ESTOY con Bianca. Nos rodean las paredes lechosas de su salón minimalista y los ventanales con vistas a la ciudad, inmóvil en el añil del cielo. Esquivo su mirada como si eso pudiese ayudarme a encontrar una solución.
Pero no existe. Lo único que cabe hacer es elegir.
Y yo elijo la verdad.
Bianca espera la respuesta a su pregunta. Una respuesta que recibe impasible.
—Estaba segura —murmura—. ¿Sabes, Alice? Tengo dos hipótesis principales sobre la muerte de mi hermana. Una que considero la más fundada y creíble. La otra es tan solo una opción que, sin embargo, no puedo excluir.
—¿Cuál? —pregunto intrigada.
Es la primera vez que alude a una posible alternativa.
—Supongo que imaginarás que la más fundada es que Doriana mató a Giulia, y creo que el resultado de tus análisis lo demuestra. La otra es que mi hermana se suicidase —concluye arrugando la nariz—. No estoy muy segura, que quede claro. Pero… ¿quién sabe? A fin de cuentas, era una persona autodestructiva.
—No lo sé, Bianca. Me parece improbable. ¿Dónde estaba el blíster de la pastilla? Además, los suicidas suelen dejar un mensaje, cosa que no hizo tu hermana. Puede que sea tan solo una sensación, pero… no creo que se haya suicidado.
Bianca reflexiona.
—Yo tampoco, pero, repito, no lo excluiría de buenas a primeras, en el sentido de que, a fin de cuentas, habría sido un final coherente con la personalidad de Giulia.
—¿Qué piensas hacer ahora? —le pregunto con sincera curiosidad.
Bianca sacude la cabeza; a continuación se pone en pie y mira por la ventana.
—Creo que, para empezar, me enfrentaré a Jacopo.
—¿Estás segura de que tenían una relación? —le pregunto.
—Por supuesto —contesta sin volverse, absorta en la vista de la ciudad—. He llegado a la conclusión de que era imposible que se quisieran en la forma en que lo hacían sin que hubiese algo más, algo que marcaba una diferencia.
Se sienta de nuevo, entristecida. En el aire flota la angustia.
—No sé cómo agradecértelo, Alice —añade con gracia, si bien con tono apesadumbrado—. Puedes estar segura de que lo que has hecho por Giulia será un secreto entre nosotras. Te lo agradezco, también de su parte —concluye con una sonrisa destinada a aligerar el aire tenso que respiramos, en vano.