¿POR QUÉ LOS VIEJOS NO DEBERÍAN ENLOQUECER?

¿Por qué los viejos no deberían enloquecer?

Hay quien ha visto a un joven prometedor

que tenía un firme pulso para pescar con caña

volverse un periodista borracho;

una muchacha que se sabía todo Dante

acabar dándole hijos a un imbécil;

una Helena que soñaba con el bienestar social

subirse a una vagoneta a gritar.

Algunos creen que es normal que el destino

mate de hambre a los buenos y ayude a los malos,

que si sus vecinos se mostraran claramente

como sobre una cortina iluminada

no encontrarían una sola historia

de una mente dichosa y entera,

una meta digna del comienzo.

Los jóvenes no saben nada de esto,

los viejos observadores bien lo saben;

y cuando saben lo que cuentan los viejos libros,

y que no hay nada más que rascar,

saben por qué un viejo debería enloquecer.