HAN transcurrido unos cuantos años desde que atravesé uno de esos espejos junto a Elliot para adentrarme en el mágico mundo de los elementales. Todo empezó allá por el año 2003, cuando comencé a redactar las primeras líneas de lo que ha terminado por convertirse en esta saga de cinco libros.
Ahora que las aventuras de Elliot llegan a su fin, me gustaría mostrar un especial agradecimiento a todas aquellas personas que han colaborado y ayudado a que este proyecto llegue a todos vosotros.
Quiero expresar mi agradecimiento a todo el equipo de Montena, especialmente a Teresa Petit que fue quien primero creyó en este proyecto. También quiero agradecer toda la labor desarrollada por Yolanda Batallé para hacer que este libro llegue mejor a todos vosotros y, por supuesto, a Judith Sendra, cuya labor en el diseño gráfico de las cubiertas ha encandilado a todo el mundo, empezando por mí mismo.
Tampoco quiero olvidarme en estas breves líneas de mi familia, padres y hermanos, que siempre han estado apoyándome y dándome ánimos para seguir adelante con mi aventura literaria. También quiero agradecer el apoyo de amigos y conocidos, especialmente de Mariví y Antonio Serrano, los primeros que se atrevieron a leer mis textos.
Finalmente, no quiero dejar de agradecer a todos aquellos que me animan a seguir adelante y me hacen llegar numerosas opiniones y sugerencias a través de los e-mails y participando en los foros de mi web www.joaquinlondaiz.com
. Gracias también a Miguel Ángel González Marrero, de Venezuela, que con su hechizo Ignimanus logró rescatar a nuestros amigos de las garras del Yeti en el monte Everest…