QUERIDA HERMANA:
Ayer llegué a este familiar paraje serrano. Durante el viaje pensé mucho en ti y en Carlos Samuel. Analicé las circunstancias que precedieron su nacimiento; repasé sus cualidades, tendencias y defectos, enfoqué cada una de tus preocupaciones. A medida que me iba aproximando a estas sierras e inhalaba su olor vegetal, se imponían en el centro de mi atención los recuerdos de días muy gratos vividos aquí con tu hijo. Creo que debes enviármelo, para que converse libremente con él, para que sus pensamientos se lancen al espacio como pájaros, sin ataduras o reconvenciones. Si existe una vocación latente en Carlos Samuel, tendrá que evidenciarse.