Últimamente, y bastante a menudo, se me pide que escriba una historia de ciencia ficción que encaje con un tema en particular, y entonces es para mí un asunto de orgullo personal salir airoso del encargo, si su lado financiero encaja también conmigo.
En este caso en particular, una publicación dedicada a la tecnología de computadoras me dijo que deseaba dos mil quinientas palabras (porque según la tarifa por palabra que les sugerí, ese era el número de palabras que les permitía su presupuesto) acerca de una sociedad futura en la cual la incapacidad de utilizar la tecnología de las computadoras fuera el equivalente al analfabetismo en una sociedad anterior. Lo que sigue fue exactamente lo que obtuvieron. La historia fue escrita en abril de 1981.