Mark, Marshall el Cyberpunk, Marvin el sembrador de palabras, Nadir el mecánico industrial, Nick de Australia, Patton, Peter de Suiza, PPPP: el Pistolero Profesional de Polímeros de Pioche, Preston, Rainer, Roland de Alemania, Rolf y Sandy (los dos de Washington), Sara la Recreadora, Sherron, Stefan de Suecia, Tina la Clon de S. C. de Kooskia, Wes de Boise, y Woody Ración de Combate.

Gracias también a todos los que me han proporcionado espacio en la red, puntos de venta, publicidad, motivación y/o links bien visibles para mi novela: Howard Albertson, Patrick Alessandra, Joseph Ames hijo, Jeff Baker, Billy Beck, Ed Bertsch, Bohica Concepts, Bill Brumbaugh, John Bryant, Ammon Campbell, la Red de Inteligencia Cristiana de Supervivencia, Richard De-Castro, Jeff Cooper, Jim Crews, la página de supervivencia del capitán Dave, la difunta Carla Emery, el primer banco virtual, Detra Fritch, la Ardilla Frugal, el Centro de Información contra el Fraude, el Arado del Gospel, Bob Grenert y el Centro de la Sagrada Alianza, Mikael Häggström, Ken Hamblin, Michael Heinze, Fred Heiser, Richard Horton, Peter Huss, el equipo del Idaho Observer, Dean Ing, Dewy Kidd, Mark Koernke, John Leveron, Live Oak Farms, el doctor Lawrence Martin y Lakeside Press, Henry McDaniel, Mike McNulty, Mike Mendintz, los foros de la Milicia Mental, Patty Neil, el doctor Gary North, Nick Norwood, Mark Nowell, Michael Panzner, el doctor Ignatius Piazza, el comandante John Plaster, Jerry Pournelle, Larry Pratt, el Proyecto Épsilon, Steve Quayle, el doctor Norm Resnick, John Ross, Rourke, Kurt Saxon, John Stadtmiller, David Stott, Gabe Suarez, Kurt y Angie Wilson de Survival Enterprises, Nancy Tappan, la Radio Verdad en Delano, Two Toes Consultoría y Diseño, Ed Wolfe, Weapons Safety Inc., Tom Woolman, y Aaron Zelman, de Judíos para la Preservación del Derecho a la Posesión de Armas de Fuego.

Gracias a Paul B. y a Randy K. por su perspicacia a la hora de editar la edición anterior a esta.

Y lo más importante, esta novela está dedicada a mi maravillosa esposa (la Memsahib), que durante más de veinte años ha sabido convivir con los montones de trastos acumulados en el granero y en el garaje. Que sufrió durante nueve meses nuestra separación para que yo me marchase solo a Idaho a poner clavos y a escribir el primer borrador de esta novela, y que luego, y manteniendo en todo momento la alegría, se reunió conmigo y pasó los siguientes dieciocho viviendo en una casa a medio construir, llena de restos de estucado y sin agua corriente. Ella me ayudó a llenar el congelador con lo que había criado, cultivado y cazado. Ella «escribió el libro» (o al menos, el capítulo) acerca del parto casero. Y por encima de todo, quiero destacar la paciencia de la que hace gala para llevar una vida de sumisión y cariño cristiano hacia un marido que pasa más tiempo del que debiera sentado delante de un teclado. Verdaderamente, estoy bendecido.

James Wesley Rawles

Rancho Rawles

Marzo de 2009