Deseo agradecer afectuosamente la contribución brindada por mí cuñada, Hilary Foister Benford, a este libro. Contribuyó significativamente al manuscrito, aportando sus especiales cualidades de comprensión e interés en la gente. Algunos personajes son en parte creación suya. Natural de Inglaterra y graduada en la Universidad de Cambridge, proporcionó una ayuda inapreciable en el desarrollo y mantenimiento de un idioma británico consistente. Sin su contribución, éste hubiera sido un libro muy distinto.
GREGORY BENFORD
Cambridge
Agosto de 1979
Me siento en deuda, por su asesoramiento técnico, a los doctores Riley Newman, David Book y Sidney Coleman.
Muchas facetas de esta obra han resultado mejoradas por mi esposa, Joan Abbe. Su paciencia y apoyo, así como el de mis hijos Alyson y Mark, fueron inestimables.
Por la corrección y redacción final del último borrador debo darle las gracias a Asenath Hammond. También me siento en deuda con David Curtis y Marilee Samuelson, Charles Brown, Malcolm Edwards, Richard Curtis, Lawrence Littenberg y especialmente David Hartwell, por sus comentarios acerca del manuscrito.
Muchos de los elementos científicos en esta novela son ciertos. Otros son especulativos, y ésos puede demostrarse, a la larga, que son falsos. Mi intención ha sido arrojar algo de luz a algunas notables dificultades filosóficas que presenta la física. Si el lector termina esta obra con la convicción de que el tiempo representa un enigma fundamental en la física moderna, entonces este libro habrá cumplido con su propósito.
GREGORY BENFORD
Cambridge
Agosto de 1979
A Richard Curtís, con mi agradecimiento