Jimmy encontró el verdadero amor con Pier Angeli. Por ella, el eterno rebelde incluso accedió a vestir de smoking en las fiestas y consideró unirse a la Iglesia Católica para casarse con ella.
Desde su muerte, uno de los aspectos más debatidos en torno a la figura de James Dean ha sido el de sus verdaderas tendencias sexuales. ¿Era gay?, ¿hetero?, ¿bisexual? Lo cierto es que, durante los últimos años de su corta vida, Jimmy tuvo una serie de relaciones heterosexuales más o menos estables —las de Dizzy Sheridan, Barbara Glenn y Pier Angeli, fundamentalmente— en las cuales incluso llegó a hablarse de matrimonio. También tuvo varias novias con las que pasó buenos momentos, al menos durante un tiempo, entre ellas Beverly Wills, Arlene Sachs, Betsy Palmer, April Channing, Christine White, Lili Kardell y Ursula Andress. Y sus citas en Hollywood incluían a starlets tan bellas como Katy Jurado, Pat Hardy, Marilyn Morrison y Leslie Carón.
Su amigo Dennis Hopper es muy claro al respecto: «James Dean no era gay», afirma. «Los dos grandes amores de su vida en Hollywood fueron Pier Angeli y Ursula Andress. Pier se casó con Vic Damone. Ella le había pedido antes a Jimmy que se casase con ella, pero él le dijo que esperase hasta ver cómo avanzaba su carrera. Ursula Andress conoció a John Derek y plantó a Jimmy en el set de Gigante, después de que él se negase a casarse con ella por la misma razón.»
Paralelamente, sin embargo, existe otra línea de pensamiento que afirma que James Dean era homosexual. El autor de «Boulevard of Broken Dreams», Paul Alexander, revela que Jimmy tuvo una vida muy promiscua e incluso sadomasoquista en sus primeros tiempos como actor en Nueva York. Entre otros episodios escabrosos, el libro de Alexander habla de una o más sesiones de fistfucking (sexo anal practicado con el puño) en el apartamento de un joven bailarín, y de la afición de Dean a que le apagasen cigarrillos sobre su torso desnudo, lo que le valió el apelativo de «el cenicero humano». Estas afirmaciones parecen ser poco más que fantasías y leyendas, y nunca han estado respaldadas por ninguna base sólida.
Otros muchos han especulado con una tercera posibilidad intermedia: que Jimmy fuese activamente bisexual (un amigo íntimo, Jonathan Gilmore, se refería a él como «multisexual»). Más hombres que mujeres afirmaban haberse acostado con él; pero cuando su amigo Bill Bast hizo una lista de los homosexuales que insistían en que, en un momento u otro, Dean había estado con ellos, calculó que hubiese tenido que vivir más de cien años para hacer realidad todas sus afirmaciones.
El mismo Jimmy se encargó de sugerir esta posibilidad cuando dijo: «Bueno, ciertamente no voy por la vida con una mano atada a la espalda». Pero ¿qué era en realidad? No es raro que un joven gay, que aún está acostumbrándose a su sexualidad, tenga idilios con mujeres. Además, hay que tener en cuenta que Dean vivió en una época llena de tabúes, cuando las relaciones extramaritales eran temas de conversación prohibidos en público, y la homosexualidad, una «enfermedad» identificada con las drogas y el comunismo. ¿Habría llevado un estilo de vida abiertamente gay si las presiones sociales del momento no se lo hubiesen impedido? ¿Reprimía sus auténticos impulsos sexuales y se relacionaba con mujeres porque «supuestamente» tenía que enamorarse de ellas?
Lo cierto es que Jimmy era un gran experimentador, y que absorbía ávidamente todas las posibilidades que la vida podía ofrecerle. La teoría más plausible es que su breve interludio gay fue más un medio para impulsar su carrera que una verdadera tendencia sexual. Aparte de ser lo suficientemente ambicioso para explotar su atractivo físico, Dean también era lo bastante ambivalente para disfrutar de las atenciones sexuales de los maduros productores homosexuales que abundaban en el Hollywood de la época. Supuestamente, le confesó años después a su amigo Jonathan Gilmore que durante aquellos primeros meses le habían «chupado la polla» varios peces gordos de la industria, la famosa y poco honorable tradición del «sofá de casting.»
En este sentido puede interpretarse su relación con el agente publicitario Rogers Brackett, la única aventura abiertamente homosexual de su vida. Brackett conoció a Jimmy en el parking de la CBS en junio de 1951, y quedó inmediatamente fascinado por el apuesto joven. No tardó en llevárselo a vivir con él, convirtiéndose en su mentor y en su ocasional compañero de cama. Dean estaba obsesionado con tener su gran oportunidad, y Brackett era el trampolín que necesitaba para entrar en el negocio, así que no dudó en ceder a sus aproximaciones sexuales. Su relación se enfrió cuando Jimmy empezó a salir con Dizzy Sheridan, aunque esto no le impidió seguir aprovechándose de los contactos profesionales que Brackett le había proporcionado.
Cualesquiera que fuesen sus apetitos sexuales, Jimmy no pareció tener nunca excesivas dificultades para satisfacerlos. Ocasionalmente se pavoneaba de ello de un modo casi adolescente, refiriéndose a sus ligues femeninos indistintamente como «conquistas» o «clítoris».
En sus años de estudiante en Fairmount, parecía tener una marcada preferencia por las mujeres mayores. Incluso algunas profesoras cayeron totalmente rendidas ante sus encantos, hasta el punto de mejorar sus notas en varias ocasiones. En concreto, Jimmy se mostraba extremadamente atraído por Elizabeth McPherson, que daba clases de educación física a las chicas y también era estudiante de arte dramático. Tuvieron una corta relación, a pesar de que había una diferencia de edad de siete u ocho años entre ambos, lo que, a decir verdad, parecía preocuparla a ella más que a él. Su breve affaire terminó cuando Jimmy se graduó y se fue a vivir con su padre a California.
En la primavera de 1951, Jimmy conoció a Beverly Wills, hija de la comediante Joan Davis y novia de su amigo y compañero de piso Bill Bast. Aunque en aquellos días Jimmy estaba saliendo con Jeanetta Lewis, una estudiante del departamento de drama de la UCLA, le «levantó» la chica a Bast, un incidente que terminó temporalmente con su amistad.
Sin embargo, el romance no fue más allá del verano, cuando Beverly se fue a Paradise Cove para estar con su padre en su casa de la playa. Una tarde, Jimmy quedó con ella en el salón de baile del pueblo. Él no era un gran bailarín; Beverly no sólo era buena, era infatigable. Después de verla bailar durante horas y horas con una sucesión de chicos, Jimmy perdió la paciencia y explotó.
«Se puso hecho una furia», recordaba Beverly. «Agarró a un chico por el cuello y amenazó con ponerle los dos ojos morados… Yo corrí hacia la playa y Jimmy me siguió. Tuvimos una discusión y yo me quité el colgante de oro que él me había regalado.»
Dean se fue a Nueva York a buscar fortuna como actor en octubre de 1951. La primera novia que tuvo en la Gran Manzana fue una bailarina llamada Elizabeth «Dizzy» Sheridan, hija del pianista Frank Sheridan. La conoció una noche en el Rehearsal Club, un alojamiento para jóvenes actrices y bailarinas, y atrajo su atención leyendo al azar frases de una revista en el vestíbulo de la residencia. Su relación con ella fue muy diferente del idilio veraniego que había tenido con la «muñequita» Beverly Wills. En Dizzy encontró a alguien que se veía a sí misma como una artista y a quien le gustaba hablar sobre libros e ideas en los bares del West Side.
«Cuando conocí a Jimmy», recordaba Sheridan, «parecía un niño despeinado y hambriento que necesitaba un amigo. Después, descubrí que siempre tenía ese aspecto».
Poco después, los dos jóvenes se fueron a vivir juntos al Hotel Hargrave. Fue un romance muy íntimo, y finalmente sofocante para Jimmy, pero duró más (aproximadamente un año) de lo que estaban destinados a durar la mayoría de sus noviazgos. Iba a recogerla a sus clases de baile y después se dirigían a una cafetería o, si podían permitírselo, a «Jerry’s», su local favorito en Nueva York.
Con el tiempo, la pasión que habían compartido en los primeros días fue dando paso a una íntima amistad. La relación terminó cuando Dizzy aceptó una oferta de trabajo como bailarina en Trinidad, quizás un alejamiento deliberado de Jimmy y de la ciudad en la que habían compartido tantas cosas. Sin embargo, siempre siguieron apoyándose mutuamente y Dizzy continuaría entrando y saliendo de la vida de Jimmy hasta el día de su muerte.
En los meses siguientes, muchas mujeres cayeron en brazos de Dean, aunque esta vez sin un aparente propósito o compromiso serio. Ni siquiera su amigo Bill Bast podía llevar la cuenta del interminable desfile de chicas que siguieron a Dizzy Sheridan.
«Abordaba a una chica nueva en la oficina de Jane Deacy, o en “Cromwell’s”», recordaba Bast, «y estaba con ella durante unas horas o, como mucho, un día. Las chicas le acompañaban allá donde fuese: a la oficina de su agente, o a entrevistas, a ensayos, a cenar, o a su habitación».
La única representante del sexo femenino con la que Jimmy mantuvo algún tipo de relación duradera durante esos meses fue la actriz Barbara Glenn, a la que conoció en el bar «Cromwell’s» cuando «See the Jaguar» se estaba representando en Broadway.
«Yo estaba en “Cromwell’s” y vi a esa patética figura agazapada en un rincón», decía Barbara «Le pregunté a un amigo: “¿Quién es aquel del rincón?” y me dijo que era Jimmy Dean, un actor de “See the Jaguar.” Miré a Jimmy y parecía tan solo que no pude soportarlo. Le dije a mi amigo que se acercase y le pidiera que comiese con nosotros, y él vino y compartimos una mesa.»
Jimmy y Barbara mantuvieron una relación intermitente y tormentosa, siempre rompiendo y reconciliándose, hasta que él se fue a Hollywood en abril de 1954. Barbara tenía que viajar frecuentemente lejos de Nueva York debido a su trabajo, y Jimmy le escribía esporádicamente, sobre todo cuando se sentía solo o deprimido.
Su anterior noviazgo con Dizzy Sheridan había sido relativamente tranquilo gracias al buen humor y la sensibilidad de la joven. Esa había sido una época en la que Jimmy no tenía MG deportivo de Jimmy, montando a caballo en Griffith Park, o relajándose en la playa. Algunos columnistas de la prensa rosa pensaron que esto era demasiado bueno para ser cierto. ¿Estaba el demonio del este «reformándose» con la bella italiana?
Morena, menuda y con cara de ángel, Pier Angeli se hizo muy popular con sus películas para la MGM, pero su turbulenta vida sentimental traicionaba la imagen virginal que proyectaba en la pantalla y finalmente acabó sepultando su carrera en Hollywood.
«Solíamos ir a las playas de California y nos ocultábamos lejos de todas las miradas», recordaba la actriz poco antes de su muerte. «Pasábamos gran parte de nuestro tiempo juntos en la playa, sentados o haciendo el tonto como niños. Hablábamos sobre nosotros y nuestros problemas, sobre el cine y actuar, sobre la vida y la muerte… Teníamos un completo conocimiento mutuo… No hacía falta que nos viesen juntos en las premieres o en clubs. No necesitábamos estar en las columnas de cotilleos o en las grandes fiestas de Hollywood. Éramos como dos niños y así era como nos gustaba… Éramos jóvenes y queríamos disfrutar de la vida juntos, y lo hicimos. A veces simplemente íbamos en coche y parábamos en una hamburguesería para comer o íbamos a ver una película a un autocine. Todo era muy inocente.»
Pier Angeli estaba muy lejos de la clase de chicas que Dean había conocido hasta entonces: era tímida, reservada, frágil y seria. «A diferencia de la mayoría de las chicas de Hollywood», le dijo a un reportero, «ella es auténtica y genuina». Lo que quería decir en realidad es que no era otra de las starlets con las que el estudio se empeñaba en emparejarle en espurias «citas.»
Jimmy amó a Pier como nunca había amado a ninguna otra chica. Por ella, dominó sus hábitos más temerarios, optando en su lugar por dar paseos a la luz de la luna en las playas de California. Violada por un soldado americano a los quince años, Pier no era exactamente relajada en la cama, pero esto probablemente no molestaba a Dean. De hecho, se sentía mucho más intrigado por las mujeres que no estaban deseando acostarse con él.
Su historia de amor, sin embargo, estaba condenada al fracaso. La signara Pierangeli ya se había opuesto al romance de su hija con Kirk Douglas, y Jimmy le gustaba aún menos. Había dejado muy claro que Pier se casaría con un buen chico católico italiano, no con un salvaje rebelde cuáquero. La signora desaprobaba el aspecto desaliñado de Jimmy, las citas nocturnas y los coches rápidos. Sus modales dejaban aún más que desear. La primera vez que Jimmy acompañó a Pier a casa, varias horas más tarde de lo convenido, su madre les estaba esperando en la puerta. Ese tipo de comportamiento no estaba permitido en Roma, le informó. «Cuando estés en Roma, haz lo que hacen los romanos. Cuando estés en Hollywood…», murmuró Jimmy, sarcásticamente. No sorprende que la signora presionase a su hija para que se librase de su nuevo e impresentable novio.
Pero no era sólo la madre de Pier quien desaprobaba la relación. En MGM tampoco pensaban que fuese una buena idea; incluso su fiel agente y amiga, Jane Deacy, aconsejó a Jimmy que no se casara. «Si te casas con ella, serás Mr. Pier Angeli», le advirtió.
Dean estaba en un estado de aprensión y confusión con respecto al futuro de su romance. Cuando un amigo le preguntó si pensaba casarse con Pier, respondió: «Ella es intocable. Somos miembros de castas completamente diferentes. Ella es la clase de chica a la que pones en una vitrina y te dedicas a contemplar. De todos modos, su vieja no me traga. Y no puedo decir que la culpe».
El final de su relación con Pier cogió a Jimmy completamente desprevenido. Hacia finales de septiembre de 1954, concluido el rodaje de Al este del edén, Jimmy tuvo que marcharse a Nueva York para cumplir un compromiso televisivo. Pasó una última noche con Pier, tratando de convencerla para que le acompañase. Ella se negó y, al parecer, se produjo una agria discusión entre ellos.
El mismo día que Dean volaba hacia Nueva York, Pier se encontró con el cantante Vic Damone en los estudios de la Warner. Eran viejos amigos y llevaban mucho tiempo sin verse. Coincidieron esa misma noche en una fiesta, y al día siguiente Damone visitó a los Pierangeli para pedirles la mano de su hija. El cantante cumplía todos los requisitos de la temible signora: era católico, de origen italiano y muy educado. El 4 de octubre, Pier y Damone anunciaron su compromiso a la prensa. Jimmy quedó devastado al enterarse de la noticia y, durante un tiempo, se negó a creerlo.
«Cuando Jimmy se enteró de que Pier le había rechazado en favor de Vic Damone», recordaba Bill Bast, «cayó en una profunda depresión. Aunque había intentado mantener sus verdaderos sentimientos bien guardados, fue incapaz de reprimirlos. Era demasiado humano para evitar el dolor que acompañaba al rechazo. Todo lo que sabía era que el alivio del amor le había sido negado una vez más».
La última relación seria que Jimmy tuvo en su vida fue con la glamourosa actriz suiza Ursula Andress. Se conocieron en el verano de 1955, cuando él acababa de regresar del rodaje de Gigante en Texas y ella era una recién llegada a Hollywood.
La boda se celebró el 24 de noviembre en la iglesia de St. Timothy, en Rancho Park, y fue uno de los grandes acontecimientos del año en Hollywood. Jimmy observó lastimosamente la ceremonia desde el extremo opuesto de la calle, e hizo rugir ruidosamente su motocicleta cuando los recién casados salieron de la iglesia, antes de marcharse a toda velocidad entre una nube de humo e ira.
«Podría decirse que no estoy exactamente encantado y feliz de su boda con Vic», declaraba Dean algo más tarde. «No sé qué ocurrió. Supongo que cuando volví a Nueva York su familia y sus amigos le comieron la cabeza y le hicieron cambiar de opinión sobre mí (…) Ella me dio la noticia la noche antes de anunciar su compromiso, pero no me dijo quién era él. Me sentí hundido cuando supe que era Vic Damone. Bueno, quizá le gusta como canta. Espero que sean muy felices.»
¿Por qué Pier Angeli se casó apresuradamente con otro hombre si ella y Jimmy estaban tan enamorados? Leonard Rosenman, el compositor neoyorquino amigo de Dean, sugería una siniestra razón para la ruptura:
«Jimmy se emborrachaba con un par de vasos de vino, y cuando estaba borracho podía ser muy desagradable», explicaba Rosenman. «Su personalidad cambiaba completamente; era totalmente incontrolable y podía ser cruel. Era como Jekyll y Hyde. También se volvía violento, y tenía la reputación de pegar a sus novias. Supongo que pegó a Pier demasiadas veces y que ella se hartó.»
El matrimonio de Pier Angeli y Vic Damone fue tan impulsivo e imprudente como la mayoría de compromisos del showbusiness, y cuatro años después acabó con un divorcio y un largo litigio en los tribunales por la custodia de su único hijo. Un segundo enlace con el músico italiano Armando Trovajoli acabó tan tristemente como el primero, y cuando su carrera interpretativa declinó, volvió a Europa para trabajar en subproductos eróticos. Pier murió de una sobredosis de barbitúricos en septiembre de 1971, con sólo treinta y nueve años. El recuerdo de Jimmy siempre permaneció con ella, y «culpaba» a su fantasma del fracaso de sus dos matrimonios:
«James Dean es el único hombre al que he amado profundamente, como una mujer debería amar a un hombre», confesaba poco antes de su muerte. «Nunca he amado a ninguno de mis maridos del modo en que amé a Jimmy. Lo intenté, pero nunca duró. Me despertaba por la noche y descubría que había estado soñando con Jimmy. Estaba acostada en la misma cama que mi marido, pensaba en mi amor por Jimmy y deseaba que fuese él y no mi esposo quien estuviese a mi lado. Tuve que separarme de ellos porque no pienso que se pueda estar enamorada de una persona —aunque esté muerta— y vivir con otra.»
Con su sueño del amor ideal roto en mil pedazos, Jimmy ya no tenía ninguna razón para seguir comportándose bien, y empezó a vivir la noche de Hollywood. Con su amigo Lew Bracker, se dedicaba a perseguir a las mujeres en los bares y en las fiestas. Una de sus técnicas de seducción favoritas era llevarse a las chicas a casa y hacerles su famoso número del torero: cuando bajaba su capote y entraba a matar, simultáneamente se bajaba los pantalones y mostraba su miembro erecto. Más fiable, sin embargo, resultaba la apelación directa a los instintos maternales de una mujer, simplemente acurrucando la cabeza en su regazo. «Todas las mujeres quieren ser tu madre», le dijo a su amigo Joe Hyams, añadiendo que tenía más éxito con las mujeres mayores. Marilyn Morrison, exesposa del cantante Johnnie Ray, fue una de ellas, al igual que Barbara Hutton, la segunda exmujer de Cary Grant y alcohólica heredera del imperio Woolworth, que lo recogió una noche de insomnio en el bar «Googie’s» y se lo llevó con ella a una suite del Hotel Beverly Hills.
Jimmy solía reunirse cada medianoche en el «Googie’s», en Sunset Boulevard, con un grupo de compinches que llegó a ser conocido como los «Vigilantes Nocturnos.» En el centro de esta camarilla estaba una excéntrica criatura llamada Vampira. Nacida Maila Nurmi en Finlandia, era casi diez años mayor que Dean y los otros actores que la acompañaban. Tenía un show de televisión en el que presentaba películas de terror y cultivaba una imagen bizarra, basada en el personaje de Morticia Addams. Su amistad con Jimmy se debía a la curiosidad de este por el ocultismo y a las afirmaciones hechas por Vampira —o por su maquinaria publicitaria— de que tenía el don de la «comunicación espiritual».
Durante un tiempo se les vinculó románticamente. Pero si ella llegó a albergar algún sentimiento hacia Dean, lo cierto es que nunca fue correspondida. «No salgo con brujas», le dijo Jimmy concluyentemente a Hedda Hopper.
«Nunca salí con Vampira, y me gustaría aclarar esto», continuaba. «Tengo un cierto conocimiento de las fuerzas satánicas, y estaba interesado en saber si esta chica estaba obsesionada con estas fuerzas. Era un tema sobre el que yo quería aprender. La conocí y empezamos a conversar. ¡No sabía absolutamente nada! Usa su inane caracterización como una excusa para la más infantil expresión que puedas imaginar.»
Jimmy salió con una larga lista de starlets después de que Pier Angeli le dejase: Lili Kardell, Katy Jurado, Pat Hardy, Ella Logan… Pero su único romance importante fue con otra joven actriz europea, la suiza Ursula Andress, que unos años más tarde saltaría a la fama emergiendo del mar como una sensual sirena con bikini blanco en la primera película de la saga Bond, 007 contra el Dr. No (1962).
Andress acababa de llegar a Hollywood procedente del cine italiano, y en su primera entrevista en América dijo ser «la Marlon Brando femenina.» Jimmy y ella se conocieron en una fiesta en el verano de 1955, poco después de que él regresase del rodaje de Gigante en Texas, e iniciaron un romance tempestuoso y obsesivo.
Aunque sólo tenía 19 años, Ursula había vivido en Roma y en París, se había sentado en las rodillas de Jean-Paul Sartre y se había relacionado con el ambiente bohemio de los escritores y los artistas existencialistas. Era directa y anticonvencional, rasgos que atrajeron a Jimmy, pero también le gustaba discutir más que a ninguna otra chica con la que hubiese estado antes. Fue la única de todas sus novias que no aceptaba sus excentricidades, a menos que él pudiese convencerla de que había una buena razón detrás, y discutían y debatían incesantemente, en público o en privado. La prensa rosa decía con malicia que Jimmy quería aprender alemán «para poder discutir con Ursula en dos idiomas».
«Nos peleamos como los perros y los gatos», confirmaba Dean. «Pensándolo mejor, como dos monstruos. Pero después lo arreglamos y es divertido. Ursula no acepta mis chorradas y yo no acepto las suyas. Supongo que es porque los dos somos muy egoístas.»
Jimmy y Ursula se mantenían lejos de las fiestas y los clubes donde se movían los columnistas de cotilleos. Raramente asistían juntos a actos públicos y, según sus amigos, también pasaban separados la mayor parte de su tiempo libre. Su relación se basaba más en la pasión física que en la comprensión mutua. Vampira afirmaba que Dean sentía poco respeto por Andress, y que la estaba «utilizando por razones físicas. Ella era la voluptuosa pin-up».
Nadie, excepto la propia Andress, puede saber lo serio que fue realmente su romance, ni lo emocionalmente implicado que Jimmy estaba cuando ella le dejó para casarse con John Derek, joven galán en alza y futuro esposo de Bo. Vampira recuerda que Dean no la dejó marchar con mucha elegancia ni dignidad, persiguiéndola por todo Hollywood con su moto e irrumpiendo en un restaurante donde estaba cenando con Derek.
Dean encontró consuelo en las atenciones de otra joven actriz europea, la francesa Leslie Carón. «Las chicas extranjeras me intrigan», confesaba a un reportero. Quizá su aparente intangibilidad, su distanciamiento respecto a la típica mujer americana, las convertía en una proposición más excitante. Tras la muerte de Jimmy, se difundió ampliamente que Ursula Andress había llorado histéricamente al conocer la noticia y que se había culpado de ello por haber puesto fin a su romance.
¿Hacia dónde hubiesen llevado a Jimmy sus instintos y emociones si hubiese vivido más? Él sentía una gran empatía con la ternura y la calidez de las mujeres que conoció, y soñaba con crear algún día la unidad familiar que perdió siendo niño. Si hubiese vivido un periodo de tiempo normal, posiblemente hubiese terminado formando una familia, pero también es probable que hubiera seguido explorando la ambigua y andrógina sexualidad que formaba parte de su carácter profundamente experimentador.