EN LAS SALAS DE TARA

Elogio al hombre que en las salas de Tara

dijo a la mujer en su regazo: “Estate quieta.

Voy a cumplir ciento un años. Creo

que algo está a punto de ocurrir,

creo que la aventura de la vejez comienza.

A muchas mujeres les he dicho “Estate quieta”,

y les he dado cuanto una mujer necesita,

techo, ropa buena, pasión, amor quizá,

mas nunca pedí amor; si lo pidiera

de verdad sería viejo.”

                                       Y entonces el hombre

fue a la Casa Sagrada y se puso entre el arado de oro

y la grada y habló en voz alta para que pudieran

oír todos los presentes y las gentes que pasaban:

“He amado a Dios, mas si pidiera ser correspondido

por Dios o por mujer, llegada sería la hora de morir.”

Mandó que cuando fuera a cumplir ciento dos años

sepultureros y carpinteros hicieran tumba y ataúd;

vio que la tumba era honda y recio el ataúd,

llamó a las generaciones de su casa,

se tendió en el ataúd, dejó de alentar y murió.