En la publicación de un libro se dan sucesivamente cinco hechos significativos. El primero es el estremecimiento y la excitación que producen la conceptualización y el desarrollo iniciales. En esa primera etapa, las ideas se presentan, se desarrollan, se modifican, se descartan, se reevalúan y reformulan. Lo mismo que gran parte de todo nuestro trabajo, este volumen deriva tanto de la necesidad clínica como de la curiosidad científica. Entre los casos de prácticamente todos los terapeutas de nuestro Centro había pacientes con algún trastorno de la personalidad. La idea de esta obra surgió de los seminarios clínicos semanales dirigidos por Aaron T. Beck y, a medida que se desarrollaba, contamos con las aportaciones y los insights clínicos de nuestros colegas de la Universidad de Pennsylvania y de los diversos Centros de Terapia Cognitiva de todo el país; reciban aquí nuestro reconocimiento. Muchos de esos colegas se convirtieron en coautores y tuvieron una influencia significativa en la dirección y el contenido del libro. Su perspicacia y su calidad como clínicos se reflejan en este volumen.
El segundo acontecimiento importante en el nacimiento de un libro es la reunión y el cotejo de los originales. Las ideas ya se han concretado y se han volcado en el papel. Así empieza el proceso de dar forma al volumen. Estamos inmensamente agradecidos a Lawrence Trexler por haber asumido la responsabilidad de revisar y pulir los diversos capítulos. Él ayudó a dar cohesión y continuidad al proyecto.
El tercer momento importante se produce cuando se envía al editor el borrador del original. Seymour Weingarten, gerente editorial de The Guilford Press, ha sido simpatizante de la terapia cognitiva durante muchos años. (Gracias a la sabiduría y previsión de Seymour se publicó el ahora clásico Cognitive Therapy of Depression hace una década). Su apoyo, aliento e insistencia ayudaron a que la obra avanzara hacia su estado final. Judith Grauman, supervisora editorial, y Marie Sprayberry, nuestra supervisora de manuscritos, trabajaron para hacer legible el texto, manteniéndose fieles a su contenido y propósito. Todos ellos junto con el resto del personal de Guilford completaron nuestro trabajo.
La cuarta etapa en el desarrollo del libro llega con la preparación final y la mecanografía del manuscrito. Tina Inforzato vigiló la confección y el mecanografiado definitivo de los diversos borradores de los capítulos. Pero cuando realmente se destacó fue al final de la partida. Reunió las referencias erráticas, introdujo millones de cambios y correcciones y realizó la copia y los disquetes a partir de los cuales se compuso el libro. Karen Madden estuvo al cuidado de los borradores sucesivos: le agradecemos su constancia. Donna Battista ayudó a Arthur Freeman a conservar el orden a pesar de sus diversos proyectos. Barbara Marinelli, directora ejecutiva del Centro de Terapia Cognitiva de la Universidad de Pennsylvania, cargó como de costumbre con una gran responsabilidad, y le permitió a Beck concentrarse en la creación de este libro y en otras tareas académicas. El doctor William F. Rainieri, presidente del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Medicina y Odontología de Nueva Jersey, Escuela de Medicina Osteopática, ha sido un defensor de la terapia cognitiva.
La etapa final llega con la publicación. Con todo lo que ha sucedido hasta ese momento, esto es casi un anticlímax. Nuestro trabajo queda entonces en manos de ustedes, nuestros colegas, a quienes esperamos que les resulte útil.
Damos las gracias de todo corazón al juez Phillis Beck y a la doctora Karen M. Simón. Como grandes compañeros que son, nos han dado respaldo y aliento para esta y muchas otras aventuras.
La colaboración entre los autores se inició como un vínculo de alumno y maestro, y progresó durante los últimos trece años hasta convertirse en una relación de respeto mutuo, de admiración, afecto y amistad. Hemos aprendido mucho uno de otro.
Finalmente, los pacientes con los que trabajamos a lo largo de los años nos han permitido compartir con ellos su carga. Su dolor y su angustia fueron nuestra motivación para desarrollar las teorías y las técnicas denominadas «terapia cognitiva». Nos enseñaron mucho, y esperamos haberles ayudado a llevar vidas más plenas, más completas.
AARON T. BECK y ARTHUR FREEMAN