¿Quién podrá enseñar a un niño cómo es? ¿Quién lo llevará hasta las estrellas y le pondrá la medida de la distancia en la mano? ¿Quién podrá amasar la muerte de un niño con ese seco pan oscuro, o dejarla allí, dentro de su redonda boca, como el corazón de una bella manzana?… Es fácil descubrir a los asesinos. Pero esto: abrazar la muerte, la muerte total, tan dulcemente, en el umbral de la vida, sin un lamento… esto es indescriptible.

De «La cuarta Elegía de Duino»;

RAINER MARIA RILKE

… busco la región esencial del alma, donde el mal absoluto se enfrente con la fraternidad.

Lazare, 1974

ANDRÉ MALRAUX