Llegamos procedentes de Georgia. Quiero decir mi familia. A caballo y en carro. Lo sé casi a ciencia cierta. Sé que hay muchas cosas en la historia de una familia que no son hechos probados. De cualquier familia. Las historias se transmiten y las verdades se omiten. Es cosa sabida. Y supongo que alguien podría interpretarlo como que la verdad no puede competir. Pero yo no lo creo. Opino que cuando todas las mentiras hayan sido contadas y olvidadas la verdad seguirá estando ahí. La verdad no va de un sitio a otro y no cambia de vez en cuando. No se la puede corromper como no se puede salar la sal. No puedes corromperla porque eso es lo que es. Es de lo que uno habla. He oído compararla con la roca —quizá en la Biblia— y no puedo decir que discrepe. Pero la verdad estará ahí incluso cuando la roca desaparezca. Estoy seguro de que ciertas personas discreparían de eso. Bastantes personas, de hecho. Pero nunca he podido averiguar en qué creía ninguna de ellas.
Siempre intentabas estar disponible para los eventos sociales y yo, claro está, iba siempre a cosas como limpiar cementerios. Eso estaba bien. Las mujeres preparaban cena sobre el terreno y por supuesto era un modo de hacer campaña pero también estabas haciendo algo por gente que no podía hacerlo por sí misma. Sí, supongo que podría ser cínico al respecto y decir que no quería que anduvieran sueltos por ahí de noche. Pero yo creo que va más allá. Es comunidad y es respeto, cómo no, pero los muertos tienen más cosas que reclamarnos de las que nos gustaría admitir o incluso de las que podríamos llegar a saber y sus requerimientos pueden ser muy fuertes. Muy fuertes de verdad. Tienes la clara sensación de que no quieren soltarte. Así que, en ese sentido, cualquier cosa ayuda.
Es lo que yo dije el otro día acerca de la prensa. La semana pasada descubrieron a una pareja de California que alquilaba habitaciones a gente mayor y luego los mataban y los enterraban en el jardín y cobraban la pensión. Primero los torturaban, no sé por qué razón. Quizá tenían el televisor estropeado. Y ahora fijaos en lo que dijeron los periódicos. Cito textualmente. Dijeron: Los vecinos se alarmaron al ver a un hombre huir del establecimiento llevando puesto solo un collar de perro. Es imposible inventarse una cosa así. Y si no, intentadlo.
Pero eso fue lo que levantó la liebre. Y no los gritos de los ancianos y las sepulturas.
De acuerdo. Yo también me reí al leerlo. No se podía hacer gran cosa más.