«Empezamos a sospechar que algo grande iba a ocurrir con James Dean cuando llevábamos unos tres cuartos de película. Nunca he visto nada así en toda mi vida, incluyendo a Marlon Brando.» ELIA KAZAN
Elia Kazan había convencido a Jack Warner para que le permitiese dirigir Al este del edén, la versión cinematográfica de la última novela de John Steinbeck, una relectura de la historia bíblica de Caín y Abel ambientada en la California de principios del siglo XX. Publicada en septiembre de 1952, en noviembre ya era n°1 en las listas de best sellers.
Kazan acababa de regresar a Nueva York desde su casa de campo en Connecticut, donde había estado trabajando con Paul Osborn en un guión que descartaba gran parte de la novela original, e iniciaba la acción en el capítulo 37, alrededor de la época de la I Guerra Mundial.
Jean Deacy leyó una copia del guión de Paul Osborn y comprendió que Cal Trask, el personaje central de la cinta, se ajustaba como un guante al temperamento y a las dotes interpretativas de Jimmy Dean. Deacy pidió a Kazan que fuese a ver la interpretación de su cliente en «El inmoralista».
Al final, fue Osborn quien asistió a una de las representaciones de la obra en Philadelphia. Al día siguiente llamó a Kazan y le sugirió que considerase a Jimmy para el papel de Cal Trask. El cineasta había estado pensando en ofrecer el trabajo a Marlon Brando, al que había dirigido en «Un tranvía llamado deseo» en Broadway en 1947 y después en su adaptación cinematográfica de 1951, además de en ¡Viva Zapata! (1952) y La ley del silencio (1954). A petición de Osborn, sin embargo, aceptó ver a Jimmy, y le citó en las oficinas de la Warner en Nueva York.
Kazan había tenido algún contacto con Dean en el Actors Studio y había reconocido su talento. Las mismas cualidades de Jimmy como estudiante que no le habían gustado —su mal humor, rebeldía y orgullo— eran las que le hacían querer probarle para el papel de Cal.
«Cuando entré en la oficina, él estaba tumbado en un sofá en la sala de espera», recordaba Kazan en su autobiografía, «pareciendo resentido por ninguna razón en particular. No me gustó la expresión de su cara, así que le hice esperar. También quería ver cómo reaccionaba a eso. Parece que se aplacó, porque cuando le hice entrar había abandonado la pose beligerante. Intentamos hablar, pero la conversación no era su fuerte, así que nos sentamos mirándonos el uno al otro. Después me preguntó si quería dar una vuelta con él en su moto. No disfruté el viaje; se estaba exhibiendo. Cuando volví a la oficina llamé a Paul y le dije que este chico realmente era Cal Trask».
Jimmy no tuvo muchas dificultades para identificarse con el personaje. Aunque su infancia y adolescencia no habían sido infelices, nunca tuvo una relación cercana con su padre tras la muerte de su madre. Conocía la soledad y había sufrido el rechazo; y, como Cal, creía estar marcado de algún modo por la anormalidad o la maldad.
Estos paralelismos entre actor y personaje no eran accidentales. Kazan era muy consciente de ellos cuando consideró a Dean para el papel. «Le elegí porque él era Cal», explicaba. «Jimmy tenía un resentimiento contra todos los padres. Era vengativo; tenía un sentimiento de soledad y de ser perseguido; y era muy suspicaz.»
Pero la película, en particular el personaje de Cal, también era muy personal para Kazan, y su íntima identificación con el tema tuvo un significativo efecto en su relación con Jimmy.
«Lo que me atrajo de Al este del edén no es nada demasiado misterioso», reflexionaba. «La historia de un hijo que trata de complacer a un padre que le desaprueba era una parte. Otra parte era la oportunidad de atacar el puritanismo absoluto de “esto está bien y esto está mal”. Yo trataba de demostrar que el bien y el mal pueden mezclarse y que hay valores que tienen que mirarse más profundamente que con ese síndrome absoluto de aprobación y desaprobación de mis amigos de izquierdas.»
Kazan había estado en el centro de la «Caza de Brujas» del senador McCarthy tres años antes. Antiguo miembro del Partido Comunista, fue uno de los pocos «liberales» de izquierdas que cooperaron con el Comité del Senado, delatando a colegas y amigos que habían estado en el partido con él, y su delación había dejado una gran amargura en ambas partes. Su última película, La ley del silencio, había tratado con el tema similar de un joven que testifica contra un sindicato corrupto. Y ahora, en Al este del edén, este recuerdo político no estaba demasiado lejos de la superficie.
Esta fuerte identificación personal explica la íntima relación que Kazan y Jimmy establecieron durante la preparación y el rodaje de la película. El director estaba decidido a moldear el personaje a su modo, y su concepto era completamente diferente a la sociedad que había formado con Brando. El que Kazan lograse controlar a Dean se debió más que nada a la estrecha colaboración que desarrollaron desde el principio. Había una cálida armonía entre ellos, el artista veterano y su joven discípulo. No había evidencias de la habitual relación director-actor, sino que se comportaban simplemente como viejos amigos.
Kazan envió a Jimmy a conocer a John Steinbeck, que también vivía en Nueva York; la impresión del escritor fue la misma: no le gustaba el joven, pero en aspecto y modales, Dean era Cal Trask.
El casting de Al este del edén dependía en gran medida de la compatibilidad y el contraste entre los tres jóvenes protagonistas: dos hermanos y la novia de uno de ellos. La combinación de los actores considerados inicialmente para interpretar a Cal y Aron —Marlon Brando y Montgomery Clift, respectivamente— habría hecho que pareciesen mucho mayores de lo que se decía en la novela o en el guión, donde ambos son aún estudiantes.
Cuando las audiciones comenzaron a filmarse en Nueva York a mediados de febrero de 1954, la corta lista de candidatos se había reducido a James Dean, Paul Newman y Richard Davalos para los papeles masculinos; y Joanne Woodward y Julie Harris para el de la chica.
Newman, otro alumno del Actors Studio, estaba haciendo en ese momento un pequeño papel en la obra de William Inge «Picnic» en Broadway, y fue considerado para interpretar a Aron, el hermano mayor. Aunque tenía 29 años por los 23 de Jimmy, aún conservaba el aspecto fresco de alguien más joven, y les hicieron una prueba de pantalla juntos. Newman vestía una camisa blanca con pajarita y llevaba un cigarrillo detrás de su oreja izquierda; Jimmy vestía una camisa deportiva. Lo que sigue es parte del diálogo de su prueba conjunta:
Director (fuera de cámara): Eh, vosotras dos, reinas; mirad hacia aquí.
(Los dos miran a la cámara)
Newman: No quiero mirarle, es un amargado.
Director: Oh, sólo está haciendo su trabajo. Mira hacia el otro lado, entonces.
Dean: A mí tampoco me gusta él.
Director: Okey, ¿qué tal mirar directamente a la cámara?
(Jimmy y Paul miran hacia la cámara)
Director: Miraos el uno al otro.
(Paul y Jimmy se parten de risa mientras se miran a los ojos. Jimmy lanza nerviosamente algo al aire, cogiéndolo después.)
Director: Paul, ¿crees que Jimmy gustará a las quinceañeras?
Newman: No lo sé. ¿Va a ser un sex symbol? (Echa una rápida mirada a Jimmy.) No suelo salir con chicos. Pero con su aspecto, seguro… seguro, creo que se tirarán sobre él.
Director: ¿Qué dices tú, Jimmy?, ¿crees que gustarás a las chicas?
Dean: Claro. Todo depende de si ellas me gustan a mí…
Los dos podrían haber trabajado bien juntos, y Newman indudablemente hubiese sido un Aron más complejo y agradable. Sin embargo, Kazan se decidió por Richard Davalos, que ya había hecho en Hollywood una audición para el papel de Cal.
A modo de prueba, Kazan rodó una escena completa de la película en un plato, con Jimmy como Cal y Davalos como Aron. Esa secuencia no fue incluida en el montaje final porque la Oficina Breen (el aparato de autocensura de la industria) la consideró inaceptable debido a sus insinuaciones de homoerotismo e incesto. En el metraje de prueba, en blanco y negro, Cal y Aron están en su dormitorio; Cal, desnudo de cintura para arriba, toca la flauta sentado sobre su cama; Aron, en segundo plano, le observa desde la suya. A continuación, Cal se lamenta de que su padre quiere sólo a Aron y le rechaza a él. Es una lástima que esta escena no fuese incluida en la versión definitiva de la película, porque ayudaba a entender las motivaciones del personaje de Cal.
«El genio de Kazan es que incluso antes de que los actores se conociesen entre ellos, él sabía cómo reaccionarían entre sí», decía Davalos. «Era como química… Estábamos tan metidos en esos papeles, Jimmy y yo… tardé dos años en quitarme de encima ese personaje.»
A sugerencia del director, Jimmy y Richard compartieron alojamiento durante los preparativos y los ensayos, para crear la necesaria relación entre los hermanos.
Los dos actores cogieron un pequeño apartamento de una habitación frente a los estudios de la Warner y vivieron la realidad amor-odio de sus respectivos papeles como el hermano bueno y el hermano malo.
La preparación funcionó perfectamente. Ambos eran nuevos en el juego de la celebridad y compartieron la experiencia como verdaderos hermanos, ayudándose el uno al otro, pero al mismo tiempo compitiendo por conseguir el cariño y la atención. Cuando el rodaje se puso finalmente en marcha, las tensiones de su relación en la pantalla se habían hecho instintivas.
«Nos convertimos en Aron y Cal hasta el fondo», recordaba Davalos. «Se metió en nuestra vida social. Él hacía algo y yo le rechazaba, y me seguía calle abajo a unos veinte pasos de distancia. Valió la pena.»
El tercer rol central en Al este del edén era el de Abra, la novia de Aron que se siente atraída progresivamente por Cal. Julie Harris se había dado a conocer con The Member of the Wedding dos años antes, e inmediatamente impresionó a Kazan, quien pensaba que tenía «el rostro más compasivo que nunca haya visto en una chica». Tan pronto como terminó una obra en Broadway, se apresuró a contratarla.
El reparto juvenil de Al este del edén estaba cerrado. Dean había conseguido el papel más codiciado en Hollywood ese año y con un director que ya era famoso por sus descubrimientos de nuevos actores.
«Tengo predilección por trabajar con desconocidos, gente que está hambrienta», confirmaba Kazan. «Es una lucha a vida o muerte para ellos y dan todo lo que tienen en el papel. Esta cualidad desaparece después. Se vuelven civilizados y normales.»
El rodaje de la película iba a tener lugar en California, y Jimmy pretendía hacer el viaje de 6.000 kilómetros a través del continente en su Triumph 500. Sin embargo, la semana antes de marcharse a Hollywood se cayó con su moto; un accidente no lo bastante grave para lesionarle, pero sí lo suficiente para que Kazan le ordenase guardar la moto hasta que la filmación hubiese concluido.
Jimmy Dean en una pose publicitaria tomada en exteriores durante el rodaje de Al este del edén.
El 20 de febrero, Dean hizo su última representación en «El inmoralista». En las semanas que transcurrieron hasta que se marchó a California, se entretuvo participando en el drama «Mujeres de Troya», una traducción de la obra de Sófocles a cargo de Ezra Pound. Dirigida por Howard Sackler y coprotagonizada por Eli Wallach, Anne Jackson y Joseph Sullivan, «Mujeres de Troya» tuvo una única función en la Nueva Escuela para la Investigación Social de Nueva York. Durante esta informal producción, Jimmy conoció al compositor Leonard Rosenman.
Fue el inicio de una gran amistad y, de hecho, fue Jimmy quien hizo escuchar a Kazan la música que Rosenman había compuesto para la obra, convenciéndole de que era el hombre idóneo para escribir la partitura de Al este del edén.
Una aparición en un episodio de la serie de la CBS Danger titulado «The Little Woman», en el que interpretaba a un delincuente que huye de la policía, le mantuvo en Nueva York hasta comienzos de abril de 1954. Kazan regresó de unas vacaciones en las Bahamas, y el 8 de abril volaron juntos a Los Ángeles.
«Le recogí en un coche y llevaba toda su ropa en una bolsa de papel atada con una cuerda», recuerda el cineasta. «Jimmy nunca había montado en avión. No paraba de mirar hacia abajo por la jodida ventanilla. Era totalmente inocente. Todo era nuevo para él.»
Cuando llegaron al aeropuerto de Los Ángeles, una limusina de la Warner estaba esperándoles. Dean preguntó si sería posible que de camino al estudio pasasen por el lugar de trabajo de su padre para saludarle.
Kazan no puso ningún problema, porque le permitiría asistir in situ a la relación entre padre e hijo. El cineasta se sorprendió al ver la tensión que existía entre ellos, lo que reforzó su opinión de que Jimmy era la elección perfecta para el papel de Cal.
Aunque acababa de firmar un contrato de 18.000 dólares por hacer Al este del edén, Dean estaba sin blanca cuando llegó a la costa oeste, y pasó sus primeras noches en casa de Winton y Ethel, quienes ahora vivían en South Bundy Drive, cerca de Santa Mónica Boulevard.
Kazan le dijo a Jimmy que necesitaba dar algo de moreno a su piel y poner un poco de carne sobre sus huesos para adquirir el aspecto de un «auténtico» chico de granja que requería su personaje en la película. Dean aún tenía unas dos semanas libres antes de que empezasen los ensayos, y llamó a su viejo amigo Bill Bast, quien conocía un lugar en Borrego Springs, a unos ciento veinticinco kilómetros al sur de Palm Springs, donde podían ir. Los dos viejos amigos alquilaron un Ford descapotable y se perdieron en el desierto durante casi una semana, mientras Jimmy ordenaba sus pensamientos antes de enfrentarse a la vorágine de Hollywood.
«Kazan mandó a Jimmy al desierto para broncearse y le hizo beber un litro de nata al día», decía Bast. «Era bastante irónico engordarle para hacerle parecer un granjero, porque él ya era un granjero. Estaba delgado por eso. Yo nunca le había visto bronceado. Pero esa era la concepción que Kazan tenía de un chico de granja. Saludable y gordo. Jimmy lo odiaba. Le cortaron el pelo, le engordaron, le pusieron maquillaje, todo eso. Quizás para disimular el hecho de que no medía 1’80.»
Jane Deacy le había recomendado a Dick Clayton, de la agencia Famous Artists, como su representante en Los Ángeles. Un antiguo actor, Clayton había conocido a Dean dos años antes, cuando ambos tuvieron pequeños papeles en la comedia ¡Vaya par de marinos! Jimmy se apresuró a exigirle a su nuevo agente que consiguiese de la Warner un anticipo de setecientos dólares sobre su salario. Con el dinero, se compró un deportivo MG-TD rojo y un caballo, al que llamó «Cisco»; Dean tenía a «Cisco» en un establo del estudio, hasta que Kazan le ordenó llevárselo a un rancho cerca de Santa Bárbara.
El rancho se convirtió en uno de sus pocos escondites, donde podía escapar temporalmente de la atención de los fotógrafos o los columnistas, ansiosos por recoger los comentarios de este nuevo rebelde en la línea de Clift y Brando. Los veteranos ejecutivos del negocio ridiculizaban estas actitudes anticonvencionales como un burdo truco de los publicistas de la Warner. Después de todo, sus ropas desaliñadas y su actitud desdeñosa no casaban con la confortable vida de playboy que se estaba permitiendo en sus primeros días en Hollywood.
Aquellos que habían conocido a Jimmy en los años anteriores, sin embargo, tenían una opinión muy diferente. Nick Adams, que había trabajado con él en el anuncio de Pepsi Cola en 1951, decía:
«Jimmy era consecuente consigo mismo la mayor parte del tiempo. Nunca había conocido los buenos tiempos y quería saber cómo era. Ese era el único modo que conocía de decidir cuánto iba a aceptar de todo el asunto de ser estrella de cine. Una vez que empezó a funcionar, él se marcó su propio estilo de vida. Y lo que no encajaba en él, lo desechaba.»
El rodaje de Al este del edén comenzó el 27 de mayo en Mendocino, un pueblo a unos doscientos kilómetros al norte de San Francisco, haciendo las veces de Salinas en 1917. Las escenas en las que Cal sigue hasta un burdel a una mujer, que resulta ser su madre, se rodaron allí.
El 3 de junio, el equipo se trasladó al auténtico Salinas para filmar las secuencias de los campos de lechugas. El trabajo en localizaciones exteriores le dio a Jimmy el espacio para encontrar la realidad física del personaje que estaba interpretando, lo que la revista «Daily Sketch» describiría más tarde como «el granjero americano con los ojos de un animal herido.»
El 10 de junio el trabajo en localizaciones estaba finalizado, y dos días después la compañía llegó a los estudios de la Warner en Burbank para dos meses más de filmación. Kazan construyó un enorme decorado modelado a imagen del pueblo de Salinas, completo con una feria y una noria. Aquí se rodó la escena en la que Abra finalmente admite su atracción por Cal cuando están parados en lo alto de la noria.
Cartel promocional de Al este de edén. «A veces no se puede decir quién es bueno y quien es malo», rezaba el slogan.
En condiciones normales, esta secuencia se habría hecho proyectando una película por detrás de los dos actores, mostrando las luces de la feria por debajo. En vez de eso, Kazan alquiló una auténtica noria, la llevó a los estudios de la Warner, después pidió prestada una gigantesca grúa que la Disney había utilizado en el rodaje de 20.000 leguas de viaje submarino e izó las luces, el equipo de sonido y a los ingenieros de sonido en un precario equilibrio para capturar la escena del naciente romance.
La relación entre Jimmy y Raymond Massey —que interpretaba a Adam Trask, el padre de los hermanos— fue muy incómoda durante todo el rodaje, algo que, de hecho, requerían sus respectivos papeles. Massey representaba toda la rigidez a la que Dean se oponía. Un conservador temeroso de Dios, su forma de enfocar la interpretación era tradicional y perfeccionista, y no tardó en expresar su incomodidad con el estilo «alternativo» de su coprotagonista.
Massey no había sido contratado directamente por Kazan, sino que el actor había puesto como condición para aceptar un papel en Más allá de las lágrimas que también podría aparecer en la película de Kazan. Massey encontraba los largos preparativos de Jimmy para sus escenas —hacer ejercicios, saltar arriba y abajo, largas meditaciones en el camerino— excesivos y poco profesionales. Dean, que a veces no hablaba ni reconocía la presencia de alguien si estaba metido en el personaje, le parecía un jovenzuelo grosero y ofensivo.
Kazan aprovechó esta oposición mutua en una de las primeras escenas clave, cuando Adam ordena a Cal leer algunos versículos de la Biblia como castigo por haber sacado los bloques de hielo del nuevo almacén de su padre.
En esta secuencia, Adam y sus hijos están sentados a la mesa, y Cal empieza a leer la Biblia, primero a toda prisa, después puntuando enfáticamente su lectura con los números de cada versículo, lo cual enfurece aún más a su padre. Kazan quería que Adam finalmente explotase mientras Cal continúa desafiándole, pero Massey permanecía impasible; así que utilizó una de sus clásicas técnicas para provocar la reacción que buscaba.
Sin decírselo al religioso y puritano Massey, Kazan le dio a Dean nuevas frases en vez de los versículos de la Biblia. Cuando las cámaras echaron a rodar, Jimmy miró la Biblia y, regodeándose, empezó a decir: «El Señor es mi pastor, no debo chupar pollas, que te den por culo, que te jodan, mierda…»
Massey, rojo de ira, se levantó de un salto y empezó a gritarle a Kazan: «No voy a trabajar con esta persona. Será mejor que llames a mi abogado y…»
«¡Corten! ¡Corten!», interrumpió el director. «Cálmate, yo le dije a Jimmy que dijera eso.»
La paz se restauró. Pero las cámaras habían seguido rodando y Kazan obtuvo por fin la reacción que estaba buscando. Los diálogos se doblaron más tarde durante la posproducción.
La maquinaria publicitaria de Hollywood tenía su propio catálogo de agentes de prensa, relaciones públicas, reporteros, paparazzi y columnistas de cotilleos, y todos ellos se sincronizaban en la creación de extravagantes historias, anécdotas y detalles íntimos de las estrellas para satisfacer los voraces apetitos de los lectores de las revistas de fans. A Dean le provocaba nauseas la flagrante explotación de estas situaciones artificiales, pero durante un breve período de tiempo jugó su obligatorio papel en esta subcultura de lo hortera, asistiendo a citas preorganizadas con jóvenes starlets.
Jimmy escoltó en uno de estos eventos prefabricados, el estreno de Sabrina, a la actriz Terry Moore, una de las favoritas de las revistas de cine, cuya personalidad completamente maleable le provocó a su acompañante un estado de pánico.
«Organizaron una cita entre Jimmy y Terry Moore», explicaba su amigo Bill Gunn. «Terry (la chica de El gran gorila) era del tipo bomba sexual, y Jimmy me contó que una limusina le recogió a él y después fueron a recoger a Terry Moore. Y ella entró en el coche y sonrió y dijo, “Oh, hola”, y le miró, se apartó y se sentó muy erguida. No dijo ni una palabra en todo el camino, pero unos dos minutos antes de salir enfrente del cine, una gran sonrisa cruza su cara, le coge del brazo y empieza a hablarle al oído, simplemente blablabla. Y Jimmy no sabe qué está pasando. Salen y pasan toda la noche así. Ven la película, salen, vuelven al coche, ella se sienta muy recta, no dice ni una palabra, él la lleva a casa y ella se marcha… y no le ha hablado en toda la noche.»
Inevitablemente, cuanto más reaccionaba él contra la maquina publicitaria, más exposición recibía. Un día entró en la cantina del estudio y vio su retrato enmarcado colgado de una pared. Descolgó la fotografía y la estrelló contra el suelo. «Les dije que no quería esta mierda. Les dije que nada de fotografías en la pared», protestó. «No quiero fotografías mías en ninguna parte. ¿No pueden entenderlo? No quiero eso.» Al día siguiente el incidente fue adecuadamente publicitado, el último escándalo a sumarse a la larga colección de anécdotas del «chico salvaje».
A los estudios les gustaba que sus jóvenes estrellas asistiesen a las premieres. Jimmy fue obligado a escoltar a Terry Moore en el estreno de Sabrina. Su expresión de incomodidad vale más que mil palabras.
La actitud adoptada por los periodistas poco comprensivos quedó resumida en un artículo de Maurice Zolotov:
«James Dean era hosco, malhumorado, brutal, sin ningún elemento de amabilidad, sensibilidad, consideración por los demás o pasión romántica. Era físicamente sucio. Odiaba bañarse, cortarse el pelo, afeitarse o ponerse ropa limpia. Olía tan mal que las actrices que trabajaban con él le encontraban insoportable.»
Los columnistas de cotilleos estaban trabajando duro para construirle una vida amorosa a la nueva estrella de la Warner, anticipando un romance potencial cada vez que Dean asomaba la cabeza por la cantina del estudio, y catalogando a sus novias con la esperanza de que alguna de ellas sobreviviese a la primera cita. Para aquellos que le habían conocido en Nueva York, el interminable desfile de compañeras no tenía nada de extraño ni de novedoso. Jimmy pasaba las noches con ellas, jugaba a ser el escolta atento, las ignoraba si le aburrían, quizá se acostó con unas cuantas. Usualmente una chica duraba mientras no hiciese demasiadas exigencias emocionales, pero si una situación así surgía, Dean podía ser despiadadamente desdeñoso.
Durante los últimos quince meses de su vida, sólo hubo una chica que logró sacarle, aunque brevemente, de su autoabsorción. El mismo día que Al este del edén llegaba a los estudios de la Warner, la actriz Pier Angeli, cedida por MGM, se presentaba en un plató contiguo para coprotagonizar junto a Paul Newman El cáliz de plata.
No pasó mucho tiempo antes de que la joven italiana fuese presentada al famoso rebelde y animada por los publicistas de la Warner a tener una «cita» con él. Pero estas «citas» eran completamente diferentes a los flirteos organizados por el estudio. Pronto se les vio comiendo y cenando juntos, y sólo una semana después de conocerse, Pier pasó la tarde de su veintiún cumpleaños ayudando a Jimmy a lavar a «Cisco» en el rancho de Santa Bárbara. Como regalo de cumpleaños, Dean le regaló un brazalete y un collar de oro a juego.
Al este del edén estaba entrando en sus últimos días de rodaje y las expectativas ya eran muy altas. La sala de proyecciones siempre estaba abarrotada de gente para ver los copiones diarios, y el departamento de publicidad de la Warner había recibido la orden de preparar un tratamiento especial para la película y para su nueva estrella. Nadie quería decepciones, y Kazan el que menos.
«Jimmy tenía algo con Pier Angeli y estaba muy distraído», recordaba el director, «y eso estaba afectando a su trabajo, así que como yo estaba solo —mi mujer no estaba allí— le dije que iba a vivir en el camerino, ya que no quería dormir en el hotel. Me instalé en el camerino contiguo al suyo en el estudio. Así le tenía vigilado día y noche, para asegurarnos de acabar la maldita película».
El arreglo era más confortable de lo que parece a primera vista. Aunque a los actores no se les permitía vivir en el estudio durante los rodajes, los camerinos más grandes estaban equipados con un baño y una cocina. Kazan persuadió a la Warner para que hiciesen la vista gorda, y en lo que respecta al trabajo, esta íntima proximidad entre actor y director tenía sus ventajas. Kazan recordaba las dificultades de una escena en particular:
«Nos pasamos toda la tarde y Jimmy no la hacía bien, así que esa noche le di vino. Jimmy no podía beber mucho porque era inestable y el alcohol le afectaba, pero se tomó un par de copas de vino e hizo una escena genial.»
Pese a que reconocía su talento, los sentimientos personales de Kazan hacia Dean se habían ido deteriorando durante las últimas semanas de rodaje. «Dirigir a James Dean era como dirigir a la fiel Lassie», afirmó en una ocasión. «Yo le echaba un sermón, o le aterrorizaba, le halagaba furiosamente, le daba palmaditas en el hombro, o una patada en el culo. Era muy instintivo y muy estúpido en muchos aspectos.»
Jimmy, por su parte, nunca comentó en público sus dificultades con Kazan, y su alta opinión de él como director aparentemente nunca estuvo en tela de juicio. El actor acabó aceptando la impaciencia del cineasta de origen turco, y trabajó duro para no provocarle innecesariamente.
Richard Davalos reflexionaba acerca de los efectos que tuvo sobre la moral de Dean la exigente dirección de Kazan: «Jimmy no sabía cómo tomarse las críticas. No tenía una personalidad interpretativa que pudiese absorberlo y no dejar que le afectase demasiado personalmente. Estaba desconcertado.»
Fue Julie Harris quien mejor entendió la vulnerabilidad de su compañero de reparto. El propio Kazan admitía que «Julie Harris era muy amable y tolerante con Jimmy. Yo tenía que ser duro con él muchas veces, pero ella fue muy amable y siempre le apoyaba».
En la primera noche de Julie en Los Ángeles, Jimmy se ofreció a llevarla a dar un paseo por las colinas de Hollywood en su MG descapotable, a más de 100 km/h.
«Sabía que no podía decirle “Ve más despacio”», recordaba la actriz, «porque eso hubiese sido una bandera roja para él. Jimmy era volátil e impredecible, siempre tomándote el pelo. Pero había algo muy dulce en él, aunque era un chico malo. Para mí era como una especie de Tom Sawyer… manipulaba a la gente y sabía que lo estaba haciendo».
El rodaje de Al este del edén finalizó el 9 de agosto, y Kazan recordaba la sensación de expectación que se estaba desarrollando en torno a la película: «Empezábamos a sospechar que algo grande iba a ocurrir con Dean cuando llevábamos unas tres cuartas partes de rodaje. Podías ver que era muy bueno. Nunca he visto nada así en toda mi vida, incluyendo a Marlon Brando.»
Al concluir la producción, Dean empezó a sentir el no infrecuente anticlímax que sigue a la desbandada del equipo de una película. Julie Harris se lo encontró sollozando en su camerino, diciéndose a sí mismo: «Se ha acabado». Julie trató de consolarle diciéndole que aquello era sólo el principio de una gran carrera, pero Jimmy se mostraba inconsolable, y ella se dio cuenta de que para él, el final de un rodaje era como la ruptura de una familia.
Acostumbrado a vivir en espacios pequeños, Dean desalojó su camerino en la Warner solamente tras ser expulsado por el mismísimo jefe del estudio.
«Cuando Al este del edén terminó, Jack Warner se enteró de que Jimmy aún estaba viviendo en el plató», recordaba el ejecutivo Bill Orr. «Jack no quería que la gente se quedase porque no teníamos seguro para cubrir eso, y no hacía mucho que un incendio después de una fiesta había causado muchos daños. Hizo una excepción con Jimmy porque Kazan se lo había pedido, pero después de Al este del edén, quería a Jimmy fuera del plató. Un día Jack me llamó y me dijo que sacase a Jimmy del estudio al final de la semana. El viernes hablé con el guarda de la puerta para que le dejase quedarse hasta el lunes, porque aún no tenía un lugar donde vivir y estaba buscando uno. Cuando Jimmy volvió al plato el lunes, todas sus cosas le estaban esperando en la puerta.»
Jimmy, con gesto desconsolado en el campo de alubias.
Dean estaba furioso. Cuando se marchó esa mañana, juró que nunca volvería a trabajar allí. Warner Bros., al parecer, mantuvo un diplomático silencio, porque ya estaban negociando una extensión de su contrato. Jimmy se alojó temporalmente en Sherman Oaks, un suburbio de Los Ángeles, se compró una motocicleta nueva y calmó su ira quemando ruedas arriba y abajo por Sunset Boulevard.
Después de Al este del edén, la MGM pidió a la Warner la cesión de Jimmy para protagonizar la nueva película de Vincente Minnelli, The Cobweb (1955). Sin embargo, el estudio decidió que el papel —el paciente psicópata de una clínica psiquiátrica— no era el más adecuado para su nueva estrella y rechazaron la petición, pese a las protestas del propio actor.
Dean tuvo que conformarse con volver a Nueva York para cumplir algunos compromisos contractuales en televisión. Apareció en «Run Like a Thief», un episodio del programa Philco TV Playhouse, e hizo sin éxito una audición para la producción de Broadway de «La casa de té de la luna de agosto». Burgess Meredith consiguió el papel, que sería después interpretado por Marlon Brando en la versión cinematográfica. En cualquier caso, Jimmy no hubiese podido aceptar el trabajo, porque su contrato con la Warner sólo le permitía hacer teatro después de completar su tercera película para ellos.
Otras apariciones en la pequeña pantalla incluyeron «The Dark, Dark Hours» e «I Am a Fool», ambas para el programa General Electric Theater. En la primera, era un psicópata que irrumpe en la casa de un médico (interpretado por el futuro presidente Ronald Reagan), exigiendo atención médica para su compañero herido. «I Am a Fool», por su parte, era una adaptación de un relato corto de Sherwood Anderson, la historia de un anciano (Eddie Albert) que recuerda cómo perdió al amor de su vida debido a sus mentiras patológicas. Dean interpretaba al personaje de Albert de joven en una serie de flashbacks. El papel de Lucy, la chica de la que se enamora, le correspondió a Natalie Wood, una exactriz infantil de 16 años que afrontaba uno de sus primeros roles adultos. Aquel fue el principio de una amistad que se desarrollaría cuando volvieron a trabajar juntos un año después en Rebelde sin causa.
«El primer día de ensayos, todo el mundo llegó puntual excepto Jimmy», recordaba Natalie sobre su primer encuentro con Dean. «Como todo el mundo en Hollywood, yo había escuchado las historias sobre él y estaba francamente asustada… Después de una media hora, Jimmy entró por una gran ventana del edificio. Llevaba una sucia camisa de sport y un enorme imperdible sujetando la parte delantera de sus jeans. Saltó al suelo, echó un vistazo alrededor, cogió un guión de la mesa y se sentó en un rincón. El director le dijo: “Vamos, Jimmy, siéntate al lado de Natalie. Vas a tener que enamorarte de esta chica”. Jimmy ni siquiera me miró. Simplemente gruñó.»
Después del primer ensayo, los dos jóvenes comieron juntos.
«Encontramos una cafetería», continuaba la actriz, «y hablamos sobre el guión en el que estábamos trabajando. Después él dijo: “Yo te conozco. Eres una actriz infantil.” Yo dije que era cierto, pero que eso era mucho mejor que actuar como un niño. Al principio no lo cogió. Después empezó a reírse. Yo también me reí, y así fue como comenzó nuestra maravillosa amistad».
El 29 de septiembre, Jimmy hizo su última aparición pública con Pier Angeli en la premiere de Ha nacido una estrella en el Pantages Theater de Hollywood. Cogiendo a todo el mundo por sorpresa, la joven actriz anunció su compromiso con el cantante Vic Damone una semana más tarde. Damone, un viejo amigo de Pier, era educado, católico, de origen italiano, y aparentemente un mejor partido a los ojos de la ambiciosa y posesiva madre de Angeli, que desde el principio había presionado a su hija para que abandonase al hosco y maleducado Dean.
El inesperado fin de su romance destrozó a Jimmy. Por una vez, había salido de su caparazón y se había abierto a otra persona. Había llevado a Pier a visitar a su padre y su madrastra en Santa Mónica. Llamó a Jane Deacy a Nueva York y le dijo que quería casarse rápidamente. Tenía muchos planes de futuro. «Para bien o para mal, voy a pasar el resto de mi vida con ella», le dijo a Richard Davalos. Iban a comprarse una casa con un gran jardín en Beverly Hills y a llenarla de niños. Pasarían la luna de miel en Italia y tendrían una audiencia privada con el Papa.
La boda de Pier Angeli y Vic Damone tuvo lugar el 24 de noviembre en la iglesia de St. Timothy, uno de los grandes eventos sociales del año en Hollywood. Dean observó la ceremonia montado sobre su moto desde la calle de enfrente, con lágrimas en los ojos.
Supuestamente, Jimmy se marchó de Los Ángeles después de la boda y desapareció durante diez días. Algunos dicen que regresó a la granja de sus tíos en Indiana; otros, que se reunió con el actor Nick Adams y que los dos pasaron el tiempo construyendo un coche de carreras.
En cualquier caso, cuando reapareció en Hollywood, el montaje de Al este del edén estaba casi terminado. El 4 de diciembre, Elia Kazan proyectó la película para Jimmy y el resto del equipo en las oficinas de Warner Bros. Dos días después, el «Hollywood Reporter» informaba del primer preestreno con público en Huntington Park: «La gente se volvió loca con James Dean».
«En el primer pase de la película la platea estaba llena de chicos que nunca le habían visto», corroboró Kazan, «y en el momento en que Jimmy apareció en la pantalla empezaron a gritar y a chillar, y el cine se venía abajo…»
Independientemente de su infelicidad personal, Dean debió disfrutar de lo lindo al ver como algunos de sus viejos enemigos tenían que tragarse sus antiguos desprecios. Uno de estos casos fue particularmente llamativo: Hedda Hopper, una de las columnistas más influyentes de Hollywood, había desacreditado implacablemente el talento de Jimmy en el pasado, e incluso había rechazado su invitación para el preestreno de Al este del edén. Sin embargo, su amigo Clifton Webb la llamó más tarde para decirle que había visto una de las más extraordinarias interpretaciones de su vida.
Rápidamente se organizó un pase privado para Hedda, que aún estaba, según su propia confesión, decidida a no impresionarse. Después escribió: «No recuerdo haber visto nunca a un joven con tanto poder, tantas facetas de expresión, tanta pura inventiva.»
Aunque Jimmy se negó a aparecer, la premiere de Al este del edén congregó a un gran número de estrellas de Hollywood, y Marilyn Monroe fue una de las más brillantes.
A pesar del éxito de los preestrenos en California, Jimmy se mostraba aprensivo respecto a la recepción que público y crítica dispensarían a su primer papel protagonista. Y aún así, casi perversamente, hacía poco o nada por ayudar a la campaña promocional que precedió al estreno de la película. Lo que quería en realidad era volver a casa, primero a Nueva York y después a Fairmount. Pero en esta ocasión, fue algo más que una simple visita a sus amigos y familiares. Se convirtió en un ensayo fotográfico para la revista «Life», una oportunidad de presentar su nueva imagen al mundo.
Dean solía acudir a las fiestas que el director Nicholas Ray organizaba en su bungalow del Chateau Marmont, en Sunset Boulevard, con la intención de que la gente de talento se conociese, intercambiase ideas y formase alianzas. En una de estas reuniones, Jimmy conoció a Dennis Stock, un fotógrafo que acababa de llegar a Los Ángeles procedente de Nueva York, donde había ganado el primer premio en un concurso de la revista «Life». Los dos jóvenes empezaron a hablar sobre fotografía y no tardaron en hacerse amigos.
Después de ver un preestreno de AI este del edén, Stock se dio cuenta de que estaba asistiendo al nacimiento de una nueva estrella, y la idea de un reportaje fotográfico sobre Jimmy comenzó a tomar forma en su mente. Cuando le comentó la idea a su amigo, ambos coincidieron en que para dar la adecuada profundidad a la historia, tendrían que ir a Fairmount y a Nueva York, para de esta manera tener una perspectiva completa de su camino al estréllate El fotógrafo contactó con los editores de la revista «Life», que aprobaron la idea sin poner ninguna traba y le dieron un anticipo para gastos.
Jimmy y Dennis salieron para Nueva York a comienzos de febrero de 1955. Stock le fotografió en su destartalado piso de la Calle 68 Oeste, sentado en un aula en el Actors Studio, en una clase de danza con Eartha Kitt, tocando los bongos con Cyril Jackson, y en sus locales favoritos, el «Jerry’s Bar» y el «Cromwell’s».
La fotografía más famosa del reportaje se tomó una fría y lluviosa tarde de febrero en Times Square. Jimmy aparece caminando solo en medio de la tormenta, los hombros encogidos, las manos enterradas en los bolsillos de su abrigo, con un cigarrillo empapado entre los labios. Más que ninguna otra imagen, esta foto representa la soledad e introversión de Jimmy Dean, y ha sido continuamente reproducida desde entonces.
A continuación, los dos jóvenes se dirigieron a Fairmount, y se alojaron en la granja familiar de los Winslow. Jimmy asistió al baile del Día de San Valentín, visitó su antiguo instituto y la funeraria local. Allí, se metió en un ataúd y apremió a Stock a que le hiciese una foto, que más tarde serviría para apoyar la percepción común de que Dean tenía una preocupante obsesión con la muerte.
El reportaje fotográfico fue publicado en «Life» el 7 de marzo de 1955, durante la semana del estreno de Al este del edén. Stock se quejó de que los editores no supieron apreciar su enfoque casero. «¿Cómo podemos decir que esta es una estrella? ¿Cómo sabemos quién demonios es?», le preguntaron. Pero un editor rescató la historia: «Mirad, este chico va a ser realmente grande. Y Dennis es el único que le tiene, así que tenemos que ir con ello». Revelaron la verdadera identidad del chico de granja incluyendo también fotografías de Al este del edén y una nota explicativa en la primera página de la historia, que titularon «Malhumorada nueva estrella».
El estreno mundial de Al este del edén se celebró en el Astor Theater de Nueva York el 9 de marzo, y atrajo a una de las mayores multitudes que nunca se hayan visto en Times Square. Las entradas, a ciento cincuenta dólares cada una, incluían una cena en el lujoso Sheraton Astor Roof; los beneficios de la premiere se dedicaron, apropiadamente, al Actors Studio. Entre la constelación de estrellas que asistieron a la velada estaban Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Eva Marie Saint… pero ni rastro de James Dean.
Aunque había pasado por delante del cine uno o dos días antes para ver su nombre y su imagen prominentemente desplegados en la marquesina, Jimmy telefoneó a Jane Deacy unas horas antes del estreno y le dijo que no pensaba asistir. «Lo siento, “Mami”, pero ya sabes que no puedo hacer este número,» se excusó. «No puedo soportarlo».
Jane Deacy alertó a los ejecutivos de Warner Brothers, y se hicieron frenéticos esfuerzos por contactar con él. Pero era demasiado tarde. Dean había llamado a su agente desde el aeropuerto, y mientras la película se proyectaba en Nueva York, él estaba en un avión con rumbo a Los Ángeles.
El crítico Jack Moffit, del «Hollywood Reporter», fue uno de los que más se acercaron a predecir el extraordinario efecto que Jimmy tendría sobre el público de su propia generación:
«El valor en taquilla de un atractivo y dinámico joven actor llamado James Dean», escribía. «Este es el chico que puede cautivar a los típicos fans del cine, les gusten o no las historias trágicas. Es una rareza, un joven intérprete que es un gran actor, y la atormentada elocuencia con la que expone los problemas de la juventud incomprendida puede llevarle a ser aceptado por el público juvenil como una especie de símbolo de su generación.»
«Time» le describió como «un joven de Indiana que es incuestionablemente la mayor noticia de Hollywood en 1955».
En «Los Angeles Examiner», Dorothy Manners decía: «Todo lo que han oído sobre James Dean es cierto. Es un gran actor joven cuya interpretación del atormentado “hermano malo” es un raro logro… y también lo sería para un actor del doble de su edad y experiencia».
Una de las pocas notas discordantes la puso Bosley Crowther, que le describió en el «New York Times» como «Una masa de histriónico pan de jengibre. Hace pucheros, farfulla, se apoya en las paredes, se traga las palabras… todo lo que Brando solía hacer. Nunca hemos visto a un actor seguir tan claramente el estilo de otro. Lo que pudiese haber de razonable tormento en este joven está enterrado bajo su torpe exhibición».
Al este del edén se convirtió en un gran éxito de taquilla cuando se estrenó para el gran público en Nueva York y Los Ángeles. La misma historia se repitió en Londres, París, Roma…
Francois Truffaut, escribiendo en la prestigiosa «Cahiers du Cinema», reconocía las hechuras de una figura de culto:
«Al este del edén es la primera película en proporcionarnos un héroe baudelairiano, fascinado por el vicio y el contraste, amando y odiando a la familia al mismo tiempo», decía en su artículo el cineasta francés. «James Dean ha triunfado al dar viabilidad comercial a una película que de otro modo apenas hubiese merecido la atención, insuflando vida a una abstracción, interesando a un público masivo en los problemas morales tratados de un modo inusual… Sus poderes de seducción —sólo hay que escuchar la reacción del público cuando Raymond Massey rechaza su dinero— son tales que puede matar al padre y a la madre en la pantalla con la plena bendición del público.»
Habiéndose resistido tanto al brillo de Hollywood, Jimmy Dean no estaba preparado para una reacción popular tan espectacular como la provocada por Al este del edén. Fue la única de sus tres películas que vio estrenada. No viviría para volver a saborear un éxito igual.