Agradecimientos

QUIERO darle las gracias a Rita Vivian, mi agente y guía, porque sin ella este libro no existiría tal y como es; a la editorial Longanesi, por la confianza con la que me han recibido; a mi madre, por no haber dejado de creer en mí ni siquiera un instante; a mis abuelos, por su apoyo incondicional; a Gaetano, Anna y Francesco Tirrito, por haber soñado conmigo; a Chiara Tirrito, porque con su manera de ser inspiró el personaje de Giulia; a todos los miembros de mi familia «adquirida», por el calor y el gran entusiasmo que han demostrado; a mis maestros, por todo lo que me han enseñado y, en especial, al profesor Alessio Asmundo, por el tiempo que me ha dedicado, al profesor Claudio Crinò, el auténtico Supremo, y al profesor Vincenzo Bonavita, por las aclaraciones; a Laura Barresi, por su tierno voto de confianza; a Amalia Piscopo, capaz, como pocas, de alegrarse de las satisfacciones ajenas; a Alessandra Roccato, por su generosidad intelectual; a Luisa Biasini, por las fulgurantes ocurrencias que le he robado; y, en general, a todos mis colegas de especialización, por no ser como Ambra Negri della Valle; a las pequeñas Camilla y Lulú; al añorado Ryszard Kapuscinski, porque Arthur tiene algo de él; a los Coldplay, una fuente de inspiración insustituible; a Queen, Franco Battiato, Enrico Ruggeri, David Bowie, Paul Bowles, The Drums y Morgan.

Y por último, aunque por encima de todos, a Stefano, mi centro de gravedad permanente.