A mi buen amigo Mark Masters, un hombre de una creatividad,
determinación y logros extraordinarios. Es la prueba viviente
de todo aquello sobre lo que escribo: que un hombre solo,
mediante su gozoso amor por la vida, el valor de la decencia,
y la firmeza desprovista de odio, puede inspirar a todos
quienes lo conocen con la nobleza del espíritu humano.