«Poned vuestra fe en Dios, hijos míos, y mantened vuestra pólvora seca.»
Valentine Blacker, El consejo de Oliver
A principios del quinto año tras el colapso, el orden había empezado a restablecerse gradualmente a lo largo de la región interior del noroeste. En Lewison, Moscow y Grangeville se establecieron oficinas del sheriff. El personal de estas oficinas estaba compuesto por gente que había ejercido como agentes de policía o como ayudantes del sheriff antes del colapso. A raíz del éxito del puesto de intercambio de Moscow otros centros se establecieron pronto en Troya, Potlactch, Juliaetta, Orofino, Kamiah, Kooskia, Grangeville y Lewiston. En Moscow, otros negocios empezaron a abrir en las proximidades del puesto de intercambio. Entre dichos negocios había un fabricante artesano de botas y aparejos de montar, una barbería, una pastelería que se llamaba Yrekabakery (un palíndromo popular en la zona) y un puesto comercial competidor, llamado el Emporium de Moscow. Moscow era la primera ciudad de la zona en restaurar su sistema público de agua potable. A finales de año ya podía presumir de tener una compañía de recogida de basuras y estiércol.
Las primeras oficinas del condado empezaron a reabrir en los condados de Latah; las de Nez Percé y Clearwater eran oficinas de asesores de impuestos. Dotadas de personal voluntario, arreglaron el embrollo de escrituras de las numerosas transacciones de terreno que siguieron al colapso. Curiosamente, como no había una moneda oficial, no había impuestos. La nueva Mesa de Supervisores del condado de Latah declaró una moratoria de impuestos indefinida y una amnistía universal con efecto retroactivo para todos los impuestos impagados.
Se estableció un tribunal de tres miembros para arbitrar la disposición de las tierras abandonadas, algunas de ellas ocupadas ilegalmente, y para las tierras que no estaban libres de cargas cuando el colapso estalló. En la mayoría de casos, los propietarios de hipotecas, en caso de poder ser localizados, zanjaron el pago en moneda de plata a razón de un dólar de plata por cada mil dólares en papel de la Reserva Federal que les quedaran por pagar. En los pocos casos en los que menos de la mitad de la hipoteca había sido pagada antes del colapso, las hipotecas fueron canceladas y las propiedades volvieron a título completo a los propietarios originales. En el verano del quinto año, la Mesa del condado de Latah aprobó una moción que permitía que las escrituras de garantía existentes fuesen transformadas en escrituras reales de título alodial. Una vez todas las implicaciones de este cambio fueron conocidas por todos, la mayoría de los propietarios de tierras solicitaron escrituras alodiales. Los propietarios de títulos alodiales empezaron a referirse mutuamente los unos a los otros como «titulares de plena propiedad».
En mayo del cuarto año, unos conocidos que vivían cerca de Bovill informaron de que los servicios regulares de misa de los domingos y los miércoles se reemprenderían en la Iglesia Reformada de la ciudad.
El primer servicio del domingo fue un éxito de convocatoria. La mayoría de los miembros de la milicia decidió asistir. Fueron a pie, claro, pues tan solo les separaban unos cuantos kilómetros de distancia. Ken remarcó lo raro que quedaba llevar rifles y pistolas y caminar a intervalos de cinco metros mientras se dirigían a un servicio religioso.
Para entonces, gracias a la ayuda de Mary y a la terapia física, la rodilla de Terry se había curado completamente y recuperado casi toda su fuerza y flexibilidad, por lo que no tenía ningún problema para llevar a cabo el paseo semanal a la iglesia.
La Iglesia Reformada de Bovill fue restablecida por el pastor David Karcherberg. Todo el mundo lo llamaba pastor Dave. Muchos de sus sermones hacían hincapié en la necesidad de trabajar juntos para reconstruir la comunidad y la economía regional. En pocos días, la iglesia volvió a establecerse en el centro social de la comunidad. El edificio de la iglesia pronto empezó a usarse para otras cosas, como bazares; y también servía de apoyo a la casa-escuela de la ciudad. Antes del colapso, los escolares locales iban en autobús hasta Troya cada día de colegio. Como esto ya no era posible, se estableció una nueva escuela en el edificio de la iglesia.
Lon Porter, el único agnóstico de la milicia, y Kevin, que era judío, se ofrecieron como voluntarios para mantener la seguridad en el refugio durante los servicios religiosos. El día en que fueron a la segunda misa, Doug anunció en la cena:
—He hablado de esto con Dell, Jeff y Rose. Creemos que nuestras bodas fueron demasiado apresuradas e informales. No queremos restarle importancia al pacto que ofició T. K., pero estamos planeando otra ceremonia para renovar los lazos que nos unen entre nosotros y con Cristo. Será una boda doble en junio. El pastor David hará los honores.
Todos los presentes en la cena aplaudieron.
—Será maravilloso —intervino Rose—, pero ¿qué nos pondremos?
—No te preocupes, estoy segura de que podemos encontrar algo lo suficientemente bonito en mi armario —respondió Mary.
Las rebodas tuvieron lugar el segundo sábado de junio. Justo antes de que empezara la primera ceremonia, Todd dio un toquecito en el hombro de Mary y señaló los cañones de los AR-15 y HK91 que asomaban por encima de los bancos de la iglesia.
—Había oído hablar de bodas de penalti antes, pero esta es la primera boda de fusil de asalto a la que he asistido nunca —le dijo susurrando. Mary le respondió con una mueca de censura y un pellizco en el costado.
Otra vez volvieron a echar a suertes quiénes serían los dos desafortunados que tendrían que quedarse en el refugio para protegerlo durante las ceremonias de boda. Mike y Kevin sacaron las espigas cortas. Aunque se perdieron la ceremonia, al menos pudieron asistir a la recepción, que se llevó a cabo en casa de los Gray. Los únicos invitados ajenos a la Milicia del Noroeste fueron Roger y Teresa Dunlap y cinco familias de Bovill a las que habían conocido a través de la iglesia.
Había un relevo de guardia programado a mitad de la recepción. Conforme Kevin entró en el POE para relevar a Mike, dijo bromeando:
—Bueno, Mikey, jamás habría pensado que alguna vez iba a hacer un turno de guardia en traje y corbata.
Cuando Mike empezó a descender la colina para volver a la casa, Kevin se dejó caer sobre la silla que había detrás del M60.
—Las cosas no hacen más que ponerse más y más raras —dijo para sí mismo.
En honor a la ocasión, abrieron las cubiertas metálicas de las ventanas por primera vez desde el comienzo del colapso. Tras tantos años de luz tenue, la luz vespertina entrando a través de las ventanas resultaba enormemente brillante. Para la recepción prepararon todo tipo de dulces. Margie había hecho sidra de manzana usando las últimas manzanas de la reserva del año anterior, y Della hizo tartas y dulces. Todd también abrió dos botellas de chispeante sidra que había ocultado en una de las taquillas del sótano. Para ambientar pusieron discos de John Michael Talbot y de Enya, que eran los favoritos de Rose.
Hacia el final de la fiesta, un velo de nostalgia cubrió los ojos de Rose y, de repente, rompió a llorar.
—¿Son lágrimas de felicidad o de pena? —preguntó Terry.
—Ambas. Me alegro mucho de haberme casado de nuevo públicamente, y la fiesta ha sido maravillosa, pero desearía que mis padres estuvieran aquí. No sé si habrán sobrevivido a todo esto.
—No estás sola, no estás sola —dijo sollozando Terry mientras abrazaba a Rose con los ojos anegados de lágrimas—. La mayoría de nosotros tenemos familia de la que no sabemos nada. Todo lo que podemos hacer es confiar en que Dios los mantendrá a salvo. Puede que pronto vuelva el servicio postal y entonces podrás mandar una carta a Aurora.
Antes de que abandonaran la recepción, una de las mujeres de la iglesia, que llevaba un vestido de tafeta y una pistolera Bianchi, se acercó a Mary para alabarla.
—Me encanta cómo has decorado la casa. Esas enormes contraventanas son de lo más señoriales. Seguro que por la noche duermes la mar de tranquila sabiendo que están entre tú y los malos.
Mary se limitó a sonreír y a dar las gracias a la mujer por su cumplido. No se molestó en mencionar el hecho de que las contraventanas eran la última línea de defensa de la casa. Más tarde lo comentó con Todd.
—Hay algunos aspectos de nuestras precauciones de seguridad que los vecinos probablemente nunca conocerán. No queremos generar ningún tipo de rumor, ¿verdad?
—Cierto —respondió Todd—. Una medida defensiva conocida es mucho menos efectiva que una que no lo es.
En julio, después de que una de las patrullas de seguridad de la milicia visitara la ciudad de Potlach, a unos cuarenta kilómetros hacia el noroeste, Dan Fong le preguntó a Todd si podían hablar en privado.
—Claro, vamos a dar una vuelta —contestó Todd. Los dos cogieron sus HK del mueble que había junto a la puerta frontal y se fueron andando hacia la arboleda. Tras caminar un rato en silencio, Todd preguntó—: ¿En qué piensas?
—Tras atravesar Potlach en nuestra última visita, me puse a darle vueltas a algo. Esa ciudad ha sido atacada tres veces por forajidos, ha sido atacada con saña. He estado pensando que seguramente ofrezca mis servicios como asesor de seguridad para desarrollar un dispositivo defensivo serio para la ciudad. No basta con el bloqueo de carretera de quita y pon que han mantenido hasta ahora. Tienen efectivos como para mantener la seguridad a todas horas y en un perímetro de 360°, pero nunca han hecho nada al respecto. Lo que necesitan es alguien como yo, alguien con las habilidades tácticas necesarias para ponerlos firmes.
—Y todas esas jóvenes viudas que vimos en Potlach no tienen nada que ver con tu idea, ¿no?
—Bueno, sí que me pasó por la cabeza la idea de encontrar esposa. Sé de cinco o seis señoritas de por allá que puede que necesiten tener a un hombre cerca. Ya sabes, alguien «que las consuele en su tiempo de necesidad». —Ambos hombres rieron.
Todd empezó a juguetear con los pulgares mientras andaban.
—Supongo que con tantas para elegir encontrarás a una verdadera monada.
—El atractivo físico no está para nada en lo alto de mi lista de criterios, jefe. Buscaré a una cristiana temerosa de Dios que pueda cocinar, coser y disparar bien. No quiero a una de esas debiluchas del tipo «Ay, no puedo levantar eso, pesa demasiado». Quiero encontrar a una chica tenaz y trabajadora con algo de cabeza, fe y sentido común.
—Ah, sí, «Idaho: donde los hombres son hombres y las mujeres también» —dijo Todd entre risas.
—Lo digo en serio, Todd. Ya va siendo hora de que encuentre esposa. Ya casi tengo cuarenta años. Además, empiezo a notar que esto está un poco abarrotado, especialmente con el bebé dando sus primeros pasos.
Todd paró, miró directamente a los ojos de Dan y dijo:
—«Un hombre ha de tener la sabiduría para encontrar su propio camino.» Si crees realmente que ha llegado la hora de marchar lo harás con mi bendición. Estoy de acuerdo, las cosas se están poniendo demasiado apretadas por aquí. Y supongo que ahora que hay menos actividad delictiva no necesitaremos a tanta gente preparada para combatir aquí en el refugio.
Dan y Kevin viajaron a caballo hasta Potlach aquella misma semana. Volvieron tres días después. Todd convocó una reunión para hablarles de su viaje.
Dan estaba visiblemente eufórico cuando narró su informe.
—Mi misión fue un éxito total. El conocido como Comité de Vigilancia de Potlach ha acordado contratarme por un sueldo mensual de veinte dólares en moneda de plata. También me darán en propiedad una casa en la calle principal, siempre y cuando acceda a quedarme cinco años. También conseguí que los «titulares de plena propiedad» accedieran a proporcionarme toda la leña que necesite como parte de mi compensación. Me han dado el título de «sheriff». Puedo elegir a quien yo desee como ayudante. Voy a tener a un ayudante a tiempo completo a sueldo, así como todos los voluntarios sin paga que crea conveniente. Estoy ante una oportunidad excelente.
—¿No será peligroso? —preguntó Rose.
—Sí, claro que será un poco peligroso. Pero también lo era vivir en Chicago antes del colapso. Y por aquel entonces uno no podía llevar una pistola como defensa sin temor a ser arrestado. Ahora las cosas han cambiado. Yo seré la ley en Potlach.
Justo entonces, Mike Nelson silbó el tema principal de El bueno, el feo y el malo. Prácticamente todos le respondieron a coro imitando el sonido de la armónica.
—Tíos —protestó Dan—, no hay manera de conseguir un poco de respeto. Acabo de ser nombrado sheriff del pueblo y aun así me parodiáis.
—Es que eres tan parodiable, Fong —respondió Mike.
—Bromas aparte, todos te deseamos buena suerte. Estoy seguro de que tendrás mucho éxito. Te tendremos presente en nuestras plegarias diarias —dijo Todd.
Kevin le dio un codazo en las costillas a Dan y dijo:
—Me juego lo que queráis a que estará casado en menos de un mes. Aquí el amigo estaba prácticamente babeando con todas las bellezas de allá arriba en Potlach. —La habitación se llenó de bramidos, risas y silbidos.
—Oye, que yo también me di cuenta de que no quitabas ojo a las señoritas la mayor parte del tiempo que pasamos allá arriba, así que relájate. —Al oír esto Kevin se puso rojo y se sentó. De nuevo, la habitación se llenó de risotadas.
Al día siguiente, con la ayuda de Ken Layton, Dan se dispuso a devolver a la vida a su Toyota 4x4, que llevaba muchísimo tiempo parado. La tarea les supuso unas cuantas horas. Empezaron temprano, trasladando el carro de jardinería al aserradero. En él cargaban un gato, una botella de agua destilada, un hidrómetro, una lata de dieciocho litros de agua, una de dieciocho litros de gasolina, cinco cuartos de aceite, un filtro para aceite, un bote de espray de líquido de autoarranque basado en éter, el pequeño kit de herramientas de Mike, un par de cables de arranque y la batería del Power Wagon de Todd.
Al levantar la capota descubrieron que los ratones habían construido un nido encima del motor. Tras retirar el nido de ratones, reemplazar el aceite del cigüeñal y añadir agua a la batería y al radiador, descubrieron que era relativamente fácil poner el motor en marcha. El único problema que encontraron fue cuando Ken hizo pasar al auto un test de punto muerto. Tras diez minutos con el motor en marcha, una de las mangueras de calefacción se rompió, lo que hizo que el agua chorreara sobre el colector de escape y se formaran nubes de vapor. Tan solo tardaron un cuarto de hora en sustituir ambas mangueras de calefacción, para lo cual usaron el rollo de manguera de tres cuartos de pulgada resistente a las altas temperaturas de Todd.
Tanto el tubo del radiador inferior como el del superior seguían conservando su flexibilidad y no mostraban señal alguna de brechas. Fue una suerte, pues Dan no tenía ningún juego de tubos de repuesto. El stock de repuestos disponible en el refugio no hubiera servido de nada, la mayoría eran para Fords y Dodge Power Wagons de finales de los sesenta y principios de los setenta. Mientras estaban reinstalando la batería que habían tomado prestada del coche de Todd, Ken señaló la incompatibilidad de los tubos del radiador.
—Lo sé, lo sé —contestó—, si hubiera comprado un vehículo según el estándar del grupo ahora tendría una máquina capaz de aguantar muchos años. No me lo recuerdes. En aquel entonces yo era un idiota obstinado, y ahora me arrepiento.
Layton puso su mano sobre el hombro de Fong y dijo:
—Tengo noticias para ti, Dan. Sigues siendo bastante obstinado, pero al menos no eres un idiota. Nunca fuiste un idiota. Si lo hubieras sido no me habría asociado contigo.
Dan pasó los siguientes dos días repasando su equipo y cargando su equipaje en el vehículo. Pronto se hizo evidente que no tendría espacio para todo su equipaje y la comida almacenada restante. Cargó lo más importante y dejó el resto en una pila en el sótano. Le dijo a los Gray que volvería a recoger el resto y el caballo en la primera de lo que esperaba que fueran visitas regulares.
No hubo despedidas melodramáticas para Dan Fong. Simplemente dijo adiós a cada uno de los miembros de la milicia y a continuación montó en su camioneta. Salió por el portón frontal silbando al son de su cinta favorita de la Creedence Clearwater Revival.
Tres meses después llegó la noticia de que Dan se había casado con una viuda con dos niños mayorcitos. También oyeron que bajo la dirección de Dan, el Comité de Vigilancia de Potlach estaba instalando tres puestos de observación y escucha en tres de los lados de la ciudad, y un bloqueo de carretera en el cuarto.
En uno de los primeros sermones, el pastor Dave mencionó que pronto abriría una beneficencia para ayudar a los refugiados y a los más necesitados. Inmediatamente después del servicio, Todd y Mary se acercaron al ministro y le hablaron de su colección de monedas y equipo capturado a los saqueadores. El pastor Dave no dudó ni un segundo en aceptar el ofrecimiento.
Aquel día, más tarde, el pastor no pudo creer lo que veían sus ojos cuando empezaron a descargar la caja de la camioneta de Todd en la parte trasera del edificio de la iglesia. Cuando Todd sacó el saco de monedas, relojes y joyería, el pastor Dave exclamó: «¿Todo esto era de los saqueadores? Los caminos del Señor son inescrutables». La mayoría del equipo capturado fue subastado para ayudar a la beneficencia. Algunos milicianos, naturalmente, compraron aquello del equipo que habían deseado en secreto durante todo ese tiempo.
Alrededor del solsticio de invierno del cuarto año, Kevin le pidió a Todd que convocara una reunión especial. Dijo que quería hacer una proposición a la milicia al completo. Cuando todo el mundo estuvo reunido, Kevin empezó:
—Me gustaría sugerir la división de la milicia en dos. Podríamos abrir mi casa para acoger a la mitad de nosotros, mientras el resto podría quedarse aquí. Estas son las razones que he tenido en cuenta. Primero, realmente somos demasiada gente como para vivir confortablemente. Sencillamente no hay suficiente espacio. Segundo, otro refugio podría servir como posición de retirada en caso de que el otro acabe siendo consumido por las llamas o doblegado en un ataque. Tercero, el aislamiento creado al dividirnos en dos puede protegernos en caso de epidemia. Cuarto, en algunos de los grupos de refugiados que hemos visto pasar hay personas con muchísimo talento que no estamos aprovechando. Si nos dividimos en dos refugios es posible que podamos reclutar a unos cuantos miembros.
Tras hacer una pausa para permitir que sus palabras acabaran de calar, Lendel añadió:
—Esto significa que podremos aceptar gente con habilidades necesarias, como por ejemplo un médico, un veterinario, un fontanero, un carpintero o un herrero. Quinto y último, como mi casa está a un paseo podríamos comunicarnos por teléfono de campo y radio. Así, en caso de que uno de los refugios sufra un ataque, los miembros del otro podrían formar un equipo de asalto para flanquear a los atacantes. ¿Qué os parece la idea?
La propuesta de Lendel se discutió durante tres reuniones más a lo largo de los dos días siguientes. La mayor parte del debate se centró en si la casa de Kevin se podía o no convertir en un refugio defendible. Jeff zanjó el asunto al sugerir que cavaran una serie de túneles y búnkeres alrededor y debajo de la casa. Los búnkeres se podrían impermeabilizar con los cuatro rollos de lonas de plástico pesado restantes.
Jeff apuntó que como no habría suficientes planchas de acero disponibles, las ventanas de la casa no estarían bien protegidas. Para proporcionar protección balística a quien permaneciera tras las ventanas se podrían construir grandes cajas de madera y colocarlas justo dentro de las ventanas. Estas cajas irían llenas de rocas y tierra comprimida. Jeff mencionó el hecho de que la arena también serviría como relleno, pero que no era recomendable puesto que se saldría de las cajas en caso de que estas fueran alcanzadas repetidamente por los disparos. El principal inconveniente de las cajas, dijo Jeff, es que estas bloquearían la luz. Kevin estuvo de acuerdo pero agregó que mirándolo por el lado bueno, también servirían para absorber y liberar lentamente el calor acumulado por las ventanas solares durante las horas diurnas.
Cuando finalmente se sometió a votación, el plan de Kevin consiguió una victoria abrumadora. Se decidió que llevarían a cabo la división la primavera siguiente. Mike sería el cabecilla del nuevo refugio y Doug Carlton sería su coordinador táctico. Della Carlton quedaría a cargo de la agricultura. Kevin, como propietario de la casa, sería el coordinador logístico. Lon y Margie también se mudarían a la casa de Kevin. Mientras tanto, en el refugio original, Jeff pasaría a ser el nuevo coordinador táctico y Rose la nueva encargada de logística.